LA APARICIÓN
En
el ocaso de su vida, cuando ya todo parecía vivido, Ana Ordoñez, descubrió por
fin su vocación.
Una
tarde de otoño, cuando el sol entibiaba tímidamente con sus rayos, la vereda
donde esta ubicada su casa, ve aparecer en la avenida, entre los automóviles y
colectivos la imagen de una niña: piernas largas, ojos saltones, cabello
enmarañado y un rictus de amargura en los labios. Ana, se acerca lentamente,
quiere saber de quien se trata, el por qué de tanta tristeza, de tanta soledad.
A medida que se acerca, la imagen de la pequeña comienza a esfumarse, poco a
poco va desapareciendo su figura, solamente observa casi nítidamente, el gesto
de desolación y la mirada…Esos ojos que parecen enfocar un punto, un lugar
específico de la acera, una mínima depresión en el suelo, quizá, un bache.
Ana
se dirige directamente hacia el lugar, sin dudarlo, sin pensar en sus tobillos,
en su renguera, en la dificultad que tiene desde hace unos años para
desplazarse. Una vez allí espera encontrarse con la niña, pero lo que ve,
supera sus expectativas… un pequeño bebé envuelto en una manta blanca, la mira
y estira sus manitos como pidiéndole que lo salve… ¿De qué?, ¿De quién?...
A
partir de esa tarde, Ana Ordoñez dedica los últimos años de su vida, a cuidar
pequeños indefensos, que han sido abandonados por sus familias.
Ella se
encarga de darles amor.
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