lunes, 27 de mayo de 2013

POEMAS DEL LECTOR


A  VÍCTOR
Felisa Gliksman

Manos, manos, manos …
manos que juegan
manos que dibujan
manos que trabajan
manos que escriben.
Manos .... manos ….
hacen sonar una guitarra
hacen volar sueños ….
de libertad,  de fraternidad,
de justicia ….
con risas ….   sin hambre.
Imbéciles ….  necios….
creyeron que cortándolas
dejarían de sonar y soñar.
Y no ….
se convirtieron en alas ….
se alzaron como mariposas
y recorrieron el mundo
llevando utopías por doquier.
Así son tus manos, Víctor …
alas de amor …
alas de esperanzas y sueños
de paz y justicia.
Manos queridas,
manos emblemáticas ….
como tus sueños.

UN SUEÑO
Bella Clara Ventura

Soñar con un mundo sin fronteras
pertenece a estructuras superiores del espíritu libre
que de ataduras no conoce sus alcances.
Mide su alma con la amplitud de la ajena.
Se mira en el otro como quien se descubre a sí mismo
frente a su propio espejo.
Las banderas ondean en el corazón crecido.
Forman un emblema multicolor
donde caben todos los esquemas
Reducidos a uno.
Borrar los linderos en el corazón crecido
que ya no ve al otro como extraño.
Unido en la hermandad que pregona
el mejor individuo, denominado Persona.
Con la p mayúscula que lo diferencia de la pequeñez
 de sentirse dueño y señor de un terruño.
El planeta precisa de aperturas.
Los terrícolas somos uno en esencia.
No importa si somos de Corea, Vietnam, Colombia,
 Francia o  México ni aún del Himalaya o del Lago Titicaca
como tampoco del continente africano
o de otros lugares sumergidos en el océano.
Todos formamos una orquesta que debe
tocar diferentes instrumentos
para unificar una sinfonía dulce al oído
y pertinente a las notas escogidas.
La batuta del director se empeña en conducir.
Guía de un símbolo de dirección.
Produce nortes, sures y costados
al unificar un universo musical,
digno del maestro que no se limita a actuar.
Igual se comporta el mundo.
Cada escala resuena en el alma universal
donde se esfuman los linderos
 impuestos por el hombre como una defensa,
que se debe obviar.
Limitan el andar grande.
Se anhela fortalecido en otras creencias.
El mundo le pertenece al humano
cuando la mente viaja sin pasaporte ni cortapisas.
Se eleva y se ensancha.
Permite nuevos vuelos.
El trofeo es saberse de la Tierra, que un día nos llevará al Cielo
sin otro papel que el de nuestras buenas o malas acciones
en nuestro haber de hombre del planeta


con su corazón niño pintado de estrellas.


A BARTOLOMÉ DE VEDIA
 Alba Estrella Gutiérrez

 y vienen los hijos 
a desatar vergüenzas y pudores 
como aspas de viento llegan 
cabalgando las ancas de la noche
con sus nombres pequeños
como ritos
salieron de su vientre
como racimos de luz a la intemperie
grillos de silencio  en la mañana
y vienen los hijos
a poblarme de besos la cintura
y desovillar la muerte
a regresarme

y enlazar mis cejas de alegría


CLOTI JIMENEZ GUZZO
(para las mujeres de ciudad
Juárez, desde Madrid , con amor)

Pero dime amor,
Para qué  quieres
Un corazón lleno de arena?,
Dime,
Para qué lo quieres?
Para qué te sirve?
Tardará siglos
En convertirse en tierra.
Dime…
Para qué lo quieres?
Para qué te sirve?
Déjalo…..

Déjalo libre.

ARTEFACTO VECINAL   
Leticia Ruiz Rosado

Tras el asombro de la mañana
los claros sorprenden
la vetusta casa 
cada rincón
responde desde su corporeidad
al son de gemidos
un artefacto vecinal
apenas reconoce
siempre es el mismo
por no hacer mudanza en su costumbre
brochea el ventanal de rosados y naranjas
en lontananza suscitan la mirada
y no reconoce al ser
sólo un suspiro
de sus labios versa
al no saber de quién el artefacto sea.

OTOÑO
Hernán Sánchez

El otoño intervino sin avisar y las hojas empezaron a dolerme
El aire, el frió, el río, mis sueños, tus dudas
Todo volvió a mí, junto con el otoño
Tus manos secas, tu piel bronceada por Italia
Mis lágrimas y tu abrazo final
Y el otoño caminó pausado durante unos meses
Y el sol prefirió dormir la siesta más seguido
Y mientras las noches se volvían sobre mí
Seguí dando vueltas jugando a encontrarte por casualidad
Y, al cabo de un tiempo, el otoño empezó a hacer las valijas
Y los anhelos mas deseados fueron sacando los pasajes de vuelta
Y mientras las nubes se tomaban un descanso
Yo volví a dejarte de oler

Al menos hasta el otoño próximo

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