viernes, 3 de octubre de 2014

Alicia Chillifoni


             CAMINITO DE HORMIGAS Alicia Chillifoni


                                                                                                                             A Emiliano

  ¿Cómo es no ver cuando hasta ayer veías? Cierro los ojos. Trato de imaginarlo, sabiendo que no podré medir el alcance de ésta, tu repentina noche, de esa capucha insondable, inamovible.

Sin embargo te veo empeñado en sobrellevarlo, en vencer tu abatimiento, injertándole ojos a las yemas de tus dedos y a tu blanco bastón que te precede como una extensión de tu brazo derecho, y que va explorando para contarte el panorama que te contiene.

Como un caminito de hormigas sobre el rectángulo de nieve del papel, así veo hoy mi nombre, por primera vez. Hormigas quietitas como en una fotografía. Caminito chueco, indeciso, nunca imaginado para una insólita caligrafía que anuncia cómo me llamo. ¡Lo había visto de tantas maneras! Pero así, nunca…

Fue necesario que me lo leyeras vos. Son algo así como tus palotes en ésta, tu nueva etapa, la del Braille. Pronto esculpirás  tus poemas. Me conviene ir aprendiendo el simbolismo de cada estrellita en esta constelación que contemplo azorada y conmovida, para poder leerte de aquí en más (no me lo perdería por nada), lo mismo que vos podrás leer lo que se te antoje cuando hayas aprendido lo suficiente.

Mientras tanto te escucho con los ojos cerrados cada vez que en el taller de lectura recitás poemas de Machado, de Miguel Hernández, de Silvio Rodríguez, con tanta emoción como  cuando se revén álbumes de fotos entrañables. Así los leés descifrándolos en los archivos de tu memoria de los días de luz.

Se dice que cuando ocurren estas cosas no hay que preguntarse el por qué. Debe ser porque nunca hallaremos la respuesta. Hay que echarse el misterio al hombro y seguir, en la noche como en el día, siempre seguir, aferrándonos a la vida. A esta vida cuyas jugarretas de pronto no comprendemos, que tantas veces nos desorienta y nos rebela, pero que siempre se las ingenia para hacernos ver que aún vale la pena jugarse y vivir, como dice el tango. Si al fin de cuentas, la vida es un tango.

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