Buenos Aires desde el
cielo,
Retiro
Claudio Steffani
El avión
entró al amanecer por la modernidad de Puerto Madero desde el puente de la mujer,
pasando por el Europeo monumental Retiro, con la torre de los Ingleses iluminada.
“Que
bello se ve Retiro desde el cielo, me dice una señora que mira por la
ventanilla.”
Llama la
atención el contraste con la realidad, Puerto Madero es un lugar para turistas
con precios dolarizados, a pocos metros de distancia en el entorno brillante de
Retiro, se esconde la villa 31, personas en situación de calle durmiendo en la
periferia, niños descalzos pidiendo comida, un lavadero de autos a la
intemperie atendido por dos personas descalzas con 14° grados de temperatura,
un universo donde la opulencia y la pobreza conviven entre las vías del ferrocarril Belgrano, con la
estación Retiro como frontera de estas dos verdades.
Los
chicos vendedores de paltas, extraídas de los ignorados árboles del
conurbano Bonaerense para ser ofrecidas en los accesos al andén. El hall
de la estación reformada y puesta en valor reluciente escondiendo que detrás de
toda esa iluminación sin brillo a modo led, existían miles de personas que
viajaban a todo el norte del país, yendo y viniendo renovando afectos y sueños
de comunidades que vieron morir sus pueblos y sus economías regionales por la
ausencia de las venas férreas de acero que surcaban nuestra comunicada y ahora
fragmentada Nación.
La
ferretera Ely, que siempre almorzaba con el dueño en el bar Vickin (una jaula
de vidrio emblemática) y que nos cruzábamos en varias miradas cómplices en el
almuerzo o cuando concurría a su negocio a comprar cueritos de las canillas o
alguna herramienta con el propósito de generar alguna conversación. Un día como
tantos otros fui al bar con mis compañeros de oficina y estaban ellos
almorzando como todos los días, a el le suena el celular y se levanta apurado
de la mesa y se va, dejando parte de la comida caliente en el plato y ella se
queda comiendo sola, terminamos de comer prácticamente juntos, ella se levanta,
me saluda y se va yo me paro con la excusa de que tenía que ir para Libertador
me voy caminando con ella hasta la esquina, nos quedamos hablando un rato y le
pido el teléfono. Que ansiadas esas tardes de invierno con quien se había
convertido en mi rubia debilidad, saliendo del trabajo y encontrármela entre la
niebla de los árboles de plaza San Martín y caminando juntos hasta una
habitación del hotel de la calle Rojas que tantas tardes cobijó nuestra
pasión.
El andén
del Belgrano Norte, donde alguna vez viajaron Evita y Perón destino Rosario Central Córdoba. Un joven recién
recibido de médico con su valija de cuero tomando un tren que lo llevaría a
recorrer Latinoamérica reportando un continente de muchas injusticias, sin
saber que en Cuba lo estaba esperando una chaqueta de comandante de la
Revolución. El gran Maestro y creador de la Psicología Social Enrique Pichón
Riviere, viajando con Ana Quiroga a Tucumán en el Estrella del Norte para dar
clases en su escuela. Pichón amaba viajar por este medio y tomaba al tren como
parte de su laboratorio social. A fines de los años 60 comenzaron a cerrar los
ingenios azucareros y muchos Tucumanos viajaban a Buenos Aires dejando su
familia para probar suerte en la ciudad de las grandes oportunidades y en medio
del trayecto cuando llegaba la
noche entraban en crisis por la
incertidumbre que generaba la llegada a Retiro sin saber lo que el destino les
deparaba, pero el gran maestro los auxiliaba haciendo terapia de grupo arriba
del tren. El nefasto 10 de marzo de
1993, cuando sale el decreto por boletín oficial donde los ramales que no eran
absorbidos por la administración de sus respectivas Provincias, serian
cerrados. (ramal que para, ramal que cierra). Recuerdo esa mañana cuando nos
sacan las computadoras de ingreso de trenes al sistema de venta, bajamos a
caminar por retiro con la incertidumbre pisándonos los talones, fuimos a tomar
un café al bar que quedaba en Ramos Mejía y Padre Mujica, y desde la ventana se
escuchaban las bocinas de los micros de larga distancia que entraban y salían
de la terminal, festejando la muerte del tren.
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