sábado, 4 de junio de 2011

SILVINA M. SÁNCHEZ



LA LIBRERIA

Ingresé a ese lugar y la primera sensación que tuve fue de frescura, tal vez porque venía de la calle y el día se presentaba muy caluroso y húmedo lo cual me molestaba mucho… en cambio aquí todo era diferente, un aroma a perfume floral inundaba el salón fresco por el aire acondiciona, el ambiente era confortable y bastante tranquilo.
Comencé a avanzar con mi fiel amigo (el bastón blanco) que me acompaña a todos lados, el lugar parecía bastante desolado.
Continué caminando en forma pausada intentando acercarme hacia donde escuchaba voces, aún algo alejadas, cuando de repente me choqué con unas sillas y una pequeña mesa que se encontraba en el lugar. Entonces me di cuenta que estaba en el sector de lectura y que el ambiente estaba tranquilo.
Retomé la marcha por el camino inicial y de repente sentí que se me acercó alguien, que muy gentilmente, me acompañó hasta el sector de ventas de libros.
Al llegar allí un gran murmullo inundaba el lugar, voces de chicos, vendedores, ruidos de una máquina (tal vez la máquina registradora). Me quedé ahí con un número en la mano esperando ser atendido...

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