lunes, 27 de mayo de 2013

MARTA BECKER


CLAROSCUROS

La persiana está levantada y un cartel  del edificio vecino ilumina en forma intermitente la habitación. Se ven paredes con el papel despegado encima del cabezal de la cama y alrededor de la ventana.
Pocos muebles. La cama, una mesita de luz, un velador con una pantalla roja descolorida, una estantería con algunos adornos baratos, una silla y al lado una mesita redonda con un plato de comida sobre la que revolotean las moscas.
Las paletas del ventilador de techo -que está apagado, es otoño- se ven cubiertas de polvo.
En la penumbra se vislumbra la figura de un hombre que amaga por encender la luz -una lámpara también cubierta de polvo- pero se queda en el gesto. Parece conformarse con la iluminación del cartel.
Una mujer desnuda está tendida en la cama. Su cuerpo se aclara y oscurece en forma sistemática.
Sobre el piso, desparramadas, las ropas de ambos.
La mujer comienza a moverse. Tiende los brazos hacia el hombre, pero él no hace ningún gesto de acercamiento.


No se sabe si hablan, si gritan, si se quieren, si se odian. La luz exterior crea claroscuros sobre los dos cuerpos que no se unen.

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