Un perfume, un
recuerdo, un no te olvido
Fernanda López
Es tu
perfume en cuerpos deambulantes y desconocidos que te traen de vuelta a mi memoria
(¿acaso te habías ido o es que estabas escondido en un rincón esperando el momento
del retorno?). Entonces, ahora, tu olor, tu sonrisa, tu poder para leerme, tus
manos en mi cintura, nuestros besos, nuestros abrazos, tu recuerdo que no se
borra, tu ausencia cada vez más presente. ¿Dónde estarás? ¿Qué pretexto te hará
pensar en mí? ¿Extrañarás algo de lo que fuimos en aquellos días? ¿Te consolará
esto que somos?
Es el humo
de cualquier cigarrillo que te nombra sin mi permiso. Entonces es rememorarte
en cada lugar que hicimos nuestro, mortificarme por lo que no llegamos a ser,
tener guardadas palabras para entregarte cuando volvamos a vernos (¿acaso está
en nuestros planes volver a vernos?), convertirte en este aire suspirado que
delata la falta que le hacés a mi rutina. ¿Qué
estarás
haciendo? ¿En qué momento del día te desconcentrará mi recuerdo? ¿Te arrepentirás,
como yo, por haberte dejado ir así? ¿Ya estarás maldiciendo esta distancia que
nos priva de la posibilidad de enredar nuestros cuerpos?
Es la
extraña sensación de extrañarte que me sorprende sin previo aviso. Entonces son
los asuntos pendientes, los besos que quedaron sin ser dados, el haberte
declarado culpable sin pruebas en tu contra, el miedo a lo desconocido (¿o
acaso el miedo a conocerte y que también me defraudes?), la facilidad con la
que brotaron ciertas palabras, la complicidad que aceleraba las agujas del
reloj cuando estábamos juntos, la certeza de estar en el lugar deseado. ¿Cuánto
soportaremos separados? ¿En qué espacio-tiempo volveremos a encontrarnos? ¿Qué
formas misteriosas tomará la ausencia? ¿Seremos presente de espera, futuro
(in)cierto o mero paréntesis en el calendario?
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