miércoles, 26 de diciembre de 2012

BORIS GOLD


VIEJAS QUIMERAS...   

La escena pareciera haber sido preparada por algún duende travieso, lo nuestro fue como el mar, que con sus aguas tan cambiantes, es un perpetuo recordatorio de una lejana soledad... LA TUYA Y LA MIA.
Me acuerdo hace mucho tiempo, la reunión era en la casa de alguien conocido, los personajes unas cuantas chicas y algunos jóvenes alegres y alocados típicos de la época, entre ellos: UN SERVIDOR.
Después de haber agotado un montón de temas, estábamos hablando de pintura y discutiendo sobre abstractos y figurativos, ¡de repente apareció!, su presencia fue tan impactante como una pincelada azul sobre un fondo gris claro.
Al rato se creó entre nosotros una corriente de afinidad y amistad tan grande, que las confidencias comenzaron a ser moneda corriente entre los dos.
Me hizo cómplice de un gran desencuentro amoroso con un muchacho que dejó el barrio, marchándose tras una utopía para nunca más volver.
Ese era el motivo por el cual no quería compromiso con ningún hombre, por lo menos hasta que la herida no cicatrizara..
Después los años, el tiempo que parecía volar y la marea de la vida se confabularon para que nuestra amistad fuese un eterno desencuentro.
Hoy, desde este punto cardinal de mi existencia me di cita con los recuerdos, yo, que en la calesita de la vida nunca saqué la sortija, solo pido un ferviente deseo.
Me gustaría que el destino me sorprendiera con una linda jugarreta y que ella, la promotora de este sueño me recordase desde el fondo de su corazón y que la magia de los deseos haga un encuentro en cualquier esquina del viejo y añorado barrio de ayer.
Nos veo a los dos tomados de las manos y retomando esas lindas pláticas de antaño, sería un lindo motivo para confesarle que sin saberlo, fue la musa inspiradora de mi primer verso.
Volando a bordo de mi imaginación me veo frente a ella, que con un mohín mimoso me pide que se lo lea, entonces con un poco de vergüenza y secándome un travieso lagrimón le diría...

Me hablabas de amores
y del viejo barrio,
también de un muchacho
él nunca volvió,
que se fue hechizado
tras una quimera,
fue un sueño querido
que el tiempo... mató.


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