martes, 28 de agosto de 2012

MIRIAM CAIRO

EN LA HORA VIOLETA

Ya lo dijo el pensador empedernido: el primer beso de la amante anticipa el sentido de su amor. Y este vaticinio parece cumplirse con creces en el caso de la amapola viviente. Cuando el pensador habla no corre riesgos: si respira es porque sabe que el aire existe. El pensador encuentra en la amapola el pretexto y la metáfora para no morir de muerte prematura.



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