OCASO NARANJA
Carmelo
es un pequeño pueblo uruguayo sobre el río de La Plata. Allí vivían mis abuelos
paternos. Iba todos los años durante el verano a pasar mis vacaciones y desde
que recuerdo aprendí a mirar por las noches su cielo negro poblado de millones
de estrellas, hasta podíamos ver pasar el primer satélite que el hombre lanzó
al espacio. Era algo que me sorprendía. Ese cielo maravilloso.
Lo
que siempre me gustó ver era cuando comenzaba el cuarto creciente o la luna
llena, por cierto me sigue gustando verlo. Pero lo más apasionante: es el
ocaso. Cuando el sol cae sobre el río es un espectáculo cada tarde distinto.
Pareciera que nunca es igual. He llegado a tomar la secuencia desde que el sol
empieza a caer hasta que se esconde definitivamente esa bola naranja de fuego,
da la sensación que el río se lo traga. Es la hora más hermosa para estar en la
playa, viendo ese milagro que nos da, yo creo que Dios, para otros la naturaleza,
el universo. Es un regalo de cada tarde recibimos. Un día iba hacia Carmelo en
el Ferry y justo se produjo esta maravilla, tomé una foto con el celular y
sobre esta foto puedo escribir todos estos sentimientos indescriptibles para
mí. El ocaso naranja.
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