martes, 29 de julio de 2014

Fernanda López



Un perfume, un recuerdo, un no te olvido
                                                      Fernanda López


Es tu perfume en cuerpos deambulantes y desconocidos que te traen de vuelta a mi memoria (¿acaso te habías ido o es que estabas escondido en un rincón esperando el momento del retorno?). Entonces, ahora, tu olor, tu sonrisa, tu poder para leerme, tus manos en mi cintura, nuestros besos, nuestros abrazos, tu recuerdo que no se borra, tu ausencia cada vez más presente. ¿Dónde estarás? ¿Qué pretexto te hará pensar en mí? ¿Extrañarás algo de lo que fuimos en aquellos días? ¿Te consolará esto que somos?

Es el humo de cualquier cigarrillo que te nombra sin mi permiso. Entonces es rememorarte en cada lugar que hicimos nuestro, mortificarme por lo que no llegamos a ser, tener guardadas palabras para entregarte cuando volvamos a vernos (¿acaso está en nuestros planes volver a vernos?), convertirte en este aire suspirado que delata la falta que le hacés a mi rutina. ¿Qué

estarás haciendo? ¿En qué momento del día te desconcentrará mi recuerdo? ¿Te arrepentirás, como yo, por haberte dejado ir así? ¿Ya estarás maldiciendo esta distancia que nos priva de la posibilidad de enredar nuestros cuerpos?

Es la extraña sensación de extrañarte que me sorprende sin previo aviso. Entonces son los asuntos pendientes, los besos que quedaron sin ser dados, el haberte declarado culpable sin pruebas en tu contra, el miedo a lo desconocido (¿o acaso el miedo a conocerte y que también me defraudes?), la facilidad con la que brotaron ciertas palabras, la complicidad que aceleraba las agujas del reloj cuando estábamos juntos, la certeza de estar en el lugar deseado. ¿Cuánto soportaremos separados? ¿En qué espacio-tiempo volveremos a encontrarnos? ¿Qué formas misteriosas tomará la ausencia? ¿Seremos presente de espera, futuro (in)cierto o mero paréntesis en el calendario?

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