sábado, 31 de enero de 2009

ANALÍA PASCANER


LA LOCURA Y LA MOSCA (*)

Termino de almorzar, pido permiso para levantarme de la mesa y subo volando a mi cuarto para jugar a lo que más me gusta cuando estoy solita. Yo actúo, soy la mejor actriz y me sé todas las escenas, y la mejor de todas es cuando el príncipe azul me rescata porque estoy en peligro de muerte. ¡Eso sí me gusta mucho! Pero tengo poco tiempo para actuar porque cuando aparecen mis hermanos me da vergüenza, ellos me miran y se ríen de mí.
Mi mamá sube un rato después y va al baño, después se asoma a la puerta para preguntarme si hoy también estoy segura que no dormiré la siesta. Digo que no con la cabeza y le prometo quedarme muy calladita dibujando y pintando.
Nunca supe por qué mi mamá me obligaba a dormir cuando había sol. Antes yo me hacía la dormida pero siempre me descubría porque decía que ella escuchaba todo, hasta el volar de una mosca, cosa que no entendí nunca porque en mi dormitorio no hay moscas.
Mi mamá desaparece y vuelvo a jugar a ser actriz hasta que los actores y el público se van a dormir la siesta y luego me siento a pintar porque también el príncipe azul se fue a dormir.
Frente a mi escritorio hay una silla con cinco maderitas en el asiento, pero dos están sueltas y cuando cenamos, mi mamá reniega con mis hermanos para que claven las maderas porque el ruido la vuelve loca. Eso tampoco lo entiendo bien y me asusta mucho porque yo no quiero que mi mamá se vuelva loca. Debe ser muy feo tener una mamá loca.
Dibujo y pinto muy tranquila y sin molestar y ni siquiera canto un poquito. Me arrimo al escritorio haciendo que la silla se vaya hacia adelante entonces las dos patas traseras quedan en el aire, después apoyo toda la silla en el suelo y las dos maderitas sueltas hacen un ruido gracioso al caer: tzac-tzac. Me arrimo hacia adelante y… tzac-tzac, y otra vez hacia adelante y… tzac-tzac. ¡Eso sí me gusta mucho! Me divierto tanto que me olvido que el ruido y la mosca que nunca vi vuelven loca a mi mamá.
De pronto escucho: "Luuupiii, traeme una maderita…" Mientras levanto una de las maderas sueltas de la silla, llamo en silencio al príncipe azul para que me salve de esta situación peligrosa. Entro despacito en la habitación de mamá cerrando un poco mis ojos para ver mejor. Ella pide que me acerque a su cama, entonces me pega con la maderita en la cola. Me duele bastante pero aprieto mis labios para no llorar delante de ella y cuando vuelvo a mi habitación lloro mucho por la traición del príncipe azul que no me rescató.
No entiendo por qué mi mamá me pega, no sé si es porque se está volviendo loca o porque tal vez hay una mosca escondida en mi pieza a la cual yo nunca he visto volar.
Invierno 2002


(*) Publicado en la revista literaria Con voz propia de la ciudad de Catamarca. La autora es directora de la misma.

LORENZO BRANCALEONE


LA ARMADA BRANCALEONE


Tiempo

Sería bueno tener tiempo de tener tiempo. Tiempo para la cosecha, para alegrarnos, para los hijos, para los amigos, para amar, para resistir, para contemplar, para dormitar, para poder compartir, para dejarse llevar cien o mil veces sobre la luz rosada de un crepúsculo. Tener tiempo para tener tiempo de caminar acompañado al río en su ondulante viaje interminable, tiempo para ver abrir las flores, retoñar los manzanos, y ver pasar el aroma de albahaca por el aire de la madrugada. Tiempo para tener tiempo de contemplar y contemplarnos, tiempo de mirarnos y escucharnos. Tiempo de amores tiernos, de noches latiendo profundas y silentes, tiempo de respirar y de reírnos, tiempo de apoyar los codos en la mesa y beber un vaso de buen vino. Tiempo de cazuelas humeantes, de patios con macetas, de árboles susurrándose, mientras agitan sus vestidos de verano. Tiempo para tener tiempo de mirar a lo profundo de nuestra circunstancia, al hondo pozo de las cosas vividas, hechas en el tiempo, cuando aún se tenía tiempo. Tiempo de mirar a los ojos, de escuchar un violín saltando sus notas en el pentagrama de las cosas idas. Tiempo de tomar un café, de ver el humo flotar entre el aroma de una comida compartida. Tiempo para tener tiempo de mirar pasar la codicia, la venalidad, la mentira y la vida fingida. Tiempo para tener tiempo de sentir las vergüenzas, la mano suave, la caricia tibia. Tiempo para tener tiempo de echar a rodar palabras sobre la tumba de los seres queridos, para que el tiempo las sumerja en la tierra, y los hechos y las cosas llenen el tiempo de los que esperan en su largo tiempo, compartir la vida de los que aún necesitan de tener tiempo para tener tiempo. Tiempo de manos artesanas, que harán el milagro de modelar el tiempo para tener eternamente tiempo. Tiempo para tener hijos, tiempo de amarlos, crecerlos y escucharlos. Tiempo para cuando estén volviendo, tiempo para cuando se están yendo. Tiempo para que todo sea a su tiempo.

Questions
¿Es Ud. mantenido, político, aspira a un cargo o fue presidente ?. ¿Es Ud. absurdo, desteñido, arquitecto, domador, especialista en espirometrías, cínico o diluido ?. ¿Ha contado historias, leído libros, tenido hijos y plantado árboles ?. ¿Nada de eso y se regocija ? . ¿Tiene el corazón a la derecha, el hígado igual y una cicatriz en la ingle, disimulada por el testículo correspondiente ? ¿Ha sufrido diarreas, ha tenido cefaleas, úlceras, créditos en dólares y una amante que le dice tiernamente : "Salí, mierda, que recién vengo de la peluquería" ?. ¿No le teme a Dios, a los santos evangelios, a Lucifer, al fantasma de la Opera, a Tarzán rey de los monos o a la policía que lo mira fijo cuando Ud. pasa por la puerta de la seccional ?. ¿No reza, no come canelones, toma vino en tetrabreeck, escupe en la vereda, desea la mujer del prójimo y suda sin usar desodorante ?. ¿Come lechón, dice malas palabras, se baña en última instancia, sueña con ser rey, o fabula con vol-ver a ser niño y cagarse encima de su padrino que era un miserable y jamás le compró caramelos ? ¿Vive sin usar sus neuronas, vegeta como la escarola, toma mate con hojas de carqueja, no le gustan los alfajores cordobeses, cepilla sus dientes con ceniza, odia a las palomas y todavía no aprendió la letra de la Cucaracha ? ¿Se pone contento cuando mira televisión, lee La Nación, fuma en cachimba, usa quevedos con cinta negra, le dice negro de mierda a cualquiera que lo ignora, se cuadra en presencia de un militar, va a los desfiles y se emociona, pide mano dura, es hincha del napalm y sigue diciendo; "algo habrá hecho" ? ¿Tiene una señora impresentable que duerme con cofia y medias de muselina con agujeros, tiene aliento a naftalina, una bufanda con la etiqueta de Gath & Chaves, calza 45, no le gusta Piazzolla, toma hesperidina, no sabe nadar ni le gusta el agua, mete la galleta molida en el café con leche. Come únicamente milanesas con fritas, no toma sopa y cree que Carbono catorce es una marca de cuatro por cuatro ?. No se aflija es lo que entrará en manadas al siglo que viene. Como dice el refrán : "Dios los cría y ellos se juntan".

ALBERTO COSTANTINO


LA NOVELA ES UNA NOVELA

Hay autores que señalan el nacimiento de la novela en el oriente helenístico. Los primeros modelos se tomaron de los egipcios en donde hallamos relatos fantásticos parecidos a las novelas griegas. El primer relato encontrado es el Nectanebos. Se presume que al convertirse Grecia en una provincia de Roma, surge la necesidad de crear un efecto sedante ante las adversidades y a la vez propusiera una esperanza. Las narraciones tienden a lo grandioso y mezcla lo vulgar con detalles cargados buscando efectos dramáticos pero trivializan las historias. Sólo trata de entretener y sorprender al lector propiciando el huir de la realidad. Es la precedente de la novela moderna.
Como derivación de la griega surge la épica latina, aunque con otro sentido como Satiricón de Petronio. Más tarde con una mezcla de literatura antigua, leyendas cristianas, bretonas y celtas, surge la novela caballeresca en verso (Parsifal). Las historias de aventuras, combates, amores, viajes, encuentros y desencuentros, constituyen la materia prima de éstos relatos medievales. Son mundos de ficción, fantásticos, alejados de la verdad y lo cotidiano. Aparecen los ideales caballerescos en los que el valor, fidelidad, austeridad, disciplina y sacrificio, son un mérito. Eran normas de vida y buenas maneras frente a las costumbres vulgares y toscas. En el Quijote, ambas se ven representadas por el Caballero y Sancho.
A mediados del siglo XV aparece un nuevo tipo de novela, la sentimental que se interesa más por la vida interior de los personajes que por las acciones, más por las emociones que por las aventuras que mezcla las caballerescas con la de origen italiano. Se escribe una historia para que sirva de modelo de vida y con el fin de que los lectores tengan una explicación del comportamiento de los personajes.
También el tiempo en que se desarrolla es mucho más próximo que en las anteriores. Sin embargo los conflictos son artificiales y se limitan a seguir una secuencia de acciones y motivos.
Con el triunfo de la contrarreforma en España, la tendencia a la fantasía queda interrumpida por razones religiosas, históricas y culturales. La narrativa se orienta a la represión o supresión de lo imaginario y va hacia el cultivo de lo objetivo. La sociedad española había entrado en la era de los descubrimientos y conquista de América. Surge así el realismo, ya no conviven en la novela, hombres de extraordinarios, sino de carne y hueso. Son historias donde prevalecen los hechos por sobre los pensamientos o los sentimientos, lo objetivo sobre lo subjetivo. Algunos de estos rasgos van a persistir en la novela moderna, pero mucho más evolucionados.
Entre las muchas definiciones de "novela", podemos decir que se trata de una obra literaria de carácter narrativo, de cierta longitud, centrada en la exposición de hachos ficticios de una historia. El término surge en Italia en los finales de la Edad Media y designaba a un no muy extenso relato, una anécdota para condimentar una conversación con un episodio mundano y realista que servía de ejemplo de alguna situación cotidiana. Era como un cuento de sobremesa registrado por escrito que atraía por su originalidad donde lo novedoso y el elemento noticioso era el motivo fundamental.
La novela es un derivado del cuento popular y folklórico, que fue creciendo durante un siglo hasta llegar al Decamerón de Bocaccio, coincidiendo con el ascenso de la burguesía. A mediados del siglo XVII pasa a designar cierto género de ficción en prosa de considerable longitud, en donde se exponen caracteres humanos y acontecimientos de la vida real para convertirse en una estructura compleja y articulada y termina de desarrollarse en los siglos XVII y XIX, en la plenitud del poder burgués. La novela refleja los valores de esa época, es individualista, competitiva y mundana.
Irène Simon destaca que en la novela clásica y tradicional dos tipos de estructuras: una abierta denominada Épica, y otra cerrada llamada Dramática. En la primera la acción está en función de uno o varios personajes que sufren una serie de peripecias en común. En la segunda, la anécdota se apoya en la relación entre personajes sin una trayectoria única y compartida donde se conjugan y se oponen alrededor de un núcleo temático. Una tercera estructura es la Lírica, donde la acción novelesca ha desaparecido casi por completo, el principal objetivo es la exploración de los personajes a nivel subjetivo, prevaleciendo la evocación de cada instante como atemporal que se justifica así misma.

lunes, 12 de enero de 2009

GUADALUPE RAMOS


CUATRO TUMBAS Y DOS CUERPOS

Estaba todo oscuro. Había una casa abandonada. Sólo estoy yo y la persona que siempre estuvo al mi lado, mi mejor amigo, mi primo Sebastián. Nos metimos en esa casa donde no sabíamos que nos podía pasar. Afuera llovía y hacía mucho frío. Mientras buscábamos la chimenea para prenderla nos encontramos con algo que nos asustó bastante. Algo se nos apareció y nos advirtió que saliéramos de ahí en una hora si queríamos vivir. Tan grande fue mi susto que pegué un salto y cuando me di cuenta estaba arriba de mi primo.
Como siempre no hicimos caso y nos quedamos con la chimenea prendida y abrazados. Frente a ella volvió a aparecer el espíritu y nos repitió de vuelta que nos vayamos si queríamos vivir. Esta vez le dije a Sebas que nos vayamos y nos fuimos.
Afuera no llovía más. Encontramos a un camionero que fue muy amable y nos llevó hasta mi casa. En el camino nos contó sobre una mansión en la cual habían sucedido cosas muy raras. Nos contó que allí siempre aparecían muertos jóvenes aventureros y vagabundos.
Llegamos a mi casa (por cierto mi primo vive conmigo) y me quedé con la duda: ¿Qué hubiera pasado si no nos íbamos? ¿Sería aquella la mansión que mencionó el camionero? ¿Tendría las agallas para ir mañana? Con todas esas dudas me acosté. Como sentía algo de miedo le pedí a mi primo si esa noche podía dormir conmigo.
A la mañana desperté abrazada a él. Me levanté y preparé el desayuno. Cuando se levantó le dije que ibamos a volver a aquella mansión y que íbamos a pasar toda la noche allí.
Cayó la noche y volvimos allí. Eran las tres de la mañana y el espíritu no apareció. Salimos de la casa como si no hubiera pasado nada y nos cruzamos con el camionero de ayer. Esta vez nos dijo que subamos atrás. Había una persona con él, esta era de sexo femenino, lo sé por la forma de la cara y porque tenía el pelo largo. En un momento dio vuelta la cabeza y nos dijo que tengamos cuidado. Tan grande fue mi susto que pegué un grito y me largué a llorar.
El camionero al escuchar mi grito frenó y se bajó a preguntar qué me pasaba. Le dije lo que me pasó y él me dijo que nunca hubo nadie al lado de él.
A mi lado, en la parte de atrás del camión, había dos bolsas, eran pesadas y grandes. Paramos en el cementerio y nos dijo si podíamos ayudarlo a bajar las bolsas. Con una pala hicimos dos pozos donde tiramos las bolsas pero no había dos fosas sino cuatro. Entonces me empecé a hacer preguntas: ¿Para quiénes eran las otras dos?; ¿Serían acaso para otros dos cuerpos o para tirar cenizas?
Mientras le preguntaba a Sebas para quiénes serían las tumbas, siento que se cierra el portón. Le gritamos al camionero para que nos saque de allí y él nos dijo:
-No puedo. Se me hace tarde y ya los saqué de bastantes líos a ustedes dos. Ah, fíjense de quiénes son esos dos cuerpos que están en las bolsas. Abrí una de las bolsas y descubrí al toque quién era sólo por la remera, le dije a Sebas que abra la otra bolsa y el reconoció también dentro de ella su propio cuerpo.

NORMA PADRA


POR INTERNET

Escuchaba que sólo quedan unas quinientas ballena de la especie que visita cada invierno, el sur patagónico y tenemos que protegerlas.
En un rincón de la biblioteca está instalada la computadora, desde el viernes por la tarde quedé atrapada por las bellísimas imágenes que mostraban por Internet de esos cetáceos.
La trasmisión eran en directo, solo el primer día pude deleitarme con el amanecer tardío,
el cielo con nubes plomizas, el sol tratando de penetrar con sus rayos anaranjados. En un momento la emisión hizo vibrar mi corazón, cuando en un ángulo de la pantalla se dibujó el arco iris.
Sobre el mar se abatían las olas y jugaban ballenas y lobos marinos. Se escuchaban sus sonidos, el graznido de las aves marinas.
Entre las rocas junto al mar donde rompían las olas convivían pacíficamente varias especies de animales.
Las blancas gaviotas iban y venían atravesando el cielo, como si el arco iris las atrajera.
El primer domingo de junio a las cinco de la tarde finalizó la transmisión y no podía dejar de mirar ya la pantalla congelada. No podía despertar de ese ensueño, la angustia se apoderó de mi alma, de mi garganta, lágrimas comenzaban a humedecer mi rostro.
Esas primera ballena francas fueron acompañadas en con todos mis sentidos.
No quería entender que ya nunca más volvería a verlas.Los cazadores de ballenas seguramente acecharían contra ciento de ellas.

NORMA TRAFERRI


SIN SONIDOS

Era un pueblo pequeño en las laderas de los Comechingones. Su nombre "Laderas Verdes". La casa de Noelia estaba en las afueras. En el poblado las calles no tenían nombre ni numeración, sí, cada casa. "Buenas Hierbas" era la de ella.
La familia vivía del cultivo de hierbas medicinales. Todos aprendieron viendo a Noelia, con el cuidado y la cosecha, en el momento exacto.
Juan era su marido, tenían dos hijos, Candela, ahora de ocho años y Tomás de seis. Hubo un día en el que Juan tomó su valija, y se fue, nadie supo más de él Noelia, encerrada en su cuarto, lloró tres días seguidos.
La niña recordaba los gritos de su padre, los insultos que profería, Tomás, apretaba fuertemente su mano, ellos también temblaban y y se sacudían en sollozos. Sintió la niña, ése no era papá, y su madre diciéndole: ¡No grites más, no hables así!. Me ofende. No tenés derecho, ofendés hasta a tus hijos... Nunca lo olvidarían ni ella ni Tomás, Escuchándolos detrás de la puerta. Tenían entonces seis y tres años.
A partir de entonces, su madre no habló más. Candela y Tomás la seguían como dos polluelos. Noelia los miraba, hacía un gesto, y ellos comprendían. Así continuaron en la casa. No se escuchó nunca más una voz humana, porque ellos tampoco hablaron. Un día, miró al canario y abrió la puerta de la jaula, lo vió volar hacia el bosquecito que daba hacia los cerros. Nunca volvio.
Entre los tres hacían todas las tareas. Noelia no dejó de lado, los niños debían educarse, fueron aprendiendo matemática con los dedos y un contador, y lo escribían en una hoja. No iban entonces al colegio.
En silencio los tres trabajaban los huertos. Comían en silencio. Y por señas cada uno se comunicaba con los otros. No habían perdido la sonrisa. Saltaban a la cuerda, se hamacaban, jugaban.
Al atardecer Candela y Tomás solían sentarse cerca de la casa y escuchar a los grillos, las ranas y el canto de los pájaros. Sólo escuchar.
En el pueblo se sabía, que desde el día en que Juan los abandonó ellos no hablaron más y se comunicaban de manera gestual. Cuando iba Noelsi al almacén de ramos generales del poblado, ya todos comprendían, y comenzaban a contestarle también de manera gestual. Se la veía sonriente, al igual que sus hijos.
Ya no era tema de conversación en las casas del pueblo. Comenzaron a analizar las ventajas. Serafín y Analía, un matrimonio del pueblo, se dijeron: ¿Porqué no probamos nosotros? Y así comenzó el pueblo a tomar la costumbre. Dejaron de hablar.
De uno en uno, la maestra inventó un sistema, sin habla. Todos desearon incorporarse. Hasta el párroco comenzó a dar sus misas sin palabras. Todos leían y solo se oían un par de veces las campanillas.
En "Laderas Verdes" se captaban los sonidos de las maquinarias, el del motor de algún automóvil, los pasos del caminante, las risas, los sonidos de la naturaleza, el violín de don Anselmo, el piano de Clara, la guitarra de Gerardo y la flauta de Serafín.
Hacen reuniones musicales a la vera del arroyo, y disfrutan los que pueden ir. Para escucharla a Clara, ella abre el ventanal de su casa y los vecinos se sientan en el jardín. Finalizado el pequeño concierto, repetido y disfrutando siempre, cada uno al despedirse se sonríe, no tontamente, sino desde donde deben nacer seguramente las sonrisas, y se saludan con la mano en alto.
Un día, pasado el tiempo, llegó un hombre en automóvil y de paso. Entró al bar. Cuando vio que el hombre lo atendía con señas, trató de hacerse entender él también de la misma forma, pensándolo sordomudo. Luego modulando despacio pidió torta de manzanas. Cuando se la trajo, le preguntó: ¿Usted, no es sordomudo?. Con la cabeza éste lo negó.
La intención de él, era quedarse una horas, descansar algo, y partir Sólo un día en el pueblo. Era periodista, no lo dijo. Nunca sabría el por que, sin excusas y de pronto lo decidió, se quedaría unos días allí
Al llegar el atardecer, vio gente de allí que caminaban, al parecer, hacia un mismo sitio. Se sentó como ellos en el suelo. De manera entrañable sintió lo que era compartir con los pobladores que acudieron al arroyo el paseo. Estaba don Anselmo con su violín. Veia a la gente, toda comunicarse por señas. Fue a la parroquia y participó de la misa, con la música del pequeño órgano que Clara interpretaba, sintió, como en un estado místico, en el que todos participaban.
Ni quiso ni pudo averiguar como comenzó, cuando la comunidad incorporó ésta forma de comunicarse, el porque mutilaron el habla y se los veía felices y en paz.
Podría llamar a la redacción. Podría, pero no lo haría. Eso sería un sacrilegio.Haré de cuenta de que me detuve en un paraje, donde no recordaré ni su nombre, una noche, y tuve un bello sueño sin sentido. Como si hubiera estado inmerso, por unas horas, en el país de Alicia, si, eso haré.

ANDREA B. TABORDA


ALA CAÍDA

En vuelo altísimo y de conquista había transitado ya los últimos veinte años de su vida, como quien aislado de una realidad concreta, de un vistazo advirtió que todas sus metas no eran logros menores, eran tan solo, lo que siempre había anhelado desde niño.
De su niñez recordaba todos sus padecimientos de amor y hambre, con una madre que hundida en el vino más barato del mercado se hacía cada día más ausente. Sus horas de alcohólicas se iban acrecentando a medida que el fracaso y la misma miseria iban golpeando la puerta de aquel pobre y desolado hogar de infancia. Tan ausente como su madre estuvo su padre al que nunca pudo decirle papá. Sin familiares que lo rescatasen de aquel penoso infortunio fue quemando su niñez y su adolescencia. Tampoco podía borrar de su memoria aquel día en que saliendo de la "nocturna", escuela donde terminaba su secundario, un ómnibus lo arrastró entre sus ruedas... Pero ese suceso, que le resultaba tan angustioso, ya carecía de valor. ¡Por que pensar en aquella noche si ya todo había cambiado!
Ahora riquezas, fama, amores, alegrías, aventuras, manjares y lujos por doquier, hasta el extremo de haber transgredido el umbral de sus expectativas ideales. Tanto... Jamás había pedido nada, pero bueno ahora todo al alcance de su mano. Seguramente era todo aquello lo que merecía de esta vida y no lo pensaba desperdiciar. Vivía en todas las dimensiones aquella vida que su Dios le había otorgado. Entre aquellas incontables riquezas estaba su mujer, la mujer más hermosa que el mundo había parido, era solamente suyo ese amor y aquellos cabellos dorados como pétalos de sol que goteaban sobre él cada vez que los poseía el remolino de su pasión. Sus dos hijos el máximo esplendor de aquel amor inagotable, como era de esperar el niño mayor que su hermana por dos años. Micaela el icono de su madre así como Joaquín lo era de su padre. Más, no podía pedir, era la felicidad en su plenitud...
Les daba, a esa extensión de su vida la mejor educación, el mejor club, las más distinguidas amistades. Su familia la cúspide de sus ambiciones, ellos habían completado su existencia terrenal, su figura emergida había sido cerrada.
Si hacia referencia a su hogar material, su casa era la mansión más espectacular, del barrio más lujoso, sus autos, su yate, su avión privado y otros accesorios que hacían su vida más cómoda eran como salidos del mismo oro. Ni siquiera, la vida le negado las mascotas más exóticas que pudiera imaginar. Todo era realmente poco, comparado con sus posesiones...Y en un mismo instante fue capaz sin conciencia, de ser testigo sublime de dos sucesos extraordinarios como eran; su vida... y en simultaneo la desconexión de aquellos artefactos hospitalarios que en los últimos veinte años le habían otorgado un soplo de vida, después de la "nocturna", de aquella noche, de ese fatídico accidente que le había robado su miserable vida.

MARÍA EUGENIA CASEIRO


EN UN PLANETA VERDE...


"Verde que te quiero verde"…
Lorca de un Romance sonámbulo, verde carne / pelo verde. Así sea también el deseo de los seres humanos de conservar el verde en nuestro planeta, "soñando en la mar amarga", en esta mar amarga de hoy en que se teme tanto por la presteza con que se agotan los recursos naturales.
Se ha convertido en ardua la faena de mantener el deseo del verde, el conservar nuestro bello planeta verde, sin embargo, en manos del hombre está gran parte de lo que se necesita para prolongar la existencia, el color, la luz, para preservar aquellos recursos que nos llenan los ojos de un verde clorofila y de oxígeno puro los pulmones; de olores y colores los jardines; de amor y de poesía la vida.
Mayo es considerado en muchos países como el mes de las flores y la seductora belleza de las flores es inigualable fuente de inspiración para todos aquellos que escribimos.
Regalemos una flor, no sólo a nuestra vida, sino a la vida. Conservemos los recursos naturales que mantienen verde nuestro hermoso planeta, que no son otra cosa que poesía y vida.

Escritora cubana residente en Miami.

MARISA PRESTI


SOSPECHA

Se divertía tirando las cartas de tarot. Primero lo tomó como un juego; las esparcía con cuidado sobre la mesa, las observaba, las analizaba y sacaba las primeras conclusiones: que el amor, que el trabajo, que los viajes. Siempre reflejando un futuro que la mayoría de las veces parecía promisorio. Nadie le había enseñado, en realidad era pura intuición. Las imágenes, coloridas y ornamentadas, le sugerían situaciones, desenlaces, y algunas veces hasta conflictos. Mantuvo en secreto su pasatiempo todo lo que le fue posible, pero un día, Ada, su mujer, entró de improviso en su escritorio y lo descubrió. No hubo forma de convencerla; por más que le explicó que él era apenas un aprendiz, ella insistió tanto que no le quedó otro remedio que mezclar bien el mazo y hacer una tirada para ella. Las cartas lo sorprendieron, sintió dentro suyo un temor que le aceleró los latidos del corazón. ¿Es que acaso Ada tenía un amante? No, era imposible. Desoyendo los ruegos de ella, volvió a mezclar el mazo para volver a armar un nuevo círculo con las cartas. Y otra vez se confirmó su sospecha: la conjunción de los naipes lo indicaba claramente.
Consternado, inventó una historia: le iba a ir muy bien en su nuevo trabajo, y hasta era posible que en un futuro cercano pudiera abrir su propia peluquería. Ada sonrió satisfecha. Lo abrazó con entusiasmo y hasta le dio un beso apasionado. Seguí con esto, le dijo, se nota que sos bueno, si la gente del barrio se entera van a querer venir todos a verte. Ni se te ocurra comentarlo, le advirtió, esto queda entre nosotros dos. Ella se rió, sin darle mucha importancia a sus palabras y se fue hacia la cocina cantando una vieja canción de su infancia.
Cuando se quedó solo, un leve temblor en las manos le hizo dudar por una nueva consulta. Pero la ansiedad pudo más que el miedo de una verdad dolorosa. Y otra vez, desplegó las cartas frente a sus ojos: no había duda, ella lo engañaba con otro hombre.
Desde ese día no tuvo paz. Empezó a vigilarla día y noche. Lo que a Ada le pareció al principio una demostración de cariño, terminó por fastidiarla. Y los roces se convirtieron en peleas agrias, desmoralizantes, que le fueron quitando a la casa la paz de otros tiempos.
Nunca pudo descubrirla en un desliz. Por más que se dedicó a seguirla con disimulo día tras día, todo se resumió en una rutina diaria, sólo a veces interrumpida por una charla fugaz con alguna vecina.
Leandro no logró dominar la sospecha. Se pasaba tardes enteras encerrado en su escritorio, tratando infructuosamente de torcer ese destino maléfico que las cartas se empeñaban en seguir mostrándole. Las tardes empezaron a alargarse hasta la noche. Ya ni siquiera quería salir a trabajar. Ada, cansada de esperarlo sentada a la mesa, empezó a alcanzarle algunos alimentos que él comía con desgano y solo.Con el correr de los días, la mujer trató de que se hiciera revisar por un médico. Pero no le dio resultado. Empezó a faltar el dinero para pagar las cuentas. El sueldo de Ada no alcanzaba más que para los gastos mínimos. El hogar se fue deteriorando junto con la actitud cada vez más obsesiva de Leandro. Ya no salía de la pieza donde se había encerrado. No tuvo idea del tiempo que llevaba tirando una y otra vez las cartas de tarot, hasta que un silencio extraño inundó la casa. Pudo sentirlo. Y por primera vez se levantó de su escritorio, abrió despacio la puerta y sólo vio oscuridad. Tanteó la llave de la luz. Descubrió un vacío inmenso. Y supo entonces que Ada se había ido.

CORA STABILE



UN MISTERIO IMPOSIBLE DE ACLARAR

Después de mucho vagar ese hombre llegó a la Capital, no era su intención hacerlo, nunca se lo había propuesto, pero una fuerza interior, desconocida, lo guiaba. Lo iba llevando de a poco y él no se resistió, permitió que lo hiciera.
No conocía la ciudad, nunca había estado en ella, pero supo que esa calle ancha, iluminada, con mucha gente caminando y gran cantidad de tránsito, era la Avenida Corrientes.
Iba a cruzar cuando aquel coche arrancó imprevistamente y casi lo atropella. El hombre se echó hacia atrás, vió al chico y sonrió; era un rubio delgadito, con simpáticas pecas que cubrían casi por completo su rostro.
Lo saludó y se pusieron a charlar; iban caminando juntos, hacía mucho frío, lo invitó a tomar chocolate, entraron en "El Antiguo Vesubio" y buscaron una mesa en el fondo del amplio salón.
El fuego crepitaba en la estufa, se miraron, sonrieron y dirigieron la vista hacia los vitraux del fondo, el reflejo de las llamas producía un hermoso efecto sobre los colores del mismo.
Ambos se sentían protegidos y disfrutaron de los chureros rellenos conque acompañaron el chocolate caliente.
Pasó algo má de una hora y al final el viejo se levantó tambaleante de la silla. No se sentía bien ¿le habría caído mal esa merienda a la que no estaba acostumbrado?.
El pecoso se asustó mucho y se fue, desapareció mágicamente, de la misma manera en que antes había llegado.
El hombre salió a la calle, no tenía estabilidad, se tambaleaba de un lado a otro. En ese momento pasaba un cura y se le acercó, con amabilidad le ofreció llevarlo a un médico, él se negó pero permitió que lo acompañara hasta su hogar.
Vivía solo en una humilde casita; se acostó enseguida ... al rato tuvo que levantarse apurado para ir a vomitar ... maldita sea ¿porqué se le habrá ocurrido hacer esa salida?.
Para su asombro el cura regresó tres días después, quería saber si ya estaba bien. Ante el gesto huraño del viejo, el joven sacerdote se apresuró a aclararle que una misión especial lo había llevado muy cerca de allí y que por eso aprovechó la ocasión para visitarlo.
Estaba cayendo la tarde, en las calles reinaba el silencio, ese era un barrio humilde, de gente trabajadora que ya descansaba para reiniciar las actividades al día siguiente.
El joven se despidió rápido y ofreció sus disculpas. Dio media vuelta y casi pisa al gato que encogió las patas, arqueó el lomo y parecía dispuesto a saltarle encima, pero una orden seca del viejo lo paralizó.
Los ojos amarillos del felino permanecían clavados en él, giró la cabeza y dirigió la mirada hacia la mecedora en la que se hamacaba el hombre ... sus ojos eran iguales a los del gato, una sonrisa siniestra apareció dibujada en sus finos labios y con una voz sumamente extraña, como venida desde otro mundo, le dijo:
- Existe otro que dirá lo que nunca hayas dicho.-
Mientras un rayo de luz, de un celeste intenso, lo iluminaba. Un momento después desapareció.
El cura se persiguió varias veces e invocando a sus ángeles protectores, salió corriendo de aquel siniestro lugar.

JUANA SCHUSTER


TINIEBLAS

Cuando compramos la casona, evitaba que mis ojos se posaran en él. Tenía algo que infundía temor. Estaba allí de pie, sobre una mesa de cemento. El enanito con su gorro de duende. No se lo dije a Richard. Me trataría de tonta.
Él hablaba de traer rosales, de combatir las hormigas devastadoras como musarañas.
Por la noche, la luna se ocultaba tras carreteles de algodón. Proyectaba una sombra demasiado fragmentada. Despertadora de asombros.
Esa madrugada, no quise permanecer sola, pero Richard tuvo una guardia especial en su trabajo. El auto partió.
Abrí la ventana hacia el jardín, y vi sólo la base. Mi grito de horror abrió las compuertas de mis arterias cuando sentí los pasos desde la planta baja, ¡ estaba subiendo lentamente los escalones!
Me tiré por la ventana y corrí hasta la carretera. Goteaba sangre desde mis escoriaciones. Hasta que noté las luces que identificaron un coche. Le hice señas. Me introduje en el asiento trasero.
Un rostro de enano frente al volante, giró para mirarme fijamente, con sarcasmo. Ojos saltones de pescado, con expresión de muerte cercana, de próximo infierno, de inmediata agonía diabólica.

RUBEN AMATO


EL CASO DE MARY LONGERS


Año mil ochocientos noventa. Londres, humedad y niebla.
Miss Mary Longers aun no regresa de visitar a su prima del campo, la ninfómana Berta Lain. Casi toda la temporada estival le ha bastado para que su vida sexual diese un vuelco inusitado. Con esa imprudente comezón en su entrepiernas, llora de felicidad, ríe de dolor, pero no deja de calmar esa insoportablemente placentera sensación con su mano izquierda mientras que con la derecha acaricia el lomo de Eros, su inseparable gato siamés que la sigue por todo el castillo.
Con el tiempo Mary va perdiendo el pudor y realiza sus practicas masturbatorias en medio de un ágape, entre los puestos del mercado de frutos (en compañía de su nodriza), en la sala de té frente a las otras damas sonrojadas de castillos vecinos, o bien frente al batallón que jura lealtades a la reina durante algún festejo patrio. Ella dalequetedale rompiendo las esterillas de los armazones o reventando cuanto miriñaque llevara puesto.
Vecinas llenas de envidia afirman haberla visto integrar el staff de varios prostibulos donde le pagan buenos dineros por verla manosearse frente a diversas tripulaciones de barcos mercantes y piratas que aúllan frente a sus chorros de miel sexual que bañan sus rostros, vestimentas y trabucos.
Científicos consultados aseveran que el vicio de la Longers proviene de vidas pasadas, karmas que debe pagar con una eternidad de placeres (lo que provoca la expulsión de sus respectivas comunidades científicas ).
Otros médicos (que jamás han de ser echados de comunidad alguna por idiots and obsecuentes) publican el caso Mary Longers en seminarios semanales (valga la redundancia) que dicha comezón proviene de males congénitos adquiridos por la falta de afecto en el núcleo base, o sea el familiar que reina en aquel momento histórico, debido a la amenaza de fin de centenio llevando a los individuos a gozar desenfrenadamente o
-dicho de otra forma- a masturbeiyon que el world se-fi-ni.
El caso llega a las manos de un joven Freud que por aquellos años deja por tres días de atender a sus mentirosas histéricas para entretenerse el desciframiento de tan jugoso enigma femenino y lo denomina. El caso Longers M. para cuidar el nombre de pila de la paciente.
Las investigaciones de Segismundo lo llevan a reflexiones que jamás serán publicadas en sus obras completas (precisamente porque lo que se reflexiona jamás se escribe), de hacho las abandona al no poder rescatar tanta información albergada en su vasto preconciente debido a el carácter inasible de las mismas y por las fuentes consultadas que consulta el Vienes: un libo de lunfardo adquirido en una librería de incunables donde figura un breve diccionario en su capitulo final en donde se puede encasillar al vicio de la Longers M. como pajera crónica referenciando una canción orillera del Río de la Plata que escuchaba cantar a marineros de barcos piratas. Diagnostico apócrifo pero anotado en uno de sus cuadernos Papiro Gloria y que dice exactamente así: mezcla de manía narcisista que convierte a los humanos en adictos a la manipulación de genitales debido a un retardo en la resolución del complejo edifico.
Sólo un siglo más tarde (masvaletardeque...) en un bar olvidado de Mataderos, Ciudad de Buenos Aires, el doctor en Química Enrique Wolovelsky tiene alguna idea de la espasmódica forma de gozar de Miss Mary Longers. Wolo (como lo llaman sus amigos) define por fin el tan manoseado caso.
Comenta frente a un auditorio de parroquianos en el bar La Giralda, entre los que se encuentran un Tal Ramiro, un Tal Abelardo, un tal Rubén (además de los fantasmas de Homero Manzi, Piazzola, Roberto Arlt y Pichon Riviere) que -para él, para Wolo- el comportamiento de la hembra humana es complejo frente a la simpleza de los actos del macho de la misma especie y que por ende el asunto es así de sencillo: la Longers ama a los felinos, por eso ella ha sido atacada por la CNETHOPHIDES FELIS que habita en los pelos de Eros, su inseparable gato siamés.Aquella comezón no es otra cosa que los estragos que provoca la vulgarmente llamada: Pulga del Gato.

LILIANA CHÁVEZ


UN LUGAR PARA LAS LAVANDAS

La nona va y viene por la casa, protesta en siciliano cuando no encuentra algo. Cada vez que pasa delante de mí pregunta si soy hijo de Adela o de Delfina, aunque sigue camino sin esperar respuesta.
Usando el delantal como vasija, trae al comedor los tarros de la alacena. Los coloca sobre la mesa, los destapa y mete en ellos la mano o huele para saber qué contienen. Si descubre café en el envase de té o arroz en lugar de azúcar, culpa a Obdulia, una nana fallecida veinte años atrás.
No hay dudas que la abuela Elvira no está bien. Mamá tiene razón cuando dice que no es conveniente que viva sola. Casi todos los repasadores que le ayudo a colgar en la azotea están quemados en alguna parte y hasta encontré restos de cera sobre la cómoda de su cuarto; en el primer cajón tiene varios paquetes de velas y un pequeño santuario sobre una repisa.
No tolero el desorden. Por momentos me dan ganas de llevar los recipientes de regreso a la cocina pero no me da tiempo. Viene por el pasillo con su caja forrada en rafia.
Todas las fotografías son en blanco y negro. La primera que me enseña es la de su boda. Se la ve mucho más delgada y sin las pecas que ahora le cubren la mayor parte del cuerpo. Del abuelo yo recordaba tan poco como ella.
Aquí estamos en Humahuaca durante nuestra luna de miel y aquí Antonio de niño haciendo la comunión, dice convencida, pero, en realidad, es un pariente suyo que quedó en Sicilia; la escuché a mi madre aclarárselo infinidad de veces.
Entre las muchas cosas que ocupan la mesa, hace un espacio para colocar tostadas junto a la compotera con aceite de oliva. Embebe en él unos dientes de ajo y los pasa por encima del pan hasta humedecerlo. Acepté probar de su preparado con cierta desconfianza; un manjar al que luego me hice adicto.
De bien que está, la nona se levanta como movida por un resorte. Carga una botella con agua y se dirige al balcón. Habla en voz alta, confiada en que la escucho: Esta lavanda hay que regarla cada tres días, pero desde que lo hago a una misma hora se ha puesto más linda. Amanda la trajo de Leonforta en su último viaje. Dice que es maravilloso verlas florecidas en el jardín de tío Emilio. Es una variedad que no se encuentra fácilmente en Argentina pero, curiosamente, aquí no florecen. El día que fui a visitarla - prosigue- sacó un gajo de la maceta y mientras envolvía sus raíces con papel de diario mojado me dijo que tal vez yo tuviese más suerte. Logré que creciera pero la pobrecita se murió sin verla florecer. Ojalá no me pase a mí lo mismo.
La abuela Elvira siente devoción por las plantas y termino sabiendo de begonias, jazmines y lavandas, tanto como ella. Un día insinuó, al verme remover la tierra de los helechos, que tenía buena mano para transplantar y caí en su trampa. No había sábado ni domingo que no apareciera con un gajito de algo y una maceta nueva.
Una mañana llegué y la encontré limpiando la jaula del canario sobre mis apuntes de la facultad. Anduve todo el día malhumorado y ella, como si nada. Al final de aquella segunda semana en su casa tomé una decisión que sorprendió a todos, incluso a mi madre. Me quedé a vivir con la nona.
Los tarros de la alacena y la caja con fotografías seguían siendo una constante pero, un lunes, imprevistamente, ella desocupó uno de los extremos de la mesa y colocó allí mis apuntes y ay de aquella visita ocasional que se atreviera a tocarlos. Empezó a llamarme por mi nombre y en una ocasión, la escuché decir: ¡Cuánto debe extrañarte tu madre Aldo, sos un chico tan encantador!
Cuando se lo comenté a mamá quiso venir a corroborarlo personalmente. La nona se comportó más perdida que nunca y me hizo quedar como un mentiroso aunque, a las dos horas, hasta recordaba travesuras de mi niñez que yo reconocía como ciertas.
.............................................................II
Casi tres años con ella en el departamento de calle Salta. Mientras embalaba mis pertenencias, recorrí con la vista las paredes, respiré profundo e inhalé con fervor el particular perfume de la casa. Cuando tía Adela pasara a buscar mi juego de llaves, de seguro, rompería el encanto.
Sus hijas tenían todo el derecho de vender la propiedad pero no podía negar que me afectaba ver el cartel de venta en la entrada del edificio.
Por suerte, nadie objetó que me quedara con la caja de fotos, el canario, el macetón con lavandas y los tarros de alacena que la tía llamó inservibles.
Han pasado ocho meses y sigo viendo a la abuela Elvira en cada anciana que cruzo por la calle. La extraño. Una vez a la semana o dos cuando puedo, tomo el colectivo a Toledo y desciendo apenas atraviesa el peaje. No llevo flores. Su tumba está impregnada del aroma de las espigas lilas que la rodean. Finalmente las lavandas florecieron, como si hubiesen estado destinadas a perfumar su muerte.



Liliana Chávez: Pcia. de Córdoba, 1956. Es poeta y narradora. Ha sido galardonada en ambos géneros. Premios Internacionales, nacionales y provinciales. Es socia de Escritores Cordobeses Asociados (ECA). Sus trabajos se encuentran publicados en 21 antologías

GRACIELA NUÑEZ


POBRE DIABLO

Ese 28 de diciembre, el diablo despertó con muchas ganas de hacer el mal. Abrió la ventana del infierno y se puso a observar.
Pudo ver cómo los ángeles de la guarda cuidaban de la gente, cómo se asomaba el sol mostrando un día espléndido, se podía ver también la sonrisa de los niños divirtiéndose, a los abuelos caminando por el parque y eso no lo podía soportar.
Necesitaba arruinar la normalidad que se vivía en la tierra. Con una expresión de agrado comenzó a idear maldades.
Se le ocurrió que podía hacer descomponer el tiempo y que una inundación arrasara con toda una cuidad. También que rayos y centellas cayeran sobre centrales eléctricas y dejaran sin luz a toda una población, que huracanes endemoniados asolaran sobre una selva desvastando toda la vegetación.
No podía aceptar la felicidad, tranquilidad y paz que había ese día. Entonces, sin perder un minuto más comenzó su primera maldad.
Sopló fuerte haciendo mover descontroladamente las nubes. De esa manera lograría que el sol fuera tapado y todo quedara oscuro para luego desatar la tormenta.
Cargó los pulmones de aire y con gran furia volvió a soplar. Grande fue su desilusión cuando descubrió que apenas había levantado una simple brisa, la cual fue el alivio para los humanos que venían soportando temperaturas elevadas desde hacía varios días. Eso lo indignó aun más. Se concentró, miró fijamente y volvió a soplar, esta vez con todas sus fuerzas. Pudo lograr que pocas nubes chocaran entre sí dejando caer una llovizna agradable que regó las campos secos reviviendo la vegetación.
De muy mal humor, al ver que sus malévolas intenciones causaban acciones contrarias, cerró la ventana de su antro, se paró frente a un espejo observándose si era el mismo de siempre. El espejo le devolvió una imagen de un demonio agotado y enclenque.
Decidió entonces descansar un rato e idear nuevas estrategias. Pensó en desatar una guerra. Sería más fácil enfrentar a los humanos que modificar meteorológicamente el clima. Con mucho odio se puso a llamar por teléfono a presidentes de varios países envolviéndolos con trampas para enfrentarlos y así ellos mismos se encargarían de llevar a cabo su cometido. Asomado a su ventana descubrió que su propósito no daba resultado. Todo lo contrario, los presidentes se prestaron ayuda y mostraron solidaridad con los países más necesitados.
Decidió entonces no hacer nada más porque veía que todo lo que tocaba lo convertía en bello, lindo y agradable, y no era eso justamente lo que pretendía. Él gozaba haciendo el mal, viendo sufrir a la gente, destrozando la tierra, enfrentando unos a otros y su fin era que todos fuesen como él. Nunca se dio cuenta que en su ventana los ángeles del bien habían colocado un filtro por el cual todo lo que hiciese este maldito demonio se convertiría en lo contrario y, como todo el mundo sabe que Satanás jamás haría el bien, le tendieron esa trampa que él jamás descubrió. Ese mismo día en la tierra todos festejaron el Día de los Inocentes en conmemoración al pobre diablo.

SUSANA DEL NEGRO



NOCHE CON MOZQUITO



Zzzzzzzzzz…. -¡y otra vez ese mosquito asqueroso, dándome vueltas alrededor de la cabeza!….zzzzzzzzzz, -¿será posible? …-¡Negra, alcanzame la palmeta que no me duermo hasta matarlo al muy desgraciado!…-Viejo, ¡dormite!, hacé como yo, tapate hasta la cabeza con la sabana y no lo sentís más…zzzzzzzzzz… -¡ma!, que sabana ni ocho cuartos, traeme la palmeta, traeme, que me está volviendo loco, el muy maldito…- ¿Ché Rosa, no será el del dengue? porque en la tele dicen que no nos preocupemos, pero como estamos en época de votaciones, por ahí no nos dicen la verdá….zzzzzzzzzz - ¿Negrita, no lo oís?...- No, Viejo no lo oigo….-¡Ché!… ¿flit? ¿hay flit?...- ¡No!, Ramón no existe más eso…- ¿Qué me decí?, pero si mi mama cuando había alguno, echaba y no jodian más…- Ramón, eso son cosas de antes, ahora no hay… ya puse un espiral…- ¡La pucha, que bronca! …zzzzzzzzzz…- ¡N o, si este desgraciado me va a volver loco, ¡ya sé!, agarro la chancleta y le doy… mejor me levanto porque a vos no te interesa nada….-¡Ay!, me quemé, carajo! ¿qué es esto?. ..-El espiral, te dije que había prendido uno…-¡Ay que dolor!, ¿dónde están el alcohol, las gasas, las vendas, una curita, algo, denmen, algo, porque este dolor me esta matando!... -Si, Viejito, ya te traigo una curita, pero por favor trata de dormir…- ¡No! hasta que no lo mate al zancudo ese, no me acuesto, ¿a ver maldito, dónde estás, dónde?… ¡hay como me duele la pata! mañana me voy al Istituto del quemado… ¿!bichito!?,¿! bichito?! ¿dónde andás qué no te veo?...- ¡Ah! ¡sí!, ¡ahora sí!, estás justo sobre la pared, al ladito de la foto de casamiento…!paf!, ¡paf!,! paf!... ¡morite monstruo!, se hizo justicia,… ahora si, a dormir se ha dicho,… -Negrita, correte que me acuesto… ¡Por fín, gracia a Dio! que lo maté, porque sino, otra noche sin pegar un ojo ….zzzzzzzzzz…-!!!!Rosa!!!.

DAVID SLODKY


1976

Su esposa y su bebé habían partido hacia lugares más cobijantes y seguros. El hambre, el frío, el miedo, eran su única compañía. Fue quemando meticulosamente, día tras día, los papeles, los libros, las banderas: junto con volantes, con documentos comprometedores, con emblemas de lucha, quemaba libros, esos amados textos que había estudiado con fruición, descubriendo -con esa sensación de escamas que le caían de los ojos- profundas realidades, ocultas detrás de lo aparente.
Controlaba que el humo no fuera demasiado espeso, para confundirlo a esa hora con la humareda de un próximo asado, lo que hacía más lenta pero más segura la quematina. Mientras iba redescubriendo las líneas que el fuego resaltaba primero y hacía desaparecer después, en volutas azules y carbonadas, una angustia asfixiante lo oprimía, mezclada con vergüenza, con lástima de sí mismo, con dolor por su país.
Una noche, despertó sobresaltado: el rugido de un motor frente a su casa, la potente luz de los faros filtrándose por las cerradas hendijas de la persiana que daba a la calle, lo aterrorizó. Levantó mínimamente la cortina para espiar por los intersticios, desde la oscuridad de su cuarto hacia afuera: un auto que bien podía ser un Ford Falcon, atravesado en la calle, apuntaba sus faros cegantes hacia su casa. Desesperado, corrió hacia el baño y mientras rompía los papeles celosamente guardados para arrojarlos por el inodoro, temblaba. Sintió luego el motor que se alejaba, entre juveniles gritos borrachines. Suspiró, secándose el sudor. Cuando pudo dormirse nuevamente, soñó que una jauría de perros lo atacaba. Se defendía con desesperación, los filosos colmillos desgarraban su cuerpo, laceraban las manos con las que pretendía protegerse. Soñó entonces que estaba soñando, que la terrífica jauría era sólo un sueño, que él estaba durmiendo en el cuarto de su infancia, y que al lado dormía su madre; pudo sentir su respiración, rozar el brazo terso al que se aferraba cuando le permitían dormir en la cama grande, percibir el olor suave que emanaba el dulce cuerpo materno. Nada podría pasarle. Ahora durmió con placidez, la respiración acompasada. Se dijo entre sueños -sin sorprenderse que dejaba de ser niño- que mañana terminaría la tarea. Podría entonces viajar, reencontrarse con su mujer, con su bebé, con la vida.


(SALTA, ARGENTINA)

OSCAR WILDE


EL IMÁN

(Irlanda 1854 - París 1900)

Había una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán y empezaron a hablar de lo agradable que sería esta visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban, más fuerte era el impulso, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente acercándose.
Al fin prevalecieron las impacientes, y en un impulso irresistible la comunidad entera gritó:
-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora. Iremos en el acto.
La masa unánime se precipitó y quedó pegada al imán por todos lados. El imán sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era voluntaria.

CARLOS MARGIOTTA


100 AÑOS NO ES NADA


................................................................Querida hija

Te escribo para desearte un feliz cumpleaños, aunque escribir es una vieja forma de decirlo, porque aquí el hábito se ha perdido y, como sabrás, ahora sólo basta con dictarle a la máquina y ella responde a tu voz con palabras en la pantalla como si las conociera. Cumplir 100 años no es nada, hoy la ciencia se ha desarrollado tanto que empezamos a creer en la inmortalidad.
Todavía puedo recordar perfectamente aquel 5 de enero de 1976 y el momento de tu nacimiento porque estuve presente en el parto. A pesar de los años transcurridos y de la medicación a la cual estoy sometido, tu llanto y las imágenes se me hacen presentes en las vibraciones de mi cuerpo como una gran alegría. Ese año se jugó en nuestro país el mundial de fútbol y por eso te llamé "la mundialito", cosa que tu madre le molestaba mucho. Eran épocas oscuras del gobierno militar cuando comenzaron todas las desgracias que hoy conocemos.
Sé, por otros contactos, que estás bien de salud, así como tus hijos y tus nietos. A tus hijos los recuerdo con mucho cariño, me hicieron pasar muy buenos encuentros en tu vieja casa de Devoto y se divertían mucho con mis cuentos y bromas. Sin embargo a tus nietos siempre los sentí tan ajenos a la familia que a veces siento culpa por ello, pero bueno, vos sabés que entonces falleció tu madre y nos separaron a todos.
Ahora, después de tanto tiempo estoy arrepentido de haber firmado el acuerdo con la Compañía de Salud Pública para llevar a cabo la experiencia de rejuvenecimiento. Me doy cuenta que fue por miedo a la vejez... mirá como terminó tu madre. A veces pienso que es mejor asumir la edad que estar todos los días sometido de un grupo de investigadores de mal carácter que se creen dueños del bien y del mal.
He solicitado en varias oportunidades volver a ejercer mi profesión, pero me la han negado, dicen que tanto el estudio de la Historia Argentina como de la Universal ya no le interesan a nadie, que además no produce riqueza, que sólo es una adicción para melancólicos y que es mejor no recordar, que lo importante es el futuro. Como te darás cuenta me han quitado una de mis pasiones, y también me han prohibido escribir ficción, otro de mis placeres, la realidad, dicen, lo que importa es la realidad, lo demás son cuentos de niños.
Mi contrato vence a fin de año y estoy pensando en no renovarlo, a veces sueño que me desconectan la batería y me siento feliz, pero la sola idea de atravesar los numerosos laberintos de la burocracia de control estatal me asusta demasiado, ya no tengo la paciencia ni tolerancia que me caracterizaron.
Desde que me han traído a este lugar de la cordillera, después de la gran inundación que sufrimos en el 2052. Recordaras que entonces a causa del descongelamiento de los hielos de la Antártida desaparecieron varias poblaciones de Buenos Aires y gran parte de parte de la pampa húmeda, empecé a no creer en el proyecto. Para colmo hace unos años quitaron todos los espejos de las habitaciones aduciendo que iban a limpiarlos y nunca más los repusieron. Sólo puedo verme a través de la pantalla de la máquina pero, como te imaginarás, dudo de la veracidad de las imágenes tomadas por la cámara y creo que no son reales, que es un engaño para no reconocer el fracaso del tratamiento.
Lamentablemente tampoco podemos vernos virtualmente como antes y compartir una conversación más cálida, aquí nos han puesto muchas restricciones por razones de presupuesto, dicen. Discúlpame que no te lo haya contado antes, pero no quería preocuparte.
Siento que he perdido las ganas de vivir y que mi ilusión de prolongar la vida se ha hecho trizas. A mis compañeros de la villa les pasa lo mismo, estamos tristes, enfermos de eternidad. Mi único deseo es volver a verte junto a tus hermanos, estar otra vez en familia y despedirme como un ser humano. Escribíme, no dejes de contestarme, los extraño.

.............................................Tu padre 5 de enero de 2076

JULIO HUASI


Cavenas
se abren en sus manos
vomita
una mancha negra
en el papel.

Su sonrisa escondida
en una cajita de fósforos.

Le huye a un sol prohibido
y las sombras la consumen.

"Dios hizo un agujero para espiarme"

FEDERICO MATIAS LÓPEZ


Hora 15 en el cemento
..................Muerte es acordarse
.......................En el alfeizar
Nadie puede sentir angustia.
La plaza, los niños.
.............................Unos es especial.
Esta iglesia derruida y sorda
Nos mira.

Y
Mira, niño: nos miramos!!
Cómo te golpea tu madre
Cómo se quiebra y desmenuza mi adultez
No nos conocemos madreyoniño
Nos miramos tres veces
Nadie puede sentir angustia

Ya no nos miramos, niño
Y nos conocemos.

PABLO FERNÁNDEZ


ESA MUJER QUE PASEA ENTRE TUS SÁBANAS

Adentro de tu ropa,
Adentro tuyo.
Que esta llenando tus cajones,
Que no quiere que te veas triste,
que hace ese sonido
que esperaste todos estos años.

Que combina puntillas
Como si fueran flores,
Y luego las deja escondidas,

Que dormida te abarca,
Y despierta hace rulos con tus brazos.
Que hace tu misa los domingos,
Hasta tarde,
Envuelta en canto.

Esa mujer de ojos transparentes,
De mirada franca,
Que tiene el toque de humor justo,
Una brutal carcajada.

Que hace natación,
Teje,
Es productora de cine independiente,
Daría la vida por la causa,
Ama los animales,
Quiere ser madre,
Abuela y santa,
Hermano mío,
Esa mujer te esta matando,
En secreto,
Con cada día que pasa.

BEATRIZ CID


FLUYE

Deja de pensar,
aquieta tu alma,
sosiega el espíritu

Entierra la tristeza
que desde pequeña
fue tu escolta

Fluye con la fuerza
indomable de los ríos
y sigue al viento
el es sabio

Desarma estructuras
y vuela a lo alto
como el cóndor nevado

Vibra, danza
y siéntete presurosa mariposa
en búsqueda de su jazmín amado…

Sueña, imagínate dorada
embriagada en color, sabor de aromos…

Muy efímero es el
tiempo faltante
sabías?

Aún así, Otoño de sentimientos
recorre los campos sin piedad, ni miedos,
busca aquel que acaricie tus manos,
bese el mapa de tu cuerpo
y se enternezca con la pulcritud de tu alma…

Fluye,
deja de pensar,
aquieta el espíritu…
El sonoro despertar de la mañana
te anunciará que aún eres mujer soñada,
dulce mujer amada.


oooOooo



ESAS TARDES DE DOMINGO

Para algunos
soledad del día domingo
En él se apodera
la esclavitud del tiempo

Recuerdos, pasajes de nostalgia
Agitan los recuerdos
de los pasados domingos
hijos pequeños
el hogar
la casa diseñada
para la alegría,
amores de familia
la perra expectante
el canto de los pájaros
y tu presencia
hoy ausente

Día de recuerdos
para la hoy entristecida
mujer
por falta de amor
en caricias y encuentros

Feas tardes de domingo
agitado revuelo de
gorriones apresurados
buscando volver al nido

Ayer quedó en ese ayer
de aquellas tardes
de tiempos del amado
anochecer
de tardes de domingo

IVANA SZAC

"La soledad de un hombre es un vaso vacío"
............................................J. Antonio Cedron.
Un cielo
chorrea verdades
arma su historia
como un rompecabezas,
recuerda rostros que giran
pero su soledad
es un planeta enorme,
alguien ata sus manos
cuando tiene sed
lo abraza la locura
y la tristeza en cada vaso de agua.

BEATRIZ NANTON

¡Ay, amor!
salgo a buscarte
por el prado
como algodonero que flota

voy a encontrarme
con el valle de tu mirada
el olor del castaño
bajo un sol indeciso
busco
la brisa de tu voz
esa voz
..............profunda
que me lleva
.............al abrigo de tu cuerpo.