Del libro
LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
éride ediciones
Francisco Félix Caballero
SUEÑOS
Míralos
como se van,
de
puntillas y descalzos
para
no hacer ruido;
avizores
los ojos al cuidado
de
no pisar los cristales
que
rompimos en pedazos
la
última madrugada,
cuando
pasamos a las voces tras los golpes,
cuando
pintamos con sangre
las
agujas del reloj,
cuando
llamamos desnudos
a
las puertas de Dios.
Duró
más de lo que dura un despertar,
el
futuro sólo era una coartada;
ante
la duda sólo hay oscuridad
y
el silencio que se funde con el ruido.
Un
quejido que acompaña el caminar
de
las sombras que secuestran tu mirada;
la
amargura de buscar la tempestad
y
encontrarla flirteando con el mar,
peripecias
a la orilla del altar
donde
habitan los fantasmas del olvido.
OTRA
VEZ
Otra
vez la misma casa,
el
mismo cielo, el mismo agua...
Otra
vez las horas muertas
esperando
una llamada.
Con
las estrellas por techo
y
la Luna como almohada,
noche
de claveles tristes
blanqueados
por la escarcha.
Por
la llanura amarilla
monta
el tiempo en su reloj;
canto
alegre de jilgueros
que
la trilla interrumpió.
Las
paredes de un cortijo abandonado
no
resisten el peso de los años
y
sucumben a un silencio que atestigua
que
la guerra siempre vence al mismo bando.
Otra
vez el mismo aire...
ESPEJO
Me
volví a recordar en aquellas horas
en
que el tránsito del tiempo se hacía efímero,
jugando
a los sin techo en la estación;
cruzando
a ciegas las vías,
amenizando
con risas la espera del último metro.
Te
volví a recordar en el andén
como
una figura etérea a la que sin embargo amaba;
tentábamos
la suerte en cada trago
y
con la ciudad dormida sobre nuestros pies
nos
contábamos la vida a grandes rasgos.
Aún
no recuerdo como fue la última noche,
imagino
que sería buscando un bar abierto;
puede
ser que lloviera y fuera enero,
sólo
sé que desperté con tiempo justo
de
comprar flores para tu entierro.
Muchas
veces antes me pregunté si eras real
más
allá del otro lado del espejo;
cuando
la irrealidad era más que un ventanal
que
mudaba en luz cualquier atisbo de tiniebla,
con
vistas a un enorme cementerio.
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