Por toda la casa
María Constanza López Arias
La casa
vibra hago un paso a la derecha y mi pie choca con el juguete ese rugoso y
brillante miro y hay un sin fin de lápices sobre el suelo casi de todos colores
ahuyentando a la suegra y de repente el perro aparece con algo en la boca y
entonces el bebé llora y esa alfombra liviana y los autitos que permanecen casi
encendidos, y las paredes escritas y mis ojos que caen y se apagan ¿que hago?
Si apenas son deseos suicidas que circulan en el torrente y las ganas de ser en
otro tiempo se acumulan en la eyección de leche que casi es permanente y el
bebé lo huele es un animal en celo y el perro también aparece como presa al
acecho y entonces los pechos están disponibles y otra vez llora y se ven y me
veo lastimada y roja el alma que desborda casi amargura y el bebé corre tanto y
con tanta fuerza que apenas sale mi voz y sigue corriendo y ese límite fino
aparece una y otra vez ya no hay espacio y apenas respiro. Y se escucha un sonido casi quedándose sin
batería se pierde en el fondo de la escena y las cajas llenas de no sé qué pero
llenas y entonces en la cocina hay humo mucho humo y voy con los ojos que caen
en el camino resbalo con algo pegajoso y veo las cosas desde otra perspectiva y
el perro está ahora en la cocina y el bebé lo persigue con algo en la mano y
las cartas otra vez en el suelo y algo de ropa en una esquina y la comida se
pasa y se pasa la vida y suspiro y siento que algo se rompe y se quiebra.
¿Suena el timbre abro y me pregunta cómo
están? Estamos bien.
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