POEMAS OSCAR JULIO DE LA MOTA
LA PESTE
Preguntas
marchitas
En
bocas sublimes
Ditirambos
seniles:
La
astucia del horror
Avaricia
de corazones
Verdades
que olvidan, y sombras
Que
comienzan a salir
A
la intemperie
Con
trajes nuevos
El
crepúsculo no quiere partir
El
cielo está clavado
No
somos uno
Pero
tampoco somos todos
Pues
la falsedad se hizo red
Y
el Amo se hizo presente
Está
en los rincones, sigue
Nuestros
pasos
Respiramos
su aire
Es
una soga apretando la ausencia
Hasta
el grito
El
Amo está aquí, ya tiene cuerpo
Pero
no tiene voz
Es
global pero vacío
Pero
viraliza en los más débiles
La
peste había llegado
Tiene
su pasado
Ahora
tomó cuerpo
Está
en nuestro cuerpo
Por
favor:
Desatemos
el cielo
Para
ver la luz
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EN TORNO DE LAS LLAMAS
Vuelan
asperezas de espuma blanca
hay
hojas secas de agonías marchitas
donde
se despereza la infancia
cautiva
en un poema
y
en el fluir de indecencias cotidianas.
Más
allá de las cosas
cabría
pensar que alguien se apoderó de las esencias
cabría
pensar en el árbol que no está
sería
bueno que supiéramos que lo que dio luz
fue
un fuego
un
carruaje de nieve
las
sólidas estampas
en
el palacio terrenal del cielo.
LA ESTACION
instante
fuera del tiempo
viejo de
herrumbre y soledad
viejo de
lozanía
Testigo y
cómplice de la profundidad y el verdor
que los tiempos fueron dejando a tu lado
en la
estación
como pude
dejarte atrás
sin ver
en tu vientre
la herida
de los andenes desiertos
tal vez
haya en tus hierros marrones
el
intento de ser como la naturaleza
que rodea
abrumadora
el sueño
de progreso
y que hoy
solo es potencia del encuentro
puente,
viejo de herrumbre
hoy estas
dentro del verde, solo
como un
fantasma marchito
cerrando
una herida profunda y gris
en la
comarca que adopto tu vieja elegancia
de humo y
soledad.
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