domingo, 25 de marzo de 2018

Fernanda Olinika



                              Fernanda Olinika

El Negro

Fue aquel día en diciembre. Movimiento de gente de un lado al otro. Mes de las fiestas y de mirar un poco el año que paso. Para que otro vuelva a comenzar como si nada. Nuevos proyectos, amigos… solo vivir que no es poco.
Ahí estaba él. Negro, menudito y con grandes ojos que destellaban vida.
Solo, esperando. Que alguien le de libertad y cariño. Y a mí me sobra cariño. Sabía que me iba a dar más, de lo que yo pudiese darle.Gritón y encantador. Hoy, bello como el primer día que me encontró y eligió vivir conmigo. Negro y con una sola cana que se asoma en tanta negrura. Sus pasos silenciosos, seguros y sigilosos, a punto de dar el gran salto para obtener un obsequio para mí. Me acompaña al dormirme y al despertar. Ahí está mi negro bonito. DODO mi gato.

El sueño

Todo se veía como siempre. El sillón, la mesita, el televisor. Ahí estaba mate en mano y unos bizcochitos, viendo el capítulo de la novela que me atrapa todas las tardes.
Encantadora y enamorada de su amigo. Todo el tiempo trataba de disimular. Sin embargo llego  el día. Cenando y contándose historias pasadas, ella le arrimó su boca y lo beso tan inesperadamente que no pudo reaccionar. Le gusto y siguieron con esta locura imposible. Sabe que no terminará bien. Porque Camila no iba a permitir que su amiga se quedará con Juan Ignacio. Los dos están tan apasionados que el calor del amor recorre todo su cuerpo.
Me desperté asustada, mi perro a los lengüetazos sobre mi rostro y el agua del mate quemándome la pierna.


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