Modo inverso
Ricardo Barquin
a Carlos Margiotta
“Y
de la luna el célico semblante
y
el triste mar amé”
Pastor
Díaz
No
sentía odio ya,
pero
había vivido todo el odio,
era
manso de espíritu
a
la manera de un hombre que acobarda su pena
y
que detiene el llanto,
y
anda sobre este mundo cabizbajo.
Un
ardor de violencia, sin embargo aquel día,
hirió
su pensamiento, y ensangrentó sus manos,
“a
la tarde del día ya que obscurecía
en
la oscuridad y tiniebla de la noche”.
Recordaba
con fruición doliente
versículos
de una Biblia antigua
de
hojas pálidas: “si tus pecados fuesen rojos
como
la grana, como la nieve serán emblanquecidos”.
Sintió
caer la nieve sobre su rostro
y
sobre Buenos Aires, en un jardín del sur.
Signos
claros jardines verbales;
Amó,
ha bebido muerte.
III
Ya
evanescido el tiempo,
es
la eternidad;
la
eternidad, real edad del tiempo
IV
Yo
iré rastreando,
como
lebrel sediento mis crímenes,
hasta
besar tus llagas.
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