¡QUIÉN DIRÍA!
Teresa Godoy
Cuando
Betty Burgos festejó los setenta, en el año 2.016, nadie sabía realmente su
edad, nunca quiso decirlo. Esto tiene su explicación. Ya viene de sus tías
nonagenarias, que no querían aflojar sobre el asunto. Recién, después que
murieron, cuando sus sobrinos tuvieron que hacer los trámites del sepelio, allí
los documentos, muy bien escondidos, cantaron la verdad. Ambas eran hermanas de
su papá, quién partió a los ochenta, sin tener enfermedad severa alguna, pues
su médico de cabecera, le diagnosticó una simple inflamación en la garganta,
que no lo dejaba comer más que comidas trituradas; pero ella lo vio irse silencioso
caminando lo más tranquilo hacia el Citroën de su hermano, pasando por delante
de su casa, dándose mutuamente una mirada tan larga y profunda que decía todo y
no decía nada a la vez; hasta el día de hoy, no sabe porqué no se acercó a
apretarse en un gran abrazo con su padre
tan amado, pues presentía que era la última vez que lo vería pasar caminando
tan derecho y bien vestido como siempre, con su buen pantalón, su camisa bien
planchada color celeste y su saco marrón. Nadie notaría que tenía “80”. Sólo le
da vuelta en la cabeza a Betty, lo que le dijo su hermano: -Un enfermero le dio
un comprimido intragable y se ahogó tanto que tuvieron que llevarlo a terapia
dónde le pusieron un respirador. Ese fue el principio de su fin. -¡Cómo me hubiera gustado que papá y también
mamá, estuvieran en mi cumple! Solía repetirse cada vez que miraba sus fotos.
Pero dejaron una familia muy grande y maravillosa. Es por eso que no quería que
faltara, a su fiesta de cumpleaños, ninguna
persona que haya tenido que ver con su vida entera, como así también sus amigos
y vecinos involucrados en su historia. Para festejar esta cantidad de décadas,
parecía que tenía que ver a todo su mundo conocido. Quería, con todos ellos,
formar un grupo que recordara cada época vivida. Contrató a Edgardo Ramos, el
productor de videos y filmaciones con el cual armó un emocionante video, el de
su paso por esos 70 años. Cuando envió las invitaciones, Betty, pidió confirmar
la asistencia y fueron pocos los que respondieron a esta solicitud. Pero el 26
de junio, la fecha señalada, aparecieron todos y cada uno festejando el
encuentro tan esperado. Se completó su dicha, cuando ve llegar a su prima Ana
Lorena, radicada hace varios años en México. Es que justo estaba visitando a
sus hermanas, invitadas ellas a la fiesta y no a la querida Ana que la hacía en
aquél país. Ésta se mandó, sin previo aviso sabiendo que sería una hermosa
sorpresa para Betty. Era la más joven de las primas, alta, sonriente como
siempre y con su pelo rubio que caía más allá de sus hombros, llevaba un
elegantísimo vestido azul, casi apagando a la asombrada Betty. Sabía lo que
representaba su presencia. Ella seguro que animaría su fiesta. Los meses
previos, eran dedicados por Betty para
hacer la lista de invitados, enviar las participaciones, reservar el salón,
comprar los adornos, manteles, centros de mesa, la comida, etc. etc., y hasta
confeccionó lo que llamaría “la hoja de ruta”, recordando lo aprendido en el
curso de “periodismo gráfico, radial y televisivo”, cuando tuvieron una
práctica en una radio de la localidad de Caseros; en ella plasmó toda la
organización del programa y los horarios que debían cumplirse en el correr del
evento desde el mediodía hasta la tarde. Cada uno de sus hijos tenía una tarea:
preparar la comida de la parrilla y todo
el resto del menú, recibir a los invitados, acompañarlos según su
correspondiente número de mesa, ocuparse de los juegos para entretener a los
niños y dirigir a las señoritas camareras para que atendieran cada mesa con
eficiencia. Después de compartir con todos, cada momento especial con risas,
charlas y disfrutar del almuerzo, se escucharon los acordes de la guitarra y la
voz de Roberto Turel, cantante amigo inseparable de Edgardo Ramos, Roberto
Turel, cantante amigo inseparable de Edgardo Ramos, su representante. Allí
comenzó el baile acompañado de gran algarabía cuando lo escuchamos haciendo
tributo al querido Papo, cantante conocido por todos. Se acentuó este bullicio cuando resonó
acompañando a Roberto Turel, la voz femenina de Ana Lorena. Tenía que
destacarse de alguna forma a parte de su look tan llamativo. Cantaron juntos,
es más, ella sostenía el micrófono y de a ratos, casi se escuchaba sólo su voz.
Unos cuantos se animaron y se levantaron a bailar y cantar con ellos. Después
se siguió con el otro punto, según la famosa hoja de ruta que siguieron al pie
de la letra y que era pasar el video que recreaba la vida entera de Betty, con
el fondo del tema musical por ella elegido:”A mi manera” cantado por María
Marta Serra Lima. Lágrimas de emoción
rodaban por las mejillas de Betty y de la mayoría de los presentes. Después era
el momento de soplar las velitas y degustar la torta con el número 70
iluminado. Betty agradeció conmovida y expresó que no se imaginaba que todo
saldría tan “a su manera”. Afuera, se escucharon fuertes ruidos, eran truenos
que anunciaron la copiosa lluvia que después no tardó en caer, justo cuando los
invitados comenzaban a despedirse y a salir en medio del frío aguacero. Adentro permaneció Betty, recordando la
hermosa fiesta realizada y quedándose pensando:
-¡Quién diría que saldría todo tan cálidamente
soñado!
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