EL MOMENTO
Esta noche se lo digo, pensaba mientras me subía al subte. Después de todo tengo tanta confianza con ella. Estoy decidido, muchos años de estar a su lado o ella a mi lado, bueno, no se muy bien quién al lado de quién, pero merece saberlo, merece saberlo, retumbaba en mi cabe-za.
Mi secreto femenino…, después de cenar se lo cuento. Las palabras justas nunca son justas y la frase "prefiero decírtelo antes de que otro te lo cuente" es válida. Necesito contárselo, que sepa que aquella canción que tanto me entristecía cuando el viajaba "la otra tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tu" ahora me alegra. No por la lluvia ni la corrida de la gente sino por el "no estabas tú". Mujer, mujer libérate. Tu momento es hoy.
El subte avanza y avanza, las estaciones pasan y yo sigo pensando cómo se lo explico. Un sin fin de recuerdos vuelven a mi mente. Durante dos años el mismo trayecto. La interminable línea A desde mi casa hasta Acoyte para verla un rato cuando éramos novios. Nada nos impor-taba. Pensar que para ahorrar a veces nos encontrábamos en el andén y de esa forma no gas-taba en el boleto de vuelta. Y ahora es tan distinto, como mi vida, las estaciones y la gente que por ella transita. No puedo engañarla más. Ayer a la tarde me pareció que su mejor amiga me vio con mi nueva compañía. En realidad no sé si era su mejor amiga, porque si fueran tan amigas se lo hubiese contado al instante. Yo ya se cómo son las mujeres, chusmas, rápidas de palabras, no saben guardar un secreto. Bueno, los hombres tampoco guardamos secretos de otros hombres, en realidad el único secreto que pude guardar durante dos años es el mío. Por eso, hoy llego a casa y se lo cuento todo.
Claudita, el momento llegó, pensaba mientras compraba mis últimas ropitas necesarias para el viaje. La vendedora no entendía nada. Calculo que en lo único que pensaba era en la comisión que iba a recibir por las ventas realizadas. Este fin de semana va a ser mi fin de semana glo-rioso. Dos años esperando este viaje, dos años guardando mi secreto femenino. Ya se que Al-fredo es un buen tipo pero, se nos apagó el fuego y bueno, después de todo lo más normal en el 2011 es separarse. Si, si, hoy a la noche se lo digo. Mientras armo la valija sigo auto con-venciéndome, el momento es hoy y en cuanto escuche el sonido de las llaves se lo digo.
El sonido comenzó. Gotas de sudor corren por mi frente, mis mejillas, mis manos. Las mismas gotas de sudor que tiene Alfredo.
Esta noche se lo digo, pensaba mientras me subía al subte. Después de todo tengo tanta confianza con ella. Estoy decidido, muchos años de estar a su lado o ella a mi lado, bueno, no se muy bien quién al lado de quién, pero merece saberlo, merece saberlo, retumbaba en mi cabe-za.
Mi secreto femenino…, después de cenar se lo cuento. Las palabras justas nunca son justas y la frase "prefiero decírtelo antes de que otro te lo cuente" es válida. Necesito contárselo, que sepa que aquella canción que tanto me entristecía cuando el viajaba "la otra tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tu" ahora me alegra. No por la lluvia ni la corrida de la gente sino por el "no estabas tú". Mujer, mujer libérate. Tu momento es hoy.
El subte avanza y avanza, las estaciones pasan y yo sigo pensando cómo se lo explico. Un sin fin de recuerdos vuelven a mi mente. Durante dos años el mismo trayecto. La interminable línea A desde mi casa hasta Acoyte para verla un rato cuando éramos novios. Nada nos impor-taba. Pensar que para ahorrar a veces nos encontrábamos en el andén y de esa forma no gas-taba en el boleto de vuelta. Y ahora es tan distinto, como mi vida, las estaciones y la gente que por ella transita. No puedo engañarla más. Ayer a la tarde me pareció que su mejor amiga me vio con mi nueva compañía. En realidad no sé si era su mejor amiga, porque si fueran tan amigas se lo hubiese contado al instante. Yo ya se cómo son las mujeres, chusmas, rápidas de palabras, no saben guardar un secreto. Bueno, los hombres tampoco guardamos secretos de otros hombres, en realidad el único secreto que pude guardar durante dos años es el mío. Por eso, hoy llego a casa y se lo cuento todo.
Claudita, el momento llegó, pensaba mientras compraba mis últimas ropitas necesarias para el viaje. La vendedora no entendía nada. Calculo que en lo único que pensaba era en la comisión que iba a recibir por las ventas realizadas. Este fin de semana va a ser mi fin de semana glo-rioso. Dos años esperando este viaje, dos años guardando mi secreto femenino. Ya se que Al-fredo es un buen tipo pero, se nos apagó el fuego y bueno, después de todo lo más normal en el 2011 es separarse. Si, si, hoy a la noche se lo digo. Mientras armo la valija sigo auto con-venciéndome, el momento es hoy y en cuanto escuche el sonido de las llaves se lo digo.
El sonido comenzó. Gotas de sudor corren por mi frente, mis mejillas, mis manos. Las mismas gotas de sudor que tiene Alfredo.
Los dos nos miramos y en el mismo momento nos confesamos…
Alfredo: tu jefe es mi amante
Claudia: mi jefe es mi amante.
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