ULTIMA VEZ Marta Becker
Abre
las ventanas, deja que entre el aire frío, el viento mueve las cortinas que
ella observa por última vez, y surge en su cabeza un pensamiento tan trivial
para el momento como el hecho de que ya no las lavará más.
Desordena
las sábanas, tira de un manotazo todas las cosas depositadas en la mesa de luz,
y con una sonrisa amplia sale del dormitorio.
El
placard vacío habla de sus intenciones.
Reconoce
después de mucho tiempo que no es merecedora de la presión psicológica que
soportó durante años, y si bien ya no es tan joven, aún le queda vida por
disfrutar y está dispuesta a aprovecharla. Romper con los mandatos atávicos
será su mayor triunfo.
Cuántas
cosas pasaron, cuántas palabras se dijeron, cuánta energía perdida. Una
realidad que antes no podía ver la vuelve consciente para tomar la decisión, con una firmeza que no conocía en ella.
Ya
no se permite influenciar por la familia, los amigos, y hasta los vecinos; eran meros espectadores de una ficción con
dos personajes de excelente actuación en
el escenario cotidiano, pero que se arañaban en la intimidad.
Nada
la va a detener. Huele la liberación. Se siente eufórica, aunque por
dentro un dolor punzante le recuerda que
pasó la vida, la suya, y no supo manejarla.
Recorre
con lentitud todas las habitaciones, fija la mirada en cada detalle que le trae
recuerdos, los amontona en la memoria, y comienza a cantar mientras recoge sus
cosas.
No
quiere ver a nadie.
Apaga
todas las luces, enciende la radio a todo volumen y sale a la calle dando un
tremendo portazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario