sábado, 28 de diciembre de 2019

Jenara García Martín


CUENTO DE NAVIDAD  
Jenara García Martín

“Cuentan los ancianos de un pueblo del Norte del Continente Europeo, que hace mucho tiempo, pero mucho tiempo, en una noche muy fría, que  tuvieron que quedarse en los hogares al lado del fuego, porque hasta nevaba, llegó el Invierno, - 21 de Diciembre- porque el Otoño se había retirado a descansar,  como lo hacía todos los años. Cada Estación tiene su ciclo de tiempo, anual, y correspondía que lo reemplazara la temporada invernal. Y a principios del ciclo climatológico,  antes de que finaliza el Año, hay una fecha en la que se vive algo especial, - 24 de Diciembre a las doce de la noche”.
Y al continuar el relato,  dijeron:
“Ese día y a esa hora nace el Niño Dios. Es una fecha para vivirla espiritualmente  La Navidad que se exterioriza con alegría, con regocijo y en muchas ciudades del planeta se iluminan las calles y colocan adornos con motivos navideños y no falta el Árbol de Navidad, tanto en los negocios como en los hogares. “
Esos ancianos se reunían,  para evocar ese recuerdo que traían al presente, de aquel 24 de Diciembre que la Navidad llegó cansada. Trasmitían a quienes querían escucharles, y lo sentían, El Espíritu Navideño, tal como lo vivieron, con mucha Paz y Amor. 
“La Navidad –comentaban- llegó cansada  Sí, entendieron bien.  Llegó cansada y  algo atrasada. Pero vestía su traje de fiesta y sus cabellos brillosos.  La Navidad es espiritual, viaja desde un lugar enviada por Dios y recorre el espacio vacío, por el Universo, y tiene que llegar antes de la cena familiar a los hogares para dejar los regalos al pié del Árbol de Navidad. Puesto que para todos los que se reúnen en esa cena familiar deja algún presente.
“Pero ese Año que venía tan cansada de su viaje, -contaban los ancianos con énfasis,- era,   porque había tenido un viaje accidentado. Había chocado con una nube viajera  y dispuesta a dejar blanco el campo y los árboles, tejados, el campanario, calles, caminos,  y carreteras,  y casi le destroza su vestido de fiesta. Había tenido que esconderse, en un rayo amistoso, pero  también estaba en peligro, porque se aproximaba a la nube viajera. Al final tuvo que subirse a un cometa y por fin llegó,  llegó, para cumplir con su misión. Pero había tenido que pedir ayuda a las estrellas para que cargaran las pesadas valijas con los regalos. También les hizo ver a los ancianos,  las cartas que traía para las familias que no se juntaban  para celebrar su DIA, que era  tan especial, y para los amigos que no se visitaban hacía mucho, pero mucho tiempo.”
Esos ancianos nos trasladan al presente. El espíritu navideño que existe en los hogares con los corazones abiertos para recibir al Niño Dios, consigue que cuando son las doce de la noche en los relojes, toda la familia reunida, se acerque al Árbol de Navidad a buscar el regalo que con el nombre de cada uno, les dejó la Navidad. La alegría es indescriptible, genera un sentimiento personal de unión, de consuelo, de perdón, de comprensión… de Paz, de Amor…
Y en muchos lugares del planeta, después de las doce se cantan Villancicos adorando al Niño Dios que acaba de nacer. Y para dar fin al cuento de Navidad, Vuelven esos ancianos que comenzaron el relato y ahora, recitan –porque ya no tienen registro de voz para cantar,  como lo hacían antaño – el siguiente villancico:
“Hacia el Portal de Belén
Por una estrella guiados.
En busca del Niño Dios
Caminan,
Los tres Reyes Magos.
Buscándole en los palacios,
Van los tres en sus camellos
Y encuentran en un pesebre
Al Rey que es más Rey que ellos”

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