martes, 28 de agosto de 2012

ELSA JANÁ


GOTEO EN REVERSA

Instantes... La lluvia gotea contra los cristales y nutre las flores del cantero igual que húmedos besos de sal. No se sabe dónde caerá la próxima. Al fin de cuentas, cada cual elige dónde sortear su diminuto charco privado. Persisten. Hasta casi se las puede contar y medir, de una a una, como las del suero aquí, en la sala. De pronto, se achata la bolsita de plástico transparente. Un acompañante levanta las pestañas, deposita la mirada ausente sobre el conteo, y aprieta un botón. Cables y sondas se prodigan por todas partes. Dónde las muertes horadando sus rastros de vida.
En esta habitación de caños blancos, la mayoría se acuesta sobre un ruidoso colchón de nylon a ejecutar sus últimos suspiros; otros, afuera, directamente sobre cartones. Pasos en falso... desde la cordura del especialista que promete lo que ni siquiera sabe cómo cumplir, pasando por la mujer de casquito blanco que pide un silencio que casi nadie respeta, hasta la que lampea un trapo sucio sobre un piso que no desea limpiar... Falso... como los soles anunciando una primavera que no será más que agosto bajo la tierra.
No hay vestigios. Ni de las batallas que no se libraron, ni de la perduración que no se alcanza. Aquí, sólo se mira la lluvia y se controla el suero: ¿Cuándo pasará el tiempo?... No de lluvia, sino de esta nebulosa sorda de límites imprecisos, en la que las murallas de silencio se prolongan hasta el infinito al que nadie puede ponerle stop. Casi todos estamos llorando aunque son las tardes previas a los comicios. Los dioses falsean penas por las manos que ya no pasarán por las urnas. Tiempo de librar en un sobre cerrado, las batallas que antes no se lidiaron ni se lideraron.
Padeció un ataque cardíaco. Se intentará un "by pass" para este país en coma que ejerce control sobre el goteo mientras que el cielo prodiga llanto. Nace un bebé y lloramos; también él llora cuando nace y todos lo hacemos ante la muerte. Unos, dos, tres... seis... Amamos y lloramos. El cielo lagrimea y el suero gotea. Alguien nos muestra una obra de arte y lloramos, ¿dónde están los que no lloran? ¿Cómo y dónde se liberan las risas?... No, no mientan más... Esas risas son tan falsas como las supuestas señales de no tengo miedo a morir que esbozan los enfermos sobre el conteo de las bolsitas de plástico. Aquí, hay una neblina tan tupida que, para no chocarnos unos con otros, los hermanos nos damos la mano mientras construimos murallas humanas a tientas, reclamando sol y goteando con el conteo en reversa...Y ¿afuera?... Afuera también llueve tanto...

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