El gorrión y el tordo
Ana Barchuk
En la
plaza 9 de julio de posadas, justo enfrente a la casa de gobierno, chito
el pajarito, camina, picotea, come
bichitos, restos de pororó y miguitas que se le caen a algún niño.
La urraca
de plumas amarillas y azules, lo mira de
reojo desde la rama de un árbol. luego baja a otra más cercana evitando a
posibles oyentes con su matraqueo de voz tcha, tcha, tcha, tcha, muy bajito
saluda:
-Hola
vecinito del árbol que compartimos.
-Hola-
apenas responde chito.
La urraca
camina unos pasos en el gajo tratando de aproximarse. al ver que es muy difícil
hablar desde allí sin que la oigan, abre sus alas y vuela junto a la avecita.
coreando el saludo.
-Hola, al
distinto de los hermanos.
El
pajarito la mira y sigue picoteando. la urraca se arrima y le pregunta:
-¿Te
contaron por qué vos tenés las plumitas diferentes a las de tus hermanitos?
-¿Pensaste
que quizá tu mamá… y tu papá… son otros pájaros?
Está
todavía hablando cuando se escucha silbar.
- ¡Holaaa hermanitooo! ¡holaaa, chitooo queridooo!
¡vaaamos jugaaar! -repitiendo el silbido un gorrioncito.
Antes de
que el pajarillo toque las baldosas de la plaza, la urraca desaparece en busca
de su próxima victima.
Chisto,
difícilmente lo oye, comienza a volar con los ojos llenos de lágrimas.
-Eh,
hermanito, esperame, ya sabes que no puedo volar tan alto… ¡sabés que mamá se
va a enojar por alejarnos!- le anuncia con todas sus fuerzas.
-¡Por
favor hermanitoooo!... ¡esperaaa!...
-¡Esperameee!...
¡estoy cansaaadooo!... ¡ya no pue… do seguir!- y se deja llevar por el envión
que trae, comenzando a caer. chito al ver a su hermano en apuros se aproxima y
lo apoya en una de sus alas descendiendo
juntos.
Tirados
en el suelo, sobre el césped, apenas respiran las dos avecitas. Hasta que por
fin el gorrión modula entre suspiros;
-Estamos
muy lejos, mamá se va a enojar. Y estoy cansado para volver. ¿Qué te pasa?...
¿De dónde esta locura de huir de casa? ¿de mí, que soy tu hermano?
-¡Eh,
responde!... ¿qué te pasa?... ¿qué querés demostrar, hermanito querido?... ¡qué
le sucede al ocurrente de la familia!
-Insiste el gorrión
-¡Eso!...
¡eso me sucede!... ¡eso de ser el chistoso de la familia -aclara el pajarito.
-¿Qué
tiene que ver eso? ¡Si todos te amamos y cuidamos! ¿Qué tiene que ver?... ¿a
quién le importa? -gorjea el ave marrón.
-¡A
mí!... ¡a mí me impoortaaa!... ¡a mí me importa y muchoooo! -acalorado
canturrea, chito, el tordo.
-Volvamos
y charlemos con mamá y papá. ellos van a saber darnos una explicación mejor que
yo… ¡yo, yo sólo te digo que soy tu hermano y te quiero! y… debemos regresar
ya, antes de que mamá, se moleste más.
Sin
perder tiempo, los voladores averiguan, con una de las garzas que está picando
en el borde de la laguna, en qué lugar se encuentran y cómo retornar. la
zancuda los orienta. Agradecen y en un santiamén levantan vuelo. Agotadas
llegan a la plaza nueve de julio donde se encuentran con la mamá, el papá y
hermanos que los buscan.
Anticipándose
a ser recriminados por la gorriona, el
hermano gorjea:
-¡Esperá!...
¡esperá mamita, que chito, quiere preguntar algo! -y mira a su hermano autorizándolo
a canturrear su queja.
Los otros
hermanos y el padre los rodean y a coro entonan:
-¡Trina!
¡trina que estamos para escuchar!
El
pajarito se seca las lágrimas con una de sus patitas, suspira, y doblemente
suspira, y por fin sutilmente pregunta: -¿mamá, papá, yo soy hijo de ustedes?
La pareja gorrión se mira, los gorrioncitos dan
una ojeada entre ellos y clavan los ojos en sus padres que, turbados, no saben
cómo responder.
La mamá
aclara la garganta, como buscando las palabras, intenta rememorar.
-Hace
algunos meses con papá comenzamos armar el nido en este árbol porque sabíamos
que iban a venir ustedes. Cuando estaba terminado, un día puse un huevo, luego
el otro, después el tercero y salí a dar una vuelta para comer y tomar agua. al
regresar me encontré con la hermosa sorpresa de que en nuestro nido había un
huevo más. lo charlamos con papi, los empollamos y cuidamos de igual forma a
todos. Nunca hicimos diferencias, eso ustedes bien lo saben.
-¡Pero
quién es mi mamá? ¿Quiénes son mis padres? -interrumpe chito.
-No lo
sabemos -canta triste la madre.
-No
tenemos ni idea -silba compungido el
papá y agregan los dos:
-Pensamos,
por tu plumaje, que sos un tordo. y creemos que tu mamá te dejó en nuestro nido
para que te cuidemos. y así lo hicimos y lo vamos a seguir haciendo.
El tordo
gorrión o gorrión tordo extiende sus alas y reuniendo a toda su familia canta:
-Soy
feliz con ustedes. Disculpen. No lo voy hacer nunca más.
-Todos te
queremos… zonzo -se oye trinar.
-Quizás,
algún día, a mi mamá, se le ocurra decirme quién es -y, sin esperar invitación,
el tordito gorrión, estimula a sus hermanos y vuelan a jugar.