Cortos María Fabiana Calderari
Publicado en la revista virtual Con voz
Propia
El consumidor
El
hombre ve a la mujer escabullirse entre los callejones oscuros del barrio.
La
mujer repite las consabidas formas del encanto y el engaño. El hombre cree que
la elige.
Pronto
asechan soledades en un lúgubre tugurio.
El
hombre se levanta complacido, acomoda sus prendas y se va.
La
mujer vuelve a escabullirse entre los callejones oscuros del barrio.
Tenacidad extrasensorial
Es la décima tercera vez que me precipito
desde este octavo piso.
Quedo
estampado en el suelo, dibujando la misma figura en cada desplome.
No
he logrado aún caer de diferente manera…
No es un cuento
En
las ficciones, los besos suelen convertir sapos en elegantes príncipes y
princesas.
En
la vida real un beso es más poderoso. Rescata de la soledad, de la apatía, del
desamor.
Un
simple beso… Aventurémonos a sentir el encantamiento.
La tortuga
Tropiezo.
Mis pasos se vuelven torpes.
Hablo
demasiado o enmudezco. Mis palabras se desordenan.
Mi
respiración se agita y se detiene en un suspiro lento y prolongado.
Mientras
todo alrededor se adormece se agigantan mis sentidos.
Toda
sonrojada y temblorosa escondo la mirada, mi cabeza. Me guardo entera.
Cada
vez que te veo. Envuelta en este caparazón juicioso, desbordante de costumbres
buenas y ataviadas.
Cada
vez que te veo.
“Ilusión imprevista”
Una
interminable hilera de jovencitas, apiladas en la sala del teatro Perrault,
sueña el protagónico de la obra a estrenarse. Avanzan ágiles y a desgano.
Quedan
las últimas. Los encargados no encontraron a ninguna que encuadrase en el personaje.
Se apagan varias luces, pasada la medianoche. Los ecos inundan la sala. La empleada
del teatro ordena a su hija que colabore con las tareas de orden y limpieza.
Los
cuchicheos entre el director de la obra y el resto de los actores sorprenden a
una niña de rodillas, fregando el escenario, con un estropajo entre sus manos.
-He
ahí a la princesa- señalan complacidos.
Hidalguía
Subastaban
ideales en una antigua posada.
-Invertid-
dijo un ingenioso hidalgo. –Provechoso es quedar armado caballero.
El vínculo de la humanidad
El
mar hambriento abría sus fauces para devorar al sol anaranjado. Ellos lo
observaban atónitos, tendidos sobre la arena.
Un
escorpión rojizo trepó la empalizada del castillo y entró en los aposentos del
rey.
-El
enemigo acecha. ¡Preparemos las armas! -exclamó uno de los mosqueteros, desnudando
la espada con liviana destreza. El otro lo detuvo asentando su pequeña mano sobre
el pecho.
-Abatiremos
al intruso -recitó con voz de acero. Recogió la paleta aún humedecida y el
baldecito con restos de arena y añadió hincado de rodillas: -Intentaremos
primero con la palabra.
El funeral
Hacía
apenas unas horas que me sentía mejor. Decidí, por fin, no estar ausente en el
funeral.
Cuando
llegué, el olor nauseabundo de las flores de la sala y la muchedumbre
entretenida y atribulada casi me hizo regresar. Con interminables pasos llegué
hasta el féretro. El muerto estaba solo, pálido, frío, desconocido.
Me
di cuenta que en la mano derecha tenía el anillo inconfundible de mi padre. No
pude llorar mi muerte, me sentía mejor.
2 comentarios:
Muchas gracias, estimado Carlos, por compartir estos cuentos de Fabiana Caldelari. Y también agradezco que haya mencionado la fuente de donde los tomó.
Saludos cordiales
Analía Pascaner
Gracias por compartir estos cuentos de María Fabiana. Muchas gracias por el gesto de mencionar la fuente de la revista con voz propia.
Saludos cordiales
Analía Pascaner
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