Daniel de Cullá
A MI DIOSA SALIMA
Hay en Burgos un Bar Los Dos
(Tu y Yo? ¡Ojala¡)
Donde vienen a montones
Los viejos valentones
Con ardiente corazón
Donde muero Yo de Amor
Dejándote este poema-oración
Y el testamento
De que si muero me entierren
En tu viña
Para chupar los sarmientos
De tu Vida
Y los labios de tu nardo Amor.
No te enamores mi diosa Salima,
No te cases
Porque te acostarás sufriendo
Amaneciendo sufrida.
OH, mi diosa santa Salima
Virgen y mártir de la barra
Hija de un labriego de Villadiego
Y de una bella mujer
árabe
De
Marrakech
Quiéreme
Y
por favor no me digas
"Anda
vete, anda vete
Que
mis padres no te quieren
Ni
un poco
Ni
yo tampoco"
Pues
en tu Bar Los Dos
Me
muero por Ti, diosa de Amor
Y
daré una puñalá
A
quien te me quiera quitar.
No
hay ojos que no te miren
Ni
corazón que resista
¿Recuerdas?
Dos
polis nacionales
Han
venido al bar
En
busca de unos ladrones
Mi
diosa Salima
Tus
ojos son
Que
me han robado el corazón.
Ofréceme
tu agua bendita
La
lluvia dorada
De
tus labios rojos.
Déjame
besar
El
cielo de tu paladar.
Ana Romano
ARTESANÍA
Un choclo en la mesa
desgrana
sus perlas
Ruedan
en un plato
como cuentas de rosario
Desafectada
una mano
decide
qué empanada
completa.
CULATA
Degrada
Vagabundos
El golpe
certero.
DISPARO
Fantasmas
desentrañan
la noticia
Bloquea:
el papel
Es la espera
la que
desarticula
Y enmudece
Huye
la respiración
Agusanan
esos
pensamientos
Rodando el carretel
las hebras
se pulverizan.
RENACIMIENTO
Colgajos desprendidos
y que además
resbalan
Es en el hueco profundo
donde
resplandece.
Jon Velásquez
EL
NUDO
Un lazo por desanudar,
Tira de aquí, tira de allá.
Deja de enredar,
Apártate y mudo contemplarás,
Que jamás hubo nudo por desenlazar.
MI
CORAZÓN
Tres lustros atrás,
La cerradura de mi corazón,
Una misteriosa llave desengranó.
Aprovechando el corredor,
Unos entraron a mirar,
Otros, a robar,
Y algunos, dentro de mi corazón,
Las puertas del suyo abrieron de par
en par.
Tres lustros después,
Quien la puerta de su corazón abrió,
Para siempre en el mío se quedó.
Sin saber que hacer,
El que entró a mirar,
Solo se fue.
Con su botín, descubierto, el ladrón,
Huyó para no volver,
No sabía el ladrón,
Que nada puede robarse al corazón.
Silvia Loustau
CARTAS
( II)
Para escribir cartas de amor
no es necesaria
la cautela
ni el orden
tan sólo encender la lámpara
como se enciende el cuerpo
untarse toda,
perfumarse toda
de mieles y sortilegios
elegir la caligrafía más desvelada,
la más humilde.
entonces, se extiende
se acaricia el empeine de sus
plumajes
y comienzan a recogerse las palabras
del deseo
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