HISTORIAS
Esto de
vagar entre hierbas altas, cartón y latas junto al dique, siempre trae algunas
consecuencias, por ejemplo, los zapatos. Me refiero al calzado que encontramos
sin su dueño. De la ropa que dejan no nos ocupamos porque llega con manchas o
quemada. Pero los zapatos se aprovechan pronto y hasta podemos ser generosos
cuando algún familiar del propietario solicita para datos o recuerdos. Allí
acompañamos en sentimiento, eso tampoco nos cuesta. A las historias no queremos
escucharlas. Son demasiadas; siempre iguales y nosotros, en ese caso, perdiendo
los zapatos. Tal vez hoy pase el camión. Desde lejos distinguimos su enorme
cuerpo verde en el polvo de la siesta. No le guardamos rencor, sería como
castigar a los que sin querer nos benefician.
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