SUEÑO INESPERADO
Estela Marina Garber
Anoche
tuve un sueño largo, intenso, inesperado. Me visitó mi ex marido con quien
estuve casada en San Francisco, California desde 1994-1997.
Etienne
me sorprendió caminando por una calle porteña con su simpatía, calidez y
afectividad.
Se acercó
a mí queriendo saber de mi vida y circunstancias. Durante las horas que estuvimos
juntos conversamos y luego fuimos a la casa de mis padres. Mi madre lo miró con
desconfianza.
Yo seguía
atónita pues este hombre era la antítesis del que yo recordaba. ¿Qué había pasado?
¿Cómo había podido humanizarse tanto? En un momento me dijo: “Yo tuve que volver
a nacer”. Y yo entonces pienso -aunque no se lo digo- “Y nosotros podríamos
haber sido padres y tener ahora hijos de 18 o 20 años”…
Yo seguía
desencajada y desconfiada a la vez. No es posible que yo estuviera junto a
Etienne y que él me valorara, me abriera las puertas hacía su familia y lo más
increíble, “se volvería era a casar conmigo”.
El estaba
tan contento de estar conmigo nuevamente que en su entusiasmo me llevó a la
casa de unos parientes.
Al llegar
al edificio me llamó la atención el diseño, entonces Etienne me aclaró: ”Es un
edificio algo disruptivo pero es una obra arquitectónica artística de los años
60 muy valorada como patrimonio histórico-cultural”.
El
departamento tenía ambientes amplios y asimétricos. Allí me encontré con mucha
gente. Algunos los reconocí fisonómicamente apenas pues muchos han envejecido,
cabelleras canosas y algunos kilos de más. Había muchos músicos y la música
refrescaba el ambiente. Reconocí a una de las hermanas de Etienne quien me
abrazó cariñosamente.
Finalmente
Etienne me llevó hacia donde estaban sus padres a quienes no reconocí y hasta
rechacé. Me produjo aprehensión acercarme a ellos pues parecían espectros. Ellos
sin embargo, se alegraron al verme, después que Etienne me presentara como “su
esposa”.
Por
suerte esta mañana desperté y sentí mucho alivio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario