jueves, 21 de mayo de 2020

Ana Barchuk




El gorrión y el tordo 
Ana Barchuk

En la plaza 9 de julio de posadas, justo enfrente a la casa de gobierno, chito el  pajarito, camina, picotea, come bichitos, restos de pororó y miguitas que se le caen a algún niño.
 La urraca de plumas amarillas y azules,  lo mira de reojo desde la rama de un árbol. luego baja a otra más cercana evitando a posibles oyentes con su matraqueo de voz tcha, tcha, tcha, tcha, muy bajito saluda:
 -Hola vecinito del árbol que compartimos.
 -Hola- apenas responde chito.
 La urraca camina unos pasos en el gajo tratando de aproximarse. al ver que es muy difícil hablar desde allí sin que la oigan, abre sus alas y vuela junto a la avecita. coreando el saludo.
 -Hola, al distinto de los hermanos.
 El pajarito la mira y sigue picoteando. la urraca se arrima y le pregunta:
 -¿Te contaron por qué vos tenés las plumitas diferentes a las de tus hermanitos?
 -¿Pensaste que quizá tu mamá… y tu papá… son otros pájaros?

Está todavía hablando cuando se escucha silbar.
 - ¡Holaaa  hermanitooo! ¡holaaa, chitooo queridooo! ¡vaaamos jugaaar! -repitiendo el silbido un gorrioncito.
 Antes de que el pajarillo toque las baldosas de la plaza, la urraca desaparece en busca de su próxima victima.
 Chisto, difícilmente lo oye, comienza a volar con los ojos llenos de lágrimas.
 -Eh, hermanito, esperame, ya sabes que no puedo volar tan alto… ¡sabés que mamá se va a enojar por alejarnos!- le anuncia con todas sus fuerzas.
 -¡Por favor hermanitoooo!... ¡esperaaa!...
 -¡Esperameee!... ¡estoy cansaaadooo!... ¡ya no pue… do seguir!- y se deja llevar por el envión que trae, comenzando a caer. chito al ver a su hermano en apuros se aproxima y lo apoya en una de sus alas  descendiendo juntos.
 Tirados en el suelo, sobre el césped, apenas respiran las dos avecitas. Hasta que por fin el gorrión modula entre suspiros;
 -Estamos muy lejos, mamá se va a enojar. Y estoy cansado para volver. ¿Qué te pasa?... ¿De dónde esta locura de huir de casa? ¿de mí, que soy tu hermano?
 -¡Eh, responde!... ¿qué te pasa?... ¿qué querés demostrar, hermanito querido?... ¡qué le sucede al ocurrente de la familia!  -Insiste el gorrión
 -¡Eso!... ¡eso me sucede!... ¡eso de ser el chistoso de la familia -aclara el pajarito.
 -¿Qué tiene que ver eso? ¡Si todos te amamos y cuidamos! ¿Qué tiene que ver?... ¿a quién le importa? -gorjea el ave marrón.
 -¡A mí!... ¡a mí me impoortaaa!... ¡a mí me importa y muchoooo! -acalorado canturrea, chito,  el tordo.
 -Volvamos y charlemos con mamá y papá. ellos van a saber darnos una explicación mejor que yo… ¡yo, yo sólo te digo que soy tu hermano y te quiero! y… debemos regresar ya, antes de que mamá, se moleste más.
 Sin perder tiempo, los voladores averiguan, con una de las garzas que está picando en el borde de la laguna, en qué lugar se encuentran y cómo retornar. la zancuda los orienta. Agradecen y en un santiamén levantan vuelo. Agotadas llegan a la plaza nueve de julio donde se encuentran con la mamá, el papá y hermanos que los buscan.
 Anticipándose a ser recriminados por la  gorriona, el hermano gorjea:
 -¡Esperá!... ¡esperá mamita, que chito, quiere preguntar algo! -y mira a su hermano autorizándolo a canturrear su queja.
 Los otros hermanos y el padre los rodean y a coro entonan:
 -¡Trina! ¡trina que estamos para escuchar!
 El pajarito se seca las lágrimas con una de sus patitas, suspira, y doblemente suspira, y por fin sutilmente pregunta: -¿mamá, papá, yo soy hijo de ustedes?
 La  pareja gorrión se mira, los gorrioncitos dan una ojeada entre ellos y clavan los ojos en sus padres que, turbados, no saben cómo responder.
 La mamá aclara la garganta, como buscando las palabras, intenta rememorar.
 -Hace algunos meses con papá comenzamos armar el nido en este árbol porque sabíamos que iban a venir ustedes. Cuando estaba terminado, un día puse un huevo, luego el otro, después el tercero y salí a dar una vuelta para comer y tomar agua. al regresar me encontré con la hermosa sorpresa de que en nuestro nido había un huevo más. lo charlamos con papi, los empollamos y cuidamos de igual forma a todos. Nunca hicimos diferencias, eso ustedes bien lo saben.
 -¡Pero quién es mi mamá? ¿Quiénes son mis padres? -interrumpe chito.
 -No lo sabemos -canta triste la madre.
 -No tenemos ni idea  -silba compungido el papá y agregan los dos:
 -Pensamos, por tu plumaje, que sos un tordo. y creemos que tu mamá te dejó en nuestro nido para que te cuidemos. y así lo hicimos y lo vamos a seguir haciendo.
 El tordo gorrión o gorrión tordo extiende sus alas y reuniendo a toda su familia canta:
 -Soy feliz con ustedes. Disculpen. No lo voy hacer nunca más.
 -Todos te queremos…  zonzo -se oye trinar.
 -Quizás, algún día, a mi mamá, se le ocurra decirme quién es -y, sin esperar invitación, el tordito gorrión, estimula a sus hermanos y vuelan a jugar.


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