lunes, 27 de agosto de 2012

MIRTA GAZIANO


IDEAL
Descalzarse, desatar uno a uno los moños de cada zapatilla.
Desnudarse los pies, meterlos en la cama y estirarse.
De ese modo comienza nuevamente el copioso caudal de imágenes que preceden al sueño, preámbulo que hace posible los ideales, concreción de ilusiones, pasadizos mágicos que regalan en ficción cada uno de los capítulos esperanzados ya fijados y en lo posible ir agregando color y forma, ensoñaciones hasta quedarse dormida y al despertar apretar más aún los ojos con ganas de proseguir el hilo conductor dejado horas antes por el paréntesis de la noche y del sueño.
Soñar, soñar despierta y dormida, concertar citas con las ilusiones, amigarse con las esperanzas, abonar las utopías.


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