Mirando la fiambrera
Brancaleone
Aquí estamo, quietos, pensando en el año que se fue,
se esfumó, ¡kaput!, y nosotros un poco más abollados, un poco más sabios, o
mejor dicho, un poco menos brutos, que ya es algo. Se fue como vino, recibido y
despedido con pitos y matracas, con lo que tuvimos para comer y para brindar,
una y otra vez. Y así quedamos, porque si bien se fue, le pegó un buen
mordiscón a nuestra vida. Nosotros terminamos con él y él nos despidió
abollándonos el culo. ¡Para que tengan!, habrá dicho en medio de los cohetes,
los besuqueos, y los buenos augurios. ¿Y ahora qué ? Estoy como gato de loza,
tieso, empantanado en no saber qué hacer, en no tener ganas de nada, ni
siquiera de comprarme un perro, un perro cualunque, de esos que se acuestan y
te miran, mansos, tranquilos, acompañándote, sin pedir nada. De esos que van a
mear en el paredón de la vieja usina, donde se lee "Todo el mundo miente
todo el tiempo, pero la cosa no tiene importancia, nadie escucha" ¿Y
porqué no un gato? ¡No paren, no empecemos! Fue una idea, una forma de decir,
ya está, ¡olvídense del perro! No me persigan con lo que yo digo, déjenme que
hable en voz alta para mi o para nadie, porque a esta altura ya no sé si me escucho. ¿Y si me escucho no se si me comprendo
y si me comprendo porqué no hago algo en vez de quedarme mirando la fiambrera ?
Y... ¡Es que no lo sé! ¡Además miro y escucho cada cosa! Ayer arrancó mi día
escuchando que el cardenal castrense pide que lo tiren al mar con una piedra de
molino atada al cogote al ministro de salud. Una novedosa forma de tirar gente
al mar, hay que reconocerlo. Se ve que el contacto diario con las fuerzas
armadas le ha potenciado los sentimientos piadosos al ensotanado. Y además me
entero que hay una fuerte suba en los precios de las pocas piedras de molino
que quedan, de las cuales el Vaticano ha hecho un acopio que suena a monopolio.
El ministro de salud, a su vez le ha pedido al cardenal si en vez de una piedra
de molino, pueden tirarlo con una piedra pómez o un gomón, disculpándose porque
no sabe nadar. O en un pequeño velero, así de paso puede dedicarse a su pasatiempo
favorito que es la pesca. Nótese que hay que tirarlo al mar, no al río ni al
océano, por eso el ministro pide además si es posible, que lo tiren en el
Mediterráneo, donde podrá probar las
virtudes de la famosa dieta, así se pone en forma. No se porqué, tengo el
presentimiento que a don Baseotto le va a llegar su san martín y le darán el
raje con un puntapié en su consagrado culo. (hoy estoy mal hablado, he dicho
dos veces culo).Leo también que se armó la zaga con la renuncia del Papa, pero
que no hay apuro, lo mismo puede ser dentro de una semana, dicen los
interesados, y el polaco que sale con el crucifijo de punta y dice: ¡catzo boglio
rinunziare! Leo además esto que da que pensar: "El Vaticano impone mucho
respeto a la gente. Entre sus riquezas mundanas y su lista de castigos eternos,
uno se siente empequeñecido. Los castigos excesivos que prescribe la iglesia y
sus riquezas excesivas en realidad son complementarias. Sin el infierno, esas
riquezas parecerían un robo". Que quién dijo eso: John Berger. ¿Qué quién
es John Berger? ¡ Ahh, averigüen, no sean haraganes! Y para terminar y tener la
fiesta en paz esto dijo al respecto Augusto Monterroso: "Las ideas de
Cristo eran tan pero tan buenas que hubo necesidad de crear toda la
organización de la iglesia para destruirlas". Para pensar, ¿no? A
propósito:¿La iglesia es anterior a Dios? Pregunto por que vemos que Dios es
una especie de Torquemada que castiga así, anatemiza allá, manda al infierno,
al purgatorio, al cielo, a lavar los platos, etc, como si fuera un gerente
general del universo, cuya verdad revelada y propiedad absoluta está en manos
de la iglesia, del Papa, los cardenales y todos los que vienen atrás de
atropellada. Leo además que se incendió un depósito de viejos, vulgo
geriátrico, donde había viejos de más, nada de control ni de personal idóneo en
cantidad suficiente, en fin, lo de siempre. Y entre un estado bobo o ausente
cuando no corrupto, y sociedades o personas que transgreden la ley poniendo en
peligro la vida de las personas y desatando tragedias con su conducta miserable, me hace
reflexionar si en este país poblado están en cafúa todos los que merecen estar o eso es una
cuestión de suerte y contactos bien aceitados. ¿A ustedes qué les parece?
(¡tranquilos, no contesten todos al mismo tiempo!). Pero reconciliémonos por un
rato leyendo esto que dijo Martiniano Arce el maravilloso filetero: "La
realidad es un defecto producido por la falta de alcohol". ¿Saben? Comenzó
a llover, desde aquí puedo ver la santa rita de mi vecino frente a casa, que
está florecida, de color fucsia, enorme, y el corazón se me alegra y creo que
haré pan casero, me comeré un pedazo de queso con un vaso de vino, brindaré por
los amigos, los que están y los que no, y prometo no decir malas palabras, ni
ponerle tanta pimienta a la comida. Y me esforzaré en leer un libro de Cohelo
que me regalaron, porque he hecho cosas peores en la vida y eso no me va a
matar. Chatearé con mi hijo como lo hago diariamente, lo que me hace sentir
vivo, contenido y con la neurona alerta, porque sus respuestas son ingeniosas
cuando no brillantes. Y sé también que como dice el refrán: "Non omnis
moriar". Es decir, no moriré del todo porque siempre estaré contenido en
mis hijos.
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