POEMAS Lulú Colombo
NO HUBO ADIÓS (*)
Hoy el viento llora
canciones acunando las hojas
Lágrimas de esmeralda
titilan en la noche
Es el tiempo del maíz, del
mistol y la algarroba
La cabeza negra se agita y
en la mirada asoma
esa fina memoria de persona,
de un “haber sido”;
Me mira y mira las alas
fugando hacia el norte
Recuerda sus alegres paseos
por el Veladero
La brisa fresca en las
narinas ansiosas
Sus largas caminatas por los
cerros y el valle
Acompañando jubilosa a los
ávidos turistas
Sedientos de marcas,
pinturas y restos
De aquellos que andan a la
par con nosotros
por la orilla de los caminos
y de las huellas
Un día yo perdí la lengua y
enloquecí
Ella ha perdido la lengua y
no lo sabe,
Sus ojos me hablan ahora
directo al corazón
Sabe del corazón animal y
del humano
De los fríos, del abandono y
del miedo
De la crueldad grabada en su
magrura letal
De la fealdad de sus heridas
y de los gusanos
Que apagarán su mirada dulce
y cariñosa
Hoy las piedras lloran finos
hilos de plata
Los vermes se llevaron la
gracia y la alegría
Los perros de la casa ya la
andan extrañando.
Quedamos solos, esperándola.
No hubo adiós.
(*) A la
Nega Fuló , libre como el viento.
Partió el 16//2/16
PATRIA
Al poeta riojano Ariel Ferraro
(1925)
Yo vengo de una suma
matriarcal de auroras
De Telmas y de Paulas, de
Franciscas y Ramonas
De sombras intensas en
borrosos espejos
Yo vengo de ríos esquivos,
de pérfidos juncales
De ignotos pedregales
desangrándose al sol
Soy el porvenir y el
presente de una ilegible historia
Tal vez me hayan soñado
trajinar con el dulce
Estupor de la palabra que
huye de mi sombra
Cuando el espíritu de las
ollas agita la pulpa del verano
Y la tarde se satura con el
dulzor de unas tunas
Yo vengo de traslúcidos
mares de extrañeza
Interminables playas e
idílicas palmeras
Tal vez deslumbren más que
una tímida tarde
En este templo ancestral de
los recuerdos
Tal vez me hayan soñado
errada y errante
Quién sabe escribiendo
historias acalladas
Arcanas historias, sutiles
nervaduras del tiempo
El pañuelo blanco se
descorre y llueven cenizas
Una niña llora en un cuarto
perdido en el monte
Una niña llora en un cuarto
perdido en una casa
Perdida en una ciudad
también perdida
Hay algo de impreciso en ese
llanto y esa niña
Hay algo de impreciso en
esas voces antiguas
La voz ronca de un sueño de
espinas y de canto
De la leña y la lana, del
tortero y la paila
De esos nombres escritos en
un viejo curato
Sombra soy entre esas
pálidas sombras
Yo vengo de la entraña de
fecundas hacedoras
Soy como la tarde: me
envuelvo en sombras
Y me pierdo en viejos
caseríos sublevados
Donde el temblor de un farol
alumbra los adobes
Amanezco arropada en mi
sombra y me pregunto:
¿Quién habrá templado
nuestra sangre adversa?
Sangre mineral callada y
escrita en la arenisca.
Yo vengo de esa suma
matriarcal de auroras…
No hay comentarios:
Publicar un comentario