domingo, 20 de diciembre de 2015

Natalia S. Samburgo




LA EQUIVOCACIÓN  
Natalia S. Samburgo
 
-Hola Daniel, ¿cómo estás?
-Bien amigo. ¿Y vos? ¿Te casaste?
-Oh, sí. Ya hace dos años.
-¡Qué cambio! ¿No? – dijo Daniel al tiempo que revoleaba los ojos en gesto de fastidio.
-Por ahora estoy bien. Mi mujer la lucha conmigo día a día, es una gran compañera.
-¡Habrás tenido suerte! ¡El matrimonio es una porquería! Tira por la borda el romanticismo, la calentura, las miradas tiernas, las salidas… todo.
-¿El romanticismo? ¿Y desde cuando te importa ser o no ser romántico? – preguntó Mario sorprendido por el tono que usaba Daniel para referirse al tema.
-No es que me interese. Pero es lo que veo. Las mujeres ya no se arreglan como cuando están solteras, los tipos sacan panza ¡y ni hablar cuando vienen los hijos! ¡Olvidate! – contestó Daniel mientras daba énfasis a sus palabras con movimientos de las manos.
-Mi señora está embarazada y estamos muy felices de tener un hijo. Va  a nacer en septiembre. No veo la hora de que nazca para tenerlo en brazos.
-¡No jodas amigo! Olvidate de dormir, de ver a tu mujer sonriente, olvidate de lo que gastabas hasta ahora y olvidate del tiempo que era tuyo… ya no lo será más… Levarlo al jardín, al doctor, a futbol o danza, a los cumpleaños de los pendejos compañeritos que después lo cambias de colegio y no los ve nunca más.
-¡Pará Mario! ¿Cuál es tu problema? ¿Acaso estuviste casado o tenés hijos? Porque si es así no estoy enterado.
-No. No me casé ni pienso hacerlo. No tengo hijos y pienso tenerlos. Mi vida es mía, mi tiempo es mío y mi jodida plata es mía.
Mario hizo señas al mozo para pedir la cuenta.
-Me voy amigo. Te deseo suerte en tu vida de casado y de padre. Que te sea leve y ojalá no te arrepientas – dijo Daniel viendo que ya se despedían.
-¿Sabés qué Daniel? Yo te recordaba alegre, feliz, con un futuro lleno de vivencias y sueños cumplidos. Sin embargo, ahora te veo y me parecés un jodido frustado. Si no te casaste seguro fue porque no encontraste la mujer de tu vida o lo que es peor, la encontraste y se te escapó por jodido. Y como no te lo perdonás, te escudás detrás de un supuesto hombre fuerte y superado. Mmmm…, me parece que estás equivocado. Liberate amigo. Dejate llevar, dejate querer, aún sos joven. No tenés idea lo lindo que es cruzar las piernas con tu mujer cuando hace frío. Y no te imaginas lo que es escuchar los latidos del corazón de tu bebé que aún no nació. Dejá, yo pago la cuenta. No vaya a ser que te hice malgastar tu dinero y perdón por tu tiempo… Chau…

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