viernes, 11 de diciembre de 2009

FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS!!!


YASUNARI KAWABATA


..............................CANARIOS (Kanariya)
Señora:


Me veo obligado a romper mi promesa y una vez más le escribo una carta.
Ya no puedo tener conmigo por más tiempo los canarios que recibí de usted el año pasado. Era mi mujer la que siempre los cuidaba. Yo me limitaba a mirarlos, a pensar en usted cuando los observaba.Fue usted quien dijo, ¿no fue así?: “Usted tiene una mujer y yo un marido. Dejemos de vernos. Si por lo menos usted no tuviera mujer. Le entrego estos canarios para que me recuerde. Obsérvelos. Ellos son ahora una pareja, pero el vendedor simplemente tomó un macho y una hembra al azar y los metió en una jaula. Los canarios en sí no tuvieron nada que ver. De todos modos, por favor recuérdeme a través de estos pájaros. Tal vez sea desagradable entregar criaturas vivas como recuerdo, pero nuestra memoria también está viva. Algún día los canarios se morirán. Y, cuando llegue el momento de que mueran nuestros mutuos recuerdos, dejémoslos morir”.
Ahora los canarios parecen estar al borde de la muerte. La que los cuidaba ya no está. Un pintor como yo, negligente y pobre, es incapaz de hacerse cargo de estos frágiles pájaros. Lo diré claramente. Mi mujer se ocupaba de los pájaros, y ahora está muerta. Y como ella ha muerto, me pregunto si también los pájaros morirán. Y si así es, ¿era mi mujer la que me traía recuerdos de usted?Hasta se me ocurrió dejarlos libres pero, desde la muerte de mi mujer, sus alas parecen haberse debilitado repentinamente. Además, estos pájaros no saben lo que es el cielo. Este par no tiene otra compañía en la ciudad ni en los bosques cercanos donde reunirse con otros. Y si acaso uno se fuera volando por su cuenta, morirían separados. En aquel entonces, usted aseguró que el hombre del negocio de mascotas simplemente había tomado un macho y una hembra al azar y los había metido en una jaula.
Y a propósito, no quiero vendérselos a un pajarero pues usted me los dio a mí. Y tampoco quiero regresárselos a usted, pues fue mi mujer la que los cuidaba. Por otra parte, estos pájaros – de los que probablemente ya se haya olvidado – serían una molestia para usted.
Lo diré de nuevo. Fue porque mi mujer estaba aquí que los pájaros han vivido hasta el día de hoy – sirviendo como recuerdo suyo. Por eso, señora, deseo que estos canarios la sigan a ella en la muerte. Mantener su memoria viva no fue lo único que hizo mi mujer. ¿Cómo pude amar a una mujer como usted?¿No fue acaso porque mi mujer permaneció conmigo? Mi mujer me hizo olvidar todo el sufrimiento. Ella evitaba mirar la otra mitad de mi vida. Si ella no lo hubiera hecho, seguramente yo habría desviado mis ojos o habría desalentado mi mirada ante una mujer como usted.
Señora, ¿no es correcto, entonces, que mate a los canarios y los entierre en la tumba de mi mujer?




*Alguna información acerca de Yasunari Kawabata: (1899-1972).
El escritor japonés Kawabata Yasunari, se destacó en el panorama literario del siglo XX por la delicadeza y el refinado lirismo de sus obras. Kawabata nació en Osaka el 11 de junio de 1899. La soledad en que pasó su infancia tras la muerte de sus seres más queridos marcó profundamente su personalidad. Huérfano a los 3 años, insomne perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz tanto de los clásicos como de las vanguardias europeas, fue un solitario empedernido.
Tras finalizar sus estudios en 1924 fundó Bungei Jidai (La Edad Artística). Fue precisamente en esa revista donde apareció, en 1926, "Izu no odoriko" ("La danzarina de Izu"), relato lleno de imágenes líricas y sugerentes, en el que se apreciaban ecos de las escrituras budistas y de los poetas medievales japoneses, que para el autor constituían "la más elevada literatura del mundo".
La soledad, la angustia ante la muerte, la búsqueda de la belleza y la atracción por la psicología femenina, expresado todo ello en un estilo simbólico y lírico, fueron temas centrales en torno a los cuales giraron Yukiguni (1948; País de nieve), Yama no oto (1949-1954; El clamor de la montaña) y Nemureru hijo (1961; Bellas adormecidas), obras de plenitud artística que lo hicieron merecedor, en 1968, del Premio Nobel de literatura.
Kawabata Yasunari se suicidó en Zushi el 16 de abril de 1972. Su obra, que él mismo definió como un intento de hallar la armonía entre el hombre, la naturaleza y el vacío, permanece entre las más altas de la narrativa del siglo XX.
"HISTORIAS EN LA PALMA DE LA MANO". Premio Nobel de Literatura en 1968, Yasunari Kawabata es ampliamente conocido en Hispanoamérica por sus novelas incisivas, maravillosamente líricas y profundas.Pero según él mismo, la esencia de su arte debe ser buscada en la serie de historias cortas a las que llamó "historias en la palma de la mano" escrita a lo largo de su vida. Comenzó a experimentar con las formas breves en 1923 y retornó a ellas cada tanto. De hecho, el último de sus trabajos fue una reducción a la medida de la palma de la mano de una de sus obras mayores, País de nieve, escrita poco antes de su suicidio en 1972.Como soñadas, intensamente atmosféricas, por momentos autobiográficas y otras veces fantásticas, estas historias reflejan el concentrado interés del autor japonés por la miniatura, el fragmento de argumentos reducidos a lo esencial y la escritura relámpago. En Historias en la palma de la mano conviven la soledad, el amor, el paso del tiempo, los rituales y la muerte. Este conjunto de relatos captura el rango inigualable y la complejidad de uno de los más grandes talentos literarios del siglo xx.


*Lic. Virginia Edit Perrone.Para visitar El Trazo: http://virginiaperrone.blogspot.com

HÉCTOR CEDIEL


CARTAS DE AMOR DE UN ENFERMO DEMENCIALMENTE LOCO
.................................
a Isabel Toro "Isatolup"

1
Soy un animal enamorado por el vino de las estrellas; un demente enfermo de locura y amartelado al aroma de tu piel; me has acompañado como la lepra durante un rico manojo de años. Se que te han herido algunos versos, pero muchos te acompañarán durante como las sombras de las largas jornadas, así solo haya sido un accidente en tu historia. Mi alma conoció contigo la claridad y la magia de la demencia carmín de los sueños, en una modesta y solitaria habitación, que ya llevo grabada para siempre en mi corazón; alquilada a extraños forasteros, a medrosos pasajeros que siempre ingresan sin más equipaje que los disfraces que llevan puestos… nómadas siempre sin un rumbo por destino… solo deliran sus pasos errabundos… como el cansancio de las huellas que dejan estampadas el dolor y el desencanto los enfermos mentales, por los pasillos de los sanatorios… Revoloteamos como caballos de fuego y te amé de rodillas… y te amé así o asa en silencio y te adore con palabras soeces. Me conmoviste con embarazos indescriptibles y culilleros; atemorizantes como todos los compromisos no deseados con el futuro; y sin embargo, te seguí jineteando como a una ardorosa sierva salvaje. Te resucité como a una sonata muerta; bramamos como animales retozando o como las ramas de los árboles otoñales o las alas de las mariposas cuando se abren al abandonar las crisálidas; como un glúteo furioso cuando ansía ser empalado y escarmentado por la saliva del fuego; o los labios vaginales al rendirse sin capitular al deseo. Tus sentimientos de mármol, pudren al verde de mis risas; me he impregnado con la alegría de los pájaros, con el musgo de las llamas virginales de las durmientes que en la oscuridad se ensalvajan. Me ha derruido el silencio del amor; florece la tristeza como el amarillo de una tarde de invierno, cuando el dolor no es más que una sonrisa loca, extasiada por las mentiras piadosas que intentan en vano mitigar el daño. El fin solo nos muestra el rostro otoñal de la vida que se escapa como una rata murte acobardada por la vergüenza. Ya no eres la mujer bella y apacible que conocí; siento apagado el fulgor de tu pasión y sin sentido tus ligeros azores... esas necedades que devastan mi deseo por ti.

2
Escucho la voz de una sociedad inexistente; de una decadencia que se empina sobre el estiércol para comprender al odioso lenguaje, de una sociedad muda o que se acobarda frente a la agresividad de los malandros murtes. Nadie es maestro de nadie, porque todos a nuestra manera, tenemos que aprender de nuestros errores y aciertos; nos
seduce el paganismo que brota de un absurdo pragmatismo, que crea dioses a su conveniencia y realidades que se engendran del delirio desbocado, de las pasiones de aquellos rebaños que piensan con un cerebro seco, un cerebro que desconoce el canto de los pájaros y la música melodiosa de las tempestades místicas del viento. La naturaleza engendra versos que brotan del oscurantismo que intenta descifrar los conceptos de los jeroglíficos y de los absurdos crucigramas de los pensamientos de las sensaciones, que rompen los esquemas de la lógica de los discursos y de esa morbosidad con la que el pensamiento, hila los eslabones que conectan a los sentidos con el absurdo de una realidad que delira, con el fulgor invernal de los arreboles del verano o de los neurotransmisores cuando se excitan con las caricias de las feromonas, cuando se deslizan sobre sus genitales raptando. Cuestiono la ceguera de los sentidos que intentan descifrar a su manera, los versos de ese dulce paganismo que nos reduce a casi todos, a aprendices de orfebrería, a neófitos novicios en el arte amatorio de la seducción. Es curioso que un verso encierre tantas interpretaciones o facetas como los visos que deslumbran, a las interpretaciones del pensamiento. Un cuerpo vestido, encierra a un alma castrada, fosilizada, emparedada por un doloroso desasosiego que la desnuda; un cuerpo desnudo, regresa al naturismo puro, a la esencia más franca, real y auténtica.

3
Más que un vaticinador que ve o imagina el futuro; que un profeta que pregona lo que sucederá con una seguridad casi fanática y sin dudas… que un mago que saca de la manga soluciones fantásticas… o un vidente que no sabe como explicar lo que sucederá… o como un pronosticador que deduce… que cree en formulas o procesos… en hechos que responden a patrones o comportamientos… a formulas por lo general científicas… o brujos y hechiceros que embaucan con el miedo que inspiran a sus diezmadores… un vate analiza o dispone de su lucidez al servicio de lo que ve, de lo que vive, de lo que toca y le estremece. El escribano auténtico tiene que consumirse dentro de su propia realización, dentro de ese holocausto, donde hay que ser victima y victimario. No importa pensar ni ser pensado; simplemente hay que desenmascarar a ese Dios que hemos enmascarado, disfrazado, creado y manipulado a nuestra imagen y semejanza, así nuestros espíritus sean vacíos y carezcan de una razón de ser. Todos fingimos o somos frutos de lo inauténtico; importamos y usurpamos dones, cualidades, imágenes, huellas y a veces, hasta absurdos gritos de otras culturas. Todas las respuestas que se logran como un proceso cognoscitivo o de aprendizaje, pueden ser erradas; nada es nada y sin embargo, lo puede ser todo para algunos, por más que nos despersonalicemos. A veces admiro el valor de las enseñanzas que nos deja la sabiduría empírica de la locura; solo la locura desciende hasta el infierno para desenredar las huellas de ese animal que produjo la naturaleza humana o esos bastardos murtes que afloraron del alcohol del detritus, para desafiar el poder de las palabras; somos engendros divinizados por el ego; somos hijos adoptados por el alter ego, somos ese extraño que no reconocemos, cuando nos desnudamos frente al espejo como una manimota enmonada parodiando a las damas de las callejuelas. El desasosiego es un delicioso delirio; se que todos fingimos realidades y sentimientos, para engendrar versos conjugados por las deducciones lógicas de un azar dadaísta, que nos construye a la vez una realidad surrealista, para que soportemos sin pensar en el suicidio a esta absurda realidad. No es fácil sentir, la calidez de las llamas del desencanto absoluto que nos deshilacha como a la lepra, que nos arranca con sus colmillos las ilusiones, los sueños o esa mutación que nos permite ser la interpretación absoluta de los pensamientos.

4
Para nadie es fácil desdoblarse como una sombra sobre el blanco de una hoja oscura. Existe un gran desencanto en las almas que no encuentran una razón lógica o lúcida como un cuadro abstracto, que justifique el sacrificarse dentro de un cuerpo transeúnte. Solo las demencias auténticas, nos permiten confrontarnos con nosotros mismos. No me interesa sostener la música en los tonos de los versos, que nos permiten conocer los pensamientos de un alma que debe existir y aceptarse como una realidad lógica, como algo real. Los versos cuando se fatigan, ellos mismos se apagan; se borran como huellas grabadas sobre el azul de los arenales de los desiertos rojos. Las arboledas en los desiertos son una ilusión perfecta de un mar banal de colores alucinadores; de esa vida que nos finge que nos pertenece y que esta a merced de las necedades, de nuestra mal criada voluntad consumista y facilista. No somos más que animales que sentimos y pensamos cuando rumiamos como omnívoros, mares de palabras y conceptos, que se supone que nos culturizan. El hombre desencantado, siempre ha pensado más que un hombre feliz; un hombre feliz pierde la visión o desproporciones de la realidad; un hombre feliz solo ve lo que le interesa ver y es más invidente, que un ciego testarudo. No importa que los pensamientos se confundan con las ideas; creo en la lucidez automática de las palabras que se expresan o que simplemente escapan, cuando abrimos las ventanas de las jaulas, que impiden que las cosas sean tal como son o deberían ser. Jamás el hombre había vivido más apresado entre rejas invisibles o espacios amurallados, que hoy en día. No me importa desconocer las respuestas, que puedan descifrar los rasgos de las ideas; lo importante siempre es la cosa, porque tenemos que aprender a ver al mundo tal cual es y desnudo, sin aspavientos o vergüenzas bizantinas; así como a las personas, porque desnudas se capta su esencia pura, sin permitirle pensar o sonreír a nuestros sentidos, con una malicia perversa; es diferente desnudarnos a desarroparnos o simplemente desvestirnos… el hombre tiene que redescubrir la magia y el encanto del naturismo… debe ir y sentir a la naturaleza como parte de ella, acariciarla, tocarla… compenetrarse… tenemos que asumir nuestros compromisos como Ángeles de luz… ante todo somos vates y como tales tenemos que vaticinarle al viejo hombre, las opciones para que sea feliz, si desea salvarse; salvarse o ponerse a salvo, no es simplemente sobrevivir… es vivir con plenitud la vida… debe derrumbar esos muros o esas cárceles invisibles, que le han impedido ser él mismo… los invito a visitar la revista virtual NUDELOT, para conocer un poco de la luz del naturismo…
5No es fácil despojarnos de los mojones que estacan a los conceptos que empalizamos, como una incultura acondicionada por los preconceptos, que crean universos utópicos, ensueños nihilistas, fantasías místicas que le temen a los conceptos acondicionados por el prejuicio obsesivo de los ciegos; siempre intentan interpretar, lo que no conocen o dominan; que intentan ponerle voz, al silencio de las cosas o a los mismos pensamientos de los silenciosos taciturnos; no es aprender a ver, sino ver para poetizar y después si se puede ver a medida que se poetiza. La palabra evoluciona y crece cuando germina. El desasosiego más que ser el pensamiento de un mar de desencantos, debe permitirle ver al ermitaño, al asceta que piensa y es maldecido por no compartir la oscuridad de su cueva. Las sombras se convierten en cuervos, en buitres carroñeros que le arrancan con sus garras los ojos a la naturaleza. Una naturaleza sin ojos, ve con más amor a los hombres que la ultrajan, que la violan sin goce, sin la magia de ese placer libidinoso, sensual, amoroso… o inclusive ese éxtasis cuando nos masturbamos… por ser para muchos la única opción de felicidad e intimidad. No es fácil aprender a sentir y a enamorarnos sin sentimiento; un sentimiento sin emociones ni estremecimiento, es frío y seco como el cadáver de un sin sentido; que se burla del sentido que debe tener el fuego, como elemento básico de vida. Si no nos pertenecemos a nosotros mismos ¿Por qué permitimos que nos agrupen en rebaños o en colectivos y un solo camino, como opción de única de vida? El desencanto absoluto, siempre termina por engendrar guerras; conflictos absurdos que brotan de esa paz que desespera, que angustia, que enloquece y parece ir contra lo lógico o racional de la vida; que nos rompe los nervios y nos destempla el sosiego o esa absurda felicidad que hastía y nos patea los testículos. Amén y ámense… pero primero aprendamos a desnudarnos completamente frente a la vida y frente a las personas con un corazón limpio…

ALICIA CHILIFONI


¡EL MUNDO ES GRANDE Y NUESTRO!

Temprano salgo a quitar el candado. Encuentro el jardín moteado de botones de oro: las flores del "diente de león". Lo tomo como un buen augurio. Coloco la llave en la ranura pensando que hoy será un muy buen día.
Salgo a la vereda, como siempre, a echar un vistazo al panorama. Veo un grupo de hombres que se movilizan como hormigas, en el baldío de la esquina, en lo que era "el campito de doña Ema", un triángulo de tierra a la vera de la ruta. Cruzando la calle, estaba, en un rinconcito de la tienda y mercería, el quiosco de golosinas, con su ventana siempre abierta. Contorneando el campito, una zanja, y yuyos que iban decreciendo en altura hasta desaparecer en la parte central, que era tierra pelada. Las incansables gambetas de las zapatillas de los chicos, jugando a la pelota a toda hora, mantenían a raya al yuyal.
Después, mientras los chicos seguían con su mala costumbre de crecer rápido, nos fue invadiendo la niebla espesa y pegajosa de la desocupación.
Si bien nunca faltan chicos, que porfiadamente siguen naciendo, ya no podían jugar al aire libre, porque también se fue instalando la tan mentada y creciente inseguridad.
Así, el campito de doña Ema, sin partiditos, se convirtió progresivamente en depósito de basura. Al principio, simples residuos domiciliarios. Después se agregaron muebles viejos, y chatarra: grandes piezas metálicas industriales, cuya sombra serviría de reparo para aquéllos que, víctimas de la desocupación, se derrumbaban a beber o a drogarse entre los desechos. A la madrugada era un buen escondite para algún ocasional ladrón al acecho.
Para adecuarse al nuevo estado de cosas, las casas fueron rodeándose de rejas lo más seguras posible.
Con los años, llegó el ensanche de la Ruta Nacional 3. Entonces, el campito, ya sin doña Ema enfrente, se convirtió en un amplio espacio perfectamente triangular, enmarcado por generoso veredón de lajas rodeado de asfalto.
Y justo allí están esos hombres, manipulando algo que no alcanzo a distinguir. ¿No estarán tirando basura? ¡Otra vez!
Me acerco inquisidora, vigilante, amenazante, con cara de dueña. Espero que lo que me devuelven mis ojos no sea una alucinación, un espejismo: están distribuyendo juegos infantiles! En el centro, el tobogán, imponente. A su alrededor, la calesita, el pasamanos, una hilera de subibajas y otra de hamacas. A lo largo del veredón plantaron árboles alineados siguiendo el triángulo, intercalados con bancos.
De tan contenta siento que el alma se me desparrama por todo el cuerpo como nieve derritiéndose al sol.
Vuelvo a casa lenta, sin poder creer lo que vi, tratando de entender tanta felicidad que, vista así, parece desmedida.
Sin encender la radio, cosa rara en mí, preparo el mate. Echo la yerba con las correspondientes pizquitas de azúcar y café que acostumbro agregar siempre y sólo a la primera cebadura. Para saborear mejor, cierro los ojos. Entonces se me aparece la imagen de la plaza repleta de chicos de todas las edades, corriendo de un juego a otro, gritando, riendo. Veo gente distendida, plácidamente sentada en los bancos, bajo los árboles, leyendo, charlando, mateando, atendiendo los requerimientos de los más chiquitos: "¿me hamacás?".
Me doy cuenta entonces de que no soy exagerada, para nada!!! Eso no es un simple rincón de juegos infantiles, no. De ninguna manera. Eso es volver a ocupar los espacios públicos, que no son públicos por no ser de nadie. Son públicos porque son de todos, del pueblo.
Siento que puedo soñar confiada con algo que parecía imposible: un día, cuando me levante por la mañana y salga a la vereda, me encontraré con que están desapareciendo las rejas.Sí. Volveremos a la vereda en las noches de verano, hasta la madrugada, con los chicos andando en bici y patines, y jugando en la plaza. Y después nos iremos a dormir, con las ventanas abiertas, dejando entrar libre, el aire fresco con olor a glicinas, como en mi casa natal, como era antes, como nunca debió dejar de ser, y como será, sin dudas, porque no hay manera de equivocar el camino cuando es la pureza de corazón quien lo traza. Se trata de que nadie lo desvíe, ni lo corte. Y para eso estamos nosotros, los vecinos, el pueblo, los dueños del campito, porque la tierra será ancha, pero nuestra.

ARIEL SUÁREZ


BALANCE


A los treinta años, Alberto, dueño de un frigorífico y hombre de familia, decide hacer un balance de su vida coincidiendo con el cercano fin de año.
"Vos tenés una vida, no una empresa. ¿Balance de qué?", le digo.
Días después me lo encuentro. Se lo veía mal, como envejecido diez años en diez días. "¡Ariel! ¡Tenías razón! ¡Hice un balance y terminé en convocatoria de acreedores! ¡Mi vida es un lío!".
Pasa el tiempo y a los cuarenta años Alberto decide hacer otro balance de su vida. "Ya sé lo que pensás -me dice- pero todo va a estar bien".
Cuando lo volví a ver, tenía un sobre para mí en una mano, una pistola en la otra y los sesos estampados en la pared de su oficina. Abrí el sobre y leí la nota: "¡Ariel! ¡Me pidieron la quiebra!"



PROPIEDADES


Valeria me invita una taza de té verde mientras me cuenta las maravillosas propiedades que tiene para la salud. "Mirá -me dice-. Leé esto", y me da una revista donde se habla de las increíbles propiedades del té verde y sus poderes sanadores más las recetas para varias mezclas con otras bebidas. Una llama mi atención: té verde con vodka. "Che, pero... ¿esta mezcla no anula las propiedades?" pregunto yo. "¿Las propiedades del té o del vodka?" dice ella, entre risas.
Decidimos probarlo: un litro de té, un litro de vodka.
Cuando despierto, tengo el cerebro hecho pedazos y la certeza de que -¡Gracia' a Dio'!-, con la mezcla, el vodka no pierde sus propiedades.
¿El té verde? ¿A quién le importa el té verde?



EL AÑO DEL MONO

Alfredo nació en marzo de 1968 y cada 11 años, como lobizón en luna llena, se transformaba debido a la llegada del año del Mono.
En el inicio del 2004 comenzó un trabajo nuevo donde ganaba el triple y cambió a su mujer por una joven amante diez años menor que él. Su armonía interior y su capacidad intelectual eran cosas nunca vistas. Su reputación no podía estar más alta.
En enero del 2005, Alfredo recibió el telegrama de despido, su amante lo dejó por un muchacho diez años menor que ella, su armonía interior se mantenía a base de Valium y su inteligencia parecía la de un chico Down. Sin contar un repentino y creciente cariño por el whisky. Su reputación no podía estar más baja.
La vida había vuelto a ser la misma mierda de siempre. Como Cenicienta después de la medianoche.


-A orillas del Paraná, Rosario-

(Publicado en la revista virtual Con voz propia, dirigida por A. Pescaner)

MARISA PRESTI


ARQUETIPO

Las pocas ganas de escribir se le deslizaron sobre el teclado; la mano derecha, involuntariamente, hundió a la K y a la L como si tuvieran la culpa. Quizás era una señal del destino que su malhumor no le permitía reconocer. Yo sabía que para él la tarde estaba perdida, desde la mañana temprano su mente oscilaba entre el vacío y la impotencia.
El virus del desánimo comenzó a invadirlo cuando su editor le dijo: Tenés que aceptarlo, tu estilo ya no se adapta a la época. El lenguaje actual se vuelca a la mínima expresión, a la síntesis. Para un hombre como él, con más de veinticinco obras publicadas entre ensayos y novelas, algunas traducidas a varios idiomas, fue un golpe fuerte.
Una tarde, compartiendo un café, me confesó que sufría. El deterioro del lenguaje, las palabras burdas, el desinterés de los jóvenes, lo había llevado también a renunciar a su cátedra en la universidad.
¿Cómo puedo enseñarles a pensar cuando para todo contestan: y bueno, nada ...
Pasaron unos meses sin tener noticias, hasta que un día lo reconocí a lo lejos. Estaba solo, ajeno al frío que inundaba Buenos Aires en aquel mediodía de Junio. En el desolado banco de la plaza, su cuerpo parecía traspasado por la indiferencia. El simpático Beagle que le husmeó los zapatos no logró la más mínima reacción. Me hubiera acercado, como lo hice tantas veces, pero la fuerza de su desánimo me obligó a alejarme.
La mente se pone lentamente en blanco, se difuma el contorno de la plaza haciendo desaparecer árboles y plantas, colores y caminos. De a poco, dos letras comienzan a aparecer frente a mis ojos; las reconozco, son las únicas que hoy han querido acompañarme. La emoción de encontrarlas lubrica mis ojos de lágrimas olvidadas. No estoy solo. K y L están conmigo.
A pocos metros, soy involuntario testigo de una imprevista alegría. Deja el banco y festeja con su cuerpo. Se expresa, danza. Da vueltas una y otra vez sobre sí mismo como si una música inaudible euforizara su entusiasmo. Hasta saluda con sonrisa nueva a una viejita y dos chicas de colegio que pasan frente a él. Se atreve a recoger hojas de otoño para esparcirlas al viento.
La K me parece la más fuerte, o por lo menos la que más confianza me inspira. Quiere decir algo, trae un tema, una historia que merece ser contada.
Tengo que observarla detenidamente desde distintos ángulos. Cambiarla, invertirla, rebelarla contra las estructuras, ganarme su confianza para que se muestre tal cual es.


Interesante, interesante. Las delgadas ramitas de los árboles son el vehículo de expresión entre su mente y la mía. Pero el mensaje, Dios mío, ¿cuál es el mensaje?
Ahora lo veo agachado, casi de cuclillas sobre el camino de tierra. Se ha puesto los anteojos, ésos que sólo usa cuando la tensión le nubla la vista. Cambia una y otra vez las ramitas de lugar, mientras los zapatos se tiñen irremediablemente de color tierra. Cierra los ojos, hasta que una sonrisa aviva los apagados labios.
Quizá la L pueda ayudarme. La reconozco, frágil, delgada, pero irreemplazable. Invoco a la sabiduría del universo para que me ayude a penetrar en la esencia de la representación lingüística.

Junta más ramas. Prueba unas y otras sobre el polvo del camino, ajeno a las miradas curiosas. Anota en su cuaderno mientras cambia y busca distintas combinaciones. Cuando al fin decido acercarme, veo que recoge sus cosas y camina con apuro hacia la salida del parque. No quise forzar el encuentro, pero tuve la certeza de haber presenciado un descubrimiento revelador.
Después, supe que había partido a Inglaterra como parte de un grupo de investigación sobre civilizaciones primitivas.
A fines del siguiente año, me invitaron a la entrega de premios del XV Encuentro Hispano Parlante del Arte de las Letras, el certamen literario más prestigioso de Ibero América. El salón, colmado de notorias figuras del ambiente, estalló en aplausos cuando le otorgaron el Primer Premio: " A este creador ejemplar, que supo adelantarse como nadie a la síntesis expresiva de nuestro tiempo, revelándonos las nuevas representaciones que el idioma exige"
Nunca supo de mi presencia, pero cuando se presentó la primera edición, alguien tuvo la gentileza de traerme un ejemplar firmado. Como sé cuánto lo admiran, aquí se los hago llegar.

VÍCTOR HUGO RESINA


EL REY MELCHOR


Estábamos de excursión, unas pequeñas vacaciones de 7 días, junto a compañeros de trabajo de un sindicato.
Habíamos partido de Buenos Aires para recorrer unos 2.000 kilómetros rumbo a la Quebrada de Humahuaca y los Valles Calchaquíes en las norteñas provincias de Salta y Jujuy de Argentina.
Era un 5 de enero y esa noche iba a ser la "Noche de Reyes", sería como las que venía viviendo desde hacia muchos años - es decir - no iba a tener "magia alguna".
Estaba cansado. Las imágenes de lo vivido ese día pasaban sin cesar por mi mente: cerros, quebradas; en mis oídos aun retumbaban los sonidos y los ritmos musicales del altiplano: villancicos y carnavalitos en quenas, sikus, charangos, guitarras, violines, cajas, ejecutados maravillosamente por los lugareños, vestidos con los tradicionales atuendos ancestrales.
Caminaba recorriendo la plaza frente a la Catedral salteña.
Reparé entonces frente a mí a una joven abuela, moderna y elegante, pero de sangre aborigen, que le leía a su nieta Ailiñ una revista infantil.
Ailiñ, rubiecita de flequillos lacios y cachetes rosados, bien acomodada en la falda de su abuela, escuchaba la maravillosa historia de los Reyes Magos.
Poco a poco fui comprendiendo que estaba siendo espectador de una escena única y exquisita. Algo hacia sonar en mi alma esas campanitas de mi infancia… ja. ja. ja… A los 63 años ya remotas y olvidadas.-
…y los Reyes Magos convirtieron el caballito de Azuad en un caballito de madera.
… ¿De madera abuela? … ¿Como pudieron hacerlo?....
... Porque los Reyes eran magos…por eso!!!... y así pudo ver Azuad cumplido el sueño de ser amado por un niño ya que los Reyes lo dejaron al lado de los zapatitos de Juan, quien justamente se los había pedido.
La niña estaba fascinada, además sus propias expectativas sobre esa noche iban en aumento.
…¿Que me traerán a mi abuela? ¿Cumplirán con mi pedido?...
¿ No será mejor haber pedido un caballito de madera, como Juan, el niño del cuento?
… La abuela seguía leyendo cada año, doce días después del nacimiento de
Jesús, los Reyes reparten juguetes a todos los niños del mundo…y Melchor, Gaspar y Baltazar que viajaron desde Oriente guiados por la estrella de Belén, le llevaron a Jesús tres regalos muy preciados en esa época: mirra, incienso y oro.
...¿ Que es mirra, abuela?
…Una resina muy aromática, quiero decir una sustancia que al quemarse produce un perfume…
… Ah! - decía Ailiñ - no muy convencida con la respuesta y pensando seguramente que los Reyes no le iban a traer eso a ella, su pedido era una muñeca y unas castañuelas.
Lo que había escuchado hasta ahí me transportó a mis recuerdos de niño y a esas preguntas que solo el tiempo me respondió:
¿Como harían los Reyes para transportar tantos juguetes en una noche?
¿Como es posible que entren en mi casa sin ser vistos?
¿Tendría esto que ver con portarse bien o portarse mal?
Entonces decidí por esa noche convertirme en el REY MELCHOR.
No había advertido hasta ese momento las jugueterías y los negocios alrededor de la plaza salteña que estaban repletos de gente.
Así fue que convertido en REY compré varios regalitos para mis compañeros de viaje, a los artesanos que habían desplegado e improvisado sus puestos de venta desde temprano.
Esperé ansiosamente la noche. Una vez que todos estuvieron ya dormidos en el hotel, deposité los regalos en la puerta de cada habitación. Todos éramos adultos y nadie había dejado los zapatos preparados.
A la mañana siguiente, en el desayuno, todos estaban sonrientes tratando de adivinar quien había sido el misterioso REY MAGO.
Yo me reí para mis adentros… ja. ja. (Es un secreto que aun conservo).
Me sentí agradecido a esa abuela y a Ailiñ, que con su inocencia, me hicieron descubrir que es tan lindo recibir regalos de Reyes, como hacerlos, cualquiera sea la edad que tengamos.Volver a ser niños fue la magia.

NORMA PADRA


EL COLECCIONADOR

Había una vez un joven que se llamaba Estrello al que le encantaba coleccionar estrellas, figuritas, al principio, con imágenes, con colores, estampillas de correo... Todo lo que tuvieran astros.
Un día... fue a la placita de San Telmo, para ver las antigüedades y de pronto encontró otras cosa para coleccionar: amores por ejemplo.
Se encontró con Clara, caminaron y charlaron muchos, hasta que la noche los sorprendió en un bodegón.
Estrello se convirtió en el conquistador de corazones cuarteados.
Quiso reparar el reloj biológico, como si fuera una pieza más de aquellas colecciones, que vio en las vidrieras de los anticuarios, pero no lo logró.
El también estaba marcado por el dolor de las pérdidas, y a esas, no quería atesorarlas.
Le declaró su amor a Clara muy torpemente, sin medir consecuencias.
Ella no le creyó... No sabía como decirlo...
- Vamos, es un incidente sin consecuencias, que pasará pronto.
- No, Clara, sabes perfectamente que lo que dices no es verdad, lo dices sin convicción, estoy seguro.

La fiebre que siento y las palpitaciones de mi corazón enjaulado, el estremecimiento de mi cuerpo, son lo contrario de un incidente, se trata nada menos que de mi amor por vos, ese amor que se apoderó de mí en el instante en que mis ojos te vieron, y es evidentemente el que me ha conducido a este lugar.

Mi amor hacia vos, sí, eso es verdad, yo ya te conocí antiguamente, a tus ojos maravillosos oblicuos, y tu boca y la voz con que me hablas; una vez ya, cuando era colegial, te pedí tu lápiz para entablar contigo una relación amistosa, porque te amaba sin razonar, y es por eso, sin duda, por mi antiguo amor hacia vos, mi eterno deseo.
Esas palabras que nadie escuchó encendieron el fuego. Algunos pocos lagrimeaban en silencio. Y de pronto, algo extraño sucedió. Del cuerpo de Estrello salió una estela de luz en dirección al cielo y explotó en el aire con un sonido ensordecedor. Después, otros cometas luminosos llenaron de luz el cuerpo que se quemaba. Bombas de estruendo hacían subir los destellos hasta el cielo. Todo fue un espectáculo de luces, que giraban y cambiaban de colores y de sonidos sinfónicos que acompañaban cada destello.
Y entonces sucedió. Primero los niños, luego los jóvenes y después los mayores, empezaron a reír y a aplaudir. El resto de la gente quiso resistir y chistar a los que reían, pero al poco tiempo todos carcajeaban.
Una vez más, se había iluminado el cielo en Buenos Aires. Por alguna razón desconocida, todo se había iluminado…
Estrello y su novia viajaban por cometas en el cielo azul, regalando una lluvia de estrellas para todo aquel que quisiera tomarlas y quisiera dejarse llevar por los cielos.

RICARDO ALBERTO ALLIEVI

SABIDURÍA ORIENTAL

¿Cuál es el secreto de la filosofía oriental y de su larga vida?, Le preguntó un joven a un viejo , noble y sabio mandarín que estaba en silencio meditando en la paz del campo.
El anciano escuchó con los ojos cerrados. Los abrió al rato y se tomó un largo tiempo para pensar antes de responder. Se acarició su larga barba blanca y gris, como ordenando sus pelos y sus pensamientos.
A su lado, en medio de piedras secas. Corría un caudaloso río que las salpicaba y se oía su canto. Estaba sentado junto a un joven árbol que movía sus ramas con el viento sin hacer sombra siquiera.
Habló muy suave, articuló muy bien sus palabras y dijo: -Dejar bien abiertas todas las puertas y ventanas para que entre el conocimiento a la razón y sea con creatividad. Echar llaves a la inspiración.
Hizo una larga pausa pensando en lo que había dicho y concluyó sus palabras diciendo: - Pero he comprobado en tantos años vividos que improvisar permite volar, subir y bajar escaleras, ascender y descender escollos, balcones, llegar y salir de las terrazas y, desde lo más alto, saltar al vacío desconocido creando en la caída, antes de llegar al suelo. El secreto es llegar, ir y venir y, si después es necesario, descansar las fatigas hasta volver a empezar.Cerró su boca como si hubiera enmudecido o hubiera dicho todo y siguió meditando con el ruido de la vida que pasaba a su lado, igual que el viento y el río.

JUAN CARLOS DE ROSA



TRESCIENTAS SESENTA Y CUATRO

Como todas las mañanas, María Roggero se miró al espejo de su baño.
Ese seis de abril se miró, sin poder evitarlo, de un modo diferente. Ese seis de abril en que cumplía sus cuarenta años.
Sus ojos observaron a sus ojos. Acercó su cara al cristal, como si quisiera confundir ambas caras en una, la suya y la reflejada.
Algunas arrugas, que ya no eran simples insinuaciones, agrietaban su piel y su alma.
Palpó sus senos. Los sintió irrealmente flácidos. Pasó su mano por el vientre y la cintura.
Las huellas de la maternidad se expresaban en ese malquerido abdomen. Este verano se vería obligaba a abandonar la bikini.
No quiso mirarse más. Se odiaba a sí misma. A sí misma, a la televisión y a las revistas que sólo consideraban mujeres atractivas a las de pocos años y pocos kilos, a las de cuerpo y cerebro flacos.
También sintió que odiaba a Roberto, su marido. Por sobre todo sintió rencor hacia los amigos de Roberto. Esos idiotas que todos los domingos, en los almuerzos del club, dedicaban su tiempo a relatar cuentos procaces y a hablar de Valeria Mazza con la íntima familiaridad de los amantes. ¡Si al menos la hubiesen visto alguna vez! Miraban y más miraban, descarada y abiertamente, a cuanta chica pasaba, para que los vieran mirar, para sentirse bien machos, fornicadores oftálmicos, mientras sus mujeres aterrorizadas por la edad, la celulitis y la dependencia económica debían soportar el ultraje y la profanación de su respeto.
Maldijo los cuarenta, maldijo al seis de abril, se pintó como pudo, terminó de vestirse y salió a la calle. A repetir la otra rutina, la del trabajo.
Su única esperanza era la bruja. Le había tirado las cartas y le anunció que su vida iba a cambiar a partir de los cuarenta. Siempre acertaba. Había adivinado el sexo de sus dos hijos, el ascenso de Roberto, cuando lo hicieron gerente, el inesperado noviazgo de su prima Mirta. Nunca se había equivocado.
Pensando en todo esto llegó a la esquina de Sarmiento y Cerrito dispuesta a cruzar la Nueve de Julio.
-¿Cruzamos juntos? - le preguntó una voz masculina.
Hacía mucho tiempo que un hombre no se le acercaba, de esa forma. Sintió vergüenza y una especial turbación. Apenas pudo observarlo.
Una mirada de reojo le bastó para apreciar que era alto, espigado, que tendría no más de treinta años.
-¿ Por qué no?-, respondió.
Él la tomó del brazo y permaneció inmóvil.
María comenzó a cruzar. Una sonrisa imposible de esconder escapaba de su boca. Al fin y al cabo más de una había formado pareja con un tipo mucho más joven. Las arrugas y la obesidad importaban a los maridos y a los viejos. Pero los jóvenes buscan otra cosa, quieren cariño, mujeres que se ocupen de ellos, serenidad y protección.
Al llegar a la mitad del cruce él tropezó y se tomó firmemente de la cintura de María. Ella sintió temblar sus piernas y endurecerse mágicamente las puntas de los pezones. Iba a estallar su corpiño. Hacía años que no sentía algo igual.
Hubiera querido no llegar nunca a la vereda de Carlos Pellegrini.
Allí el brazo derecho de Aníbal, nombre que él había dado cuando ella le hizo la pregunta de rigor, soltó su cintura.
-Aquí me quedo. A lo mejor mañana volvemos a cruzar juntos -. Inmediatamente se puso a extraer de una pequeña valija una silla portátil, un bastón blanco extensible, ballenitas, agujas e hilos.Ella partió. Con disimulo, mientras algo de sol transgredía la vereda par de la calle Sarmiento, se palpó los senos. Sintió ganas de llorar, pero, pensó, que al fin y al cabo, trescientos sesenta y cuatro días le quedaban a sus cuarenta. Trescientas sesenta y cuatro oportunidades más para el cumplimiento de la profecía de la infalible bruja.

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JUANA SCHUSTER


CINCO AÑOS

Se fue con vos tu forma de ser libélula hamacada en asombros.
Se marchó para no regresar el misterio balsámico de tu mirada de ojos verdes.
Te llevaste la sinfonía de bellas palabras contenedoras en mis días de sombras oscuras.
Cinco años es mucho tiempo sin tenerte, papá.
Cuatro letras que fueron para mí el faro y su único ojo de cíclope solitario.
Te extraña la vieja casa que moja sus paredes en gotas de llanto.
Esa morada plena de fuerza mansa de tu silencio.
No sé si seguirás contemplando el rosicler que te apasiona.
¿En qué espesuras se perderán tus pasos apurados?
Tus voces fueron las fresas y la deliciosa ambrosía.
Tus palabras dibujaban el edredón que abriga.
¡Que solos se quedan los que estamos vivos!
Pena abismal, papá; ya no crecen brotes nuevos en el jardín de mi alma.


DAME

Dame el vaso de agua cristalina, que la vertiente está seca.
Dame tu mano de venas azules que ya no quiero andar sola.
Dame tus ojos de miel de serenas colmenas.
Dame mi foto de la aldea rusa con los abuelos sonriendo.
Dame la sombra de mi rostro que se pegó al paredón.
Dame tu cálida voz que comenzó a girar de repente, cual cigüeña muy loca.
Dame tu risa cantarina, que sin querer, encerré en el alhajero de plata.
Dame tu abrazo contenedor; quiero que me contagies la mansedumbre de tus fuerzas.
Dame la jaula. Voy a liberar a la calandria.
Dame, dame todo lo que tengas... estoy de regreso de dolorosas ausencias.



EL VIENTO SUSURRA CANCIONES DE CUNA

El viento susurra canciones de cuna.
Alrededor de la mecedora donde se instala.
Se acaricia la panza pensativa y melancólica.
Ese nido alberga un pichón que será el nuevo huésped.
En esa casa donde hacía mucho tiempo que no se oía el llanto de un niño.
Ya tiene la futura madre los interrogantes de todas las mamás.
¿Será un varoncito? ¿Tendrá ojos celestes?
¿Atravesaré un buen parto?
Y el duraznero pleno de azahares, que ha florecido como ella, y se transforma en mujer, según las creencias indígenas mexicanas.
La mira arrobada: las dos van a dar fruto.
Entonces, mueve sus ramas en un afán de tibia caricia, alza la cabeza.
Sin saber por qué, le sonríe.
El árbol le contagia el sosiego de sus fuerzas.
Ella, se pone de pie, avanza con lentitud.Abre el ventanal, y mientras escucha la lira del viento, mira la vasta extensión del huerto.



PUERTA GIRATORIA DEL PENSAMIENTO (Julio Cortázar)

Si todo está vacío de vos.
Si la mancha de vino en el mantel no quiere irse.
Si en la borra del café, no veo tu rostro sonriente.
Si el gélido invierno me cubre con su caparazón.
Si todo es silencio, porque mi llanto no quiere despertar los recuerdos.
Entonces, ¿Dónde te busco?
Entonces, ¿Por qué la barcaza se equivocó de puerto?
Entonces, ¿Sigue esperándote mi carrousell de palabras?
Entonces, ¿Abro la puerta giratoria del pensamiento?
Entonces, aparecen las palabras que mi corazón alberga y un dolor no anunciado, me empuja a pronunciar tu nombre en la habitación en penumbras, donde tu cabeza ocupa el otro lugar de la almohada.

ANA MARÍA FERNANDO


COMO LOS PÁJAROS…

Como los pájaros vago libre
guiándome por instinto e inspiración
atravesando mares, llanuras, montañas
sin importar la lluvia o el sol
para estar en tu cama como hoy.
Como los pájaros viviendo como siento
sin equipaje ni tonta resignación
con las alas desplegadas voy…
todo es paz, armonía… amor…
en mi pequeño interior.
Como los pájaros me gusta el calor
saber que significo mucho para vos
estar escuchando a tu corazón
ir más allá de lo que dicta la razón
abrazando latitudes en noches de pasión.
Como los pájaros anido
me seduce el estar contigo
siendo cómplices del camino
trazando rutas al paraíso
sabiendo que cruzaremos el infinito.




DETENER EL TIEMPO…

Detener el tiempo
…para estar juntos
recorriéndonos los cuerpos
ebrios de sensaciones de fuego
agitando excitados muslos tersos
desvaneciendo todo pensamiento
bañarnos de sudor y deseo…
traspasando la línea del tiempo
palpando sombras entre beso y beso.
Detener el tiempo
… para conocernos
respondiendo al instinto como necios
siendo arrastrados por la furia del sexo
acallando quizás nuestros sentimientos
respondiendo a las voces que nos precedieron
siendo fieles a todo cuanto queremos
desgranando la dulzura como los pequeños
aprendiendo a vivir… pero esta vez hacerlo en serio…



CATARATAS…

Cataratas de besos insolentes
que se dispersan por la mente
y se desvanecen en el éter
entre suspiros y espacios verdes.
Cataratas de palabras en torrente
dándole al amor un motivo fuerte
para ascender a otro mundo diferente
más allá de la noche que se yergue…
Cataratas caprichosas de voces fuertes
donde se mezclan pasiones agrestes
y se despojan de ropa los adolescentes
madurando intenciones en sangre que hierve…
Cataratas de ilusiones y de semen
permaneces inalterable siempre…
risas danzarinas te enaltecen
el silencio reposa en tu vertiente…




DAME SEXO…

Dame sexo y rock and roll
hacienda esta… una noche de amor
que los minutos lleguen al sol
mientras los dedos aprenden una canción
entre sábanas de raso o algodón
y la cama se agita como tambor
aullando con viva voz
todo lo que surja de la pasión.
Dame sexo para que sea el motor
de esta vida por la cual transito hoy
a hurtadillas como ausente… sin rencor
saboreando pieles… siendo como soy…
encontrando mi lugar en el mundo
descorchando amaneceres de plenilunio
pintando con mi lengua el ocaso
habitando el paraíso en tus brazos…
Dame sexo así… al por mayor…
que desborde en cada rincón
saliendo de un ambiguo caparazón
para abrirme a nuevas sensaciones
almacenando ternura e ilusiones
aceptando lo que dictamina la razón
dejándome llevar por el corazón.