Duda tardía Walter Rago
Paseaba
con sus nietos por el Mercado de Pulgas, mirando entre distraído y aburrido,
artesanías y artefactos olvidados. De pronto, al llegar a la mesa de los viejos
teléfonos, se detuvo frente al más antiguo, observó cada cable, cada pieza y al
entender su funcionamiento, sintió un frío que lo atravesaba.
Comprendió,
recién entonces, que aquel teléfono del hotel, en 1935, en realidad no había
estado conectado.
¿Y
si ella hubiera llamado…? Entonces… ¿podría haber sido feliz…?
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