Cuentos Rosa B. Valdez
Publicado en Con voz propia, revista virtual dirigida
por Analía Pescaner
La
vendedora
“¡A
las lindas manzanas, aproveche señora, mire qué grandes y qué baratas! ¡Pruebe,
pruebe… son una verdadera tentación!”
Cuando
la mujer hincó sus dientes en la crujiente pulpa, el cuerpo de la vendedora se
fue alargando, a-l-a-r-g-a-n-d-o y se enroscó en la pata de la mesa, mientras
le mostraba su lengua bífida.
Los
amantes
Todos
dicen que son el uno para el otro. Ella, con su larga cabellera rubia
cubriéndole los pechos y ese afán por la equitación; él, con la cabeza altiva,
sus brazos musculosos y el andar resuelto.
Una
tarde, cuando el sol se recostaba en el horizonte, la invitó a dar un paseo por
el campo. Al trotecito los vieron pasar e internarse en el bosque, a Lady
Godiva y a su amante, el centauro.
La
araucaria
Tenía
yo ocho años cuando mi padre te plantó en el patio. Fuimos creciendo juntas:
tú, esbelta y con el tronco recto como un mástil, buscabas a Dios en el azul.
En tus ramas anidan los “quechupais” y las flores del aire. En las siestas de
estío te adormeces con el chirriar de los “coyuyos” y recuerdo qué hermosa
estabas cuando en vísperas de Navidad yo te engalanaba con globos de colores y
guirnaldas.
Pero
pasaron los años y muchas veces han querido talarte. Dice papá: “Este árbol ha
crecido tanto que ya ocupa todo el patio”. Y mamá -cansada de escoba y
rastrillo- reniega al barrer tus hojitas doradas. “¡Esta planta es un peligro!-
dice mi hijo- ¡Hay que hacharla, porque un día de viento puede aplastar la
casa!”
Sólo
yo te defiendo, compañera de infancia, porque quiero que mis nietos jueguen
bajo tu sombra. Angustiada pienso: “¿Qué pasará cuando nos quedemos sin
árboles? ¿Dónde anidarán las aves? Temo que algún día los niños me pregunten:
“Abuelita, ¿qué cosa eran los pájaros?”
Argentinosaurus
Cuando
el paleontólogo despertó, se puso a trabajar inmediatamente. Había soñado el
sitio exacto donde debía excavar. Después de una ardua jornada, encontró un
enorme huevo de Argentinosaurus. Este importante descubrimiento científico
sirvió también para demostrar la cultura de “Su” -la diva de la televisión
argentina- cuando, enterada del hallazgo del fósil, sorprendió a la audiencia
al preguntar: “¡¿Vivo?!”
Pura
magia
A Antonio Cruz
–Nada
por aquí…nada por allá -dice el ilusionista tocando con la varita mágica la
caja de vidrio rectangular, cubierta con un pañuelo rojo.
Hace
una inclinación de cabeza frente al expectante público, se arremanga los puños
de la levita y muestra el interior de la galera: “Nada por aquí… nada por
allá”.
Al
retirar el paño de seda, aparece un pez azul de ondulante cola tornasolada, que
nada por aquí y nada por allá entre las algas de la pequeña pecera.
Amor fogoso
A Ana María Mopty de Kiorcheff
Harta
del encierro en palacio, esperando la llegada del Príncipe Azul, la princesa
decidió dar un paseo por los alrededores. Al llegar al jardín de senderos que
se bifurcan vio allá a lo lejos, en la continuidad de los parques, una figura
que se acercaba.
Como
era un poco corta de vista, más que ver imaginó a un apuesto mancebo montado en
brioso corcel. Loca de alegría comenzó a canturrear:
“Dame
fuego, dame, dame fuego, dame el fuego de tu amor...”
–Serás
complacida -dijo el dragón- y la convirtió en cenizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario