Operación sin luz
Teresa Godoy
Caía
la tarde. Sólo se podía vislumbrar el reflejo de la puesta del sol en el
horizonte. Una delicada luna quería asomarse a través de los estratos que
recubrían el cielo con una neblina grisácea.
-
Ya me subí al techo, viejo, pero sos vos el que sabés de cablerío, de
conexiones y de estas herramientas.
-
Bueno Juancito, ya te expliqué mil veces, qué cables tenés que unir para que
vuelva la luz.
-
No se ve muy bien papá, prefiero observar el atardecer.
Después
de una hora, la luna se tornó más grande y su color era tan nítido como deslumbrante
por el reflejo del sol.
-¡Mirá
qué hermosa luna naranja, pa!
-Juancito,
naranja es el cable que tenés que unir con el verde.
-Pero
lo único que veo verde son los árboles de los vecinos, allá un ficus enorme, en
la otra cuadra un pino espectacular y al lado el árbol de papaya.
-Sí
hijo, me vas a poner nervioso, porque me pierdo el partido y no me hables de
las papayas, que, con esas hojas tan grandes cuando se secan, vienen a parar a
nuestro patio y tu madre protesta cada vez que tiene que barrerlas.
La
noche avanza, la luna ya es blanca pero casi sin brillo, no colabora con la
situación.
-Entonces,
que esperás que haga, dice Juancito, si ya aquí no se ve nada.
-Haber,
dice el padre, dejá que subo yo.
-No,
papá, esto está muy alto y te podés caer. ¿Trajiste la linterna?
-Uy,
me la olvidé!
-Entonces
no sé qué hacer a oscuras, ya no veo ni los colores, ni los cables.
El
padre rezonga susurrando: -Si estuviera su hermano Pedro, él sabría bien lo que
le enseñé.
Y
le grita de abajo:- ¡Juancito! Vos quisiste estudiar instrumentista en la
Facultad, y no sabés ni usar las herramientas.
-Sí
papá, pero éstas no tienen nada que ver con las de medicina.
-Si
te doy un bisturí, a lo mejor logras algo.
-Sí,
sí, hago una incisión en el cable negro, con las tijeras corto lo que está
quemado, tomo con las pinzas el verde y
el naranja, los separo con cinta
adhesiva negra, para que no se toquen, después pongo compresas juntándolos
dentro del cable…y suturo. Ahora tendría que volver a reaccionar y ver la luz,
bueno, tiene haber electricidad.
-Ahora
pruebo hijo.
-
Mientras, me saco los guantes quirúrgicos, pues esto fue una verdadera
operación.
-Ya
hay luz, Juan!
-¡Bravo
papá, ya bajo y aviso a todos nuestros familiares que todo esta en orden.
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