miércoles, 6 de julio de 2011

LAURA GENTILE



EL HECHO CONSUMADO

El ensayo había comenzado, todos los actores se concentraban para iniciar las escenas de Antígona, la obra clásica de Jean Anouhil.
El director demostraba nervios por trabajar con los personajes que iban a representar ese hecho cultural.
Los actores se desplazaban cual gacelas en el espacio, sus cuerpos relajados y ávidos de indicaciones, montaban un mágico sueño.
La actriz que tenía como personaje a Antígona, era rubia y de un rostro angelical, cuando llegó el momento del monólogo, el director interrumpe la obra y con un grito le comunica: -¡no estás en personaje! ¡No estás en el living de tu casa! La mujer intentó conceder a sus deseos y en un suspiro con las luces tenues… se escucha… "Si, soy fea y qué, jamás nadie amará como yo a mi padre el rey". Todos absortos, se dieron vuelta mirando hacia las butacas y ahí estaba yo, si yo… una asistente que apasionada por ese personaje digno, fuerte y admirable permitió que su emoción fuera robada por Antígona.
Al darme cuenta que todos me observaban, me sonrojé y dije:
-Perdón, perdón, no volverá a repetirse. El director asombrado me dijo: 
-el personaje es tuyo.

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