DANIEL
Richard Peláez
La
señora del abuelo, mandó a Danielito a buscar un caldo en cubitos, para la
sopa, de la bodega…
-
Pero si hace un rato traje unos
-
No, que vayas
-
Que si, estoy bien seguro
-
Que me traigas de una vez lo que te pedí!!
El
niño se dirige meneando la cabeza, seguro que ya se los había alcanzado, cruza
la puerta y de repente se encuentra…con su mamá…
…sus
ojos se agrandan, llueven inocentes lagrimas, pega un salto a los brazos y
explota un grito:
-
¡¡¡¡¡Mamáaaaaaaa!!!!!
Solo
se veían cada dos o tres meses, ella debió irse lejos a trabajar y poder juntar
dinero para que a él no le falte nada.
Pasaron
unos días juntos y ese tiempo fue todo disfrute al máximo, la sonrisa bien
amplia de ese gurí (niño) y los ojitos teniendo el brillo de la ternura de
madre, que mas pedir, todo era felicidad.
Llegó
el día en que la mamá debía volver a la capital y el niño la acompañó a la
terminal de buses.
Un
beso grandote en el cachete, un pórtate bien no hagas diabluras, un “no te olvides
que te quiero mucho” y un “ya vamos a volver a estar juntos”, fueron las
últimas palabras…
…se
subió al bus y él desde abajo la buscó con la vista para tirarle besitos, la
mamá pidió ventanilla para poder verlo mientras de a poco se iba marchando …y
se fue…
…y
Danielito quedó mirando como su mamá se perdía en el horizonte y no podía hacer
nada, se sintió tan impotente …tan desnudo…triste y
defraudado
por Dios, tanto que rezó para estar con ella y otra vez se le va.
Se
sentía solo, vulnerable, mientras comenzó el retorno, bajó la vista y no pudo
contener el llanto , no le importaba que lo vieran …que lo sintieran…
…que
lo vieran desgarrado con el corazoncito partido en dos.
Caminó
rumbo a la casa, llorando… siempre llorando, los mocos se entreveraban con sus
lagrimitas y las palmas de las manos empapadas ya no secaban sus ojos…
…se
fue calmando de a poco y pensó:
-
No es de hombres llorar, menos que lo vean entonces tomó un atajo y se acercó a
una cantera cercana, se agachó y hundió sus manitas y refrescó su carita con el
agua turbia para borrar los indicios de su dolor, esperó un poquito hasta que
creyó conveniente volver.
-
¿Dónde estabas? ¿Porqué demoraste tanto, te volviste a pelear en la calle?
-
No
-
¿Cómo que no, y esa mugre en la cara ?¿me crees tonta?
-
¿Eh ,crees que soy una tonta ,verdad? ahora vas a ver…
la
animal tomó un rebenque de cuero trenzado y comenzó a azotarlo y le pegaba por
todas las partes del cuerpo, el niño cayó como vencido y se enroscó en si mismo
haciéndose chiquito aguantando y ella seguía y seguía, golpe …golpe …y más
golpe…
-
Y sabes qué ,ahora mismo te vas a dormir, estás en penitencia y no llevas
merienda por cinco días …
…no
satisfecha aún, le cinchó los pelos para levantarlo y culminó su faena con una
bofetada cruel sobre el rostro de aquél gurisito (niño)
….la
inocencia como pudo, todo destrozado, sin protestar…y sin llorar, …porqué los
hombres no lloran…
fue
a cumplir lo ordenado y mientras recibía un puntapié en las nalgas se decía para sus adentros:
-
Si soporté aquella despedida, soporto todo…
Danielito
en aquella terminal se había convertido en Daniel.
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