Escribimos para ser
leídos
Carlos Margiotta
El escritor escribe sobre los restos, sobre los
desechos
olvidados de la experiencia humana, sobre los
fragmentos dispersos de su mundo interno, e indaga sobre ellos para unirlos y
transformarlos en una obra literaria.
El escritor es una persona que escribe no sólo con la
pluma sino con sus entrañas.
El escritor es como un ciruja que busca palabras
perdidas. Palabras que nunca encintrará porque se han perdido para siempre como
el ayer.
El escritor no crea, recrea imágenes, sentimientos y pensamientos
que han sido inscriptos en el inconsciente desde el origen histórico del genero
humano.
En el proceso de creación literaria, primero hay que
dejar escribir a la mano libremente, permitir que fluyan sin censura las ideas
y las imágenes que uno quiere mostrar. Después hay que dejarlas reposar sobre
el papel y finalmente analizarlas y corregirlas.
Cuando uno se siente invadido por un sentimiento muy
fuerte e intenso no es posible encontrar las palabras adecuadas para
expresarlo. Es necesario dejar morir lo que se siente pararevivirlos después y escribirlo.
La literatura es ficción y cuando esta bien escrita
parece una realidad objetiva. Lo contrario ocurre si miramos la realidad
cotidiana de los argentinos donde la realidad es tan
increíble que parece ficción.
La literatura es la otra realidad, o mejor dicho la
anti-realidad de la realidad misma.
La realidad no se escribe, se vive y el escritor
escribe como vive.
Escribir no es sólo una vocación, o un oficio, es por
sobretodo un destino.
Toda obra literaria tiene algo de autobiografía, que
así como la desconoce, la cuenta.
Escribir es sacar a pasear los propios fantasmas para
que jueguen sobre el papel
disfrazados de palabras.
Después se encontrarán con los fantasmas del lector
donde volverán a escribirse.
Cuando uno encuentra a un personaje, éste se
independiza de su creador para terminar
llevándolo de la mano.
La literatura y la poesía no se entienden sólo desde
la inteligencia sino desde
el corazón.
La diferencia entre la literatura y la poesía
consiste en que la primera nace después del
lenguaje y la segunda mucho antes.
No hay que tomarse en serio lo que uno escribe sino la
literatura es sí misma.
Un escritor no debe preocuparse por el tiempo que
esta sin escribir, un escritor
escribe siempre.
Cuando más zonas oscuras y huecos haya en un relato,
más puede imaginarse el lector.
La lectura tiene que ver con el placer. Escribir con
el sufrimiento de crear.
Los escritores son grandes tímidos y mejores
mentirosos.
Mis padres me regalaron un estuche con cien palabras
para sobrevivir, decía el texto
dorado escrito sobre la cubierta, y las guardé. Cuando
terminé de aprenderlas me di cuenta que nunca me alcanzarían para decir lo que
quería decir.
Para la mirada de un escritor cada hecho cotidiano,
simple e intrascendente, contiene una historia que puja por ser contada.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, sin embargo
la palabra mamá
incluye infinitas imágenes
Los escritores son libres cuando escriben frente al
papel. En ese lugar pueden transformar la realidad en sueños y estos en la
realidad.
Escribir es detener el mundo entre paréntesis, y uno
está afuera del mundo, sin hambre, sin sed, sin necesidades. Sólo existe una
compulsión de palabras que brotan para ser elegidas.
No escribo para comunicarme, ni para contribuir a la
cultura nacional, tampoco lo hago para trascender ni ser reconocido.
No guardo mis escritos en un cajón para que descanse en
mi narcisismo. Escribir es exponerse a
la crítica de los otros. Solo escribo para ser leído.
No me importa si lo que escribo es bueno ni malo,
sólo escribo porque me gusta.
El escritor se mueve en una incertidumbre que le
agota los nervios hasta que se encuentra con las palabras adecuadas que lo
albergaran, sólo esas palabras y ninguna otras.
Si no podemos escribir sobre el amor sin haber amado,
ni sobre el odio sin haber odiado, ni de la muerte sin haber muerto, entonces
podemos imaginarlo.
Tengo la impresión de que todo ha sido escrito y por
lo tanto abandono la tarea de escribir, pero al mismo tiempo creo que nada ha
sido dicho, y me pongo a escribirlo.
Siempre escribimos sobre el mismo tema y contamos lo
mismo de diferentes maneras en una eterna reiteración.
Cuando sentimos que las palabras nos cansan o nos
aburren, lo mejor es no escribir nada.
Las palabras aparecen en un lugar casi sagrado que
existe entre el cuerpo y el alma, por eso no escribimos sólo con el intelecto
ni sólo con el corazón. Escribimos con las entrañas.
A veces sabemos por donde empezar un relato, o por
donde terminarlo, otras veces
tenemos frases sueltas alrededor de las cuales construimos
una historia.
Escritor, no hay palabras. Se hace palabra al andar.
Hay palabras que nos marcaron con un trazo en la
piel, son los trazos a los que siempre volvemos buscando nuestras propias
huellas.
Las palabras dicen y callan, muestran y ocultan,
curan y enferman, son contenido y
continente, son una y ambas.