LA MODISTA
Estaba hojeando una revista de modas, cuando a Corolina se le ocurrió tener un vestido similar a que estaba luciendo la modelo que posaba para la foto del día de la primavera.
Salió a comprar la tela y llamó a Raquel, la modista que le habían recomendado.
Le entregó la tela, el molde, la revista, los botones, el cierre de ropa, la cinta de gros.
Raquel en la primera prueba, le demostró su ineficiencia.
No tenía ni el diseño!!!
Puesto el "vestido" en Carolina, tomó los alfileres, y tomó la tiza, y la tijera, y el centímetro, y pinchó la tela, Carolina también estaba sintiendo pinchazos.
Y no le puso el cierre, ni los botones, ni la cintura, ni el dobladillo, ni los ojales, ni las mangas, ni el cuello, ni las pinzas, ni los bolsillos, ni las hombreras, ni el pespunte, ni el bies, ni el cinturón.
¿Qué era eso? Acaso una bolsa de papas...
Carolina trató de superar ese mal rato, juntó toda su paciencia, sabía que la tela estaba destrozada por los tijeretazos.
Le dijo a Raquel que se llevara esa tela mal cortada, los alfileres, los moldes, las agujas, el centímetro, los ojales, y las ganas de ir a la fiesta con ese vestido.
Agregó: "no te olvides de borrar mis iniciales, de sacar los pespuntes, de borrar mi teléfono de la lista de clientas y tirá el vestido al basurero".
Ambas rompieron en un llanto.
Estaba hojeando una revista de modas, cuando a Corolina se le ocurrió tener un vestido similar a que estaba luciendo la modelo que posaba para la foto del día de la primavera.
Salió a comprar la tela y llamó a Raquel, la modista que le habían recomendado.
Le entregó la tela, el molde, la revista, los botones, el cierre de ropa, la cinta de gros.
Raquel en la primera prueba, le demostró su ineficiencia.
No tenía ni el diseño!!!
Puesto el "vestido" en Carolina, tomó los alfileres, y tomó la tiza, y la tijera, y el centímetro, y pinchó la tela, Carolina también estaba sintiendo pinchazos.
Y no le puso el cierre, ni los botones, ni la cintura, ni el dobladillo, ni los ojales, ni las mangas, ni el cuello, ni las pinzas, ni los bolsillos, ni las hombreras, ni el pespunte, ni el bies, ni el cinturón.
¿Qué era eso? Acaso una bolsa de papas...
Carolina trató de superar ese mal rato, juntó toda su paciencia, sabía que la tela estaba destrozada por los tijeretazos.
Le dijo a Raquel que se llevara esa tela mal cortada, los alfileres, los moldes, las agujas, el centímetro, los ojales, y las ganas de ir a la fiesta con ese vestido.
Agregó: "no te olvides de borrar mis iniciales, de sacar los pespuntes, de borrar mi teléfono de la lista de clientas y tirá el vestido al basurero".
Ambas rompieron en un llanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario