POEMAS JORGE CASTAÑEDA
MI
ESPERANZA BARCO SUR
Barco
herido piedra soy
escorial
prisma de luz
un
color una sustancia
por
mis venas sangre azul.
Caballero
solo nácar
corazón
a contraluz
y
una lluvia monocorde
de
tristezas en azul.
Soy
estrella de los cielos
me
lastima la inquietud
pedregal
picada abierta
y
esta pobre latitud.
Viento
torpe catedral
la
meseta una virtud
caracolas
y gaviotas
mi
perdida juventud.
Sílice
soy basalto
fogón
de lumbre a la luz
distancias
faldeos del monte
sordos
galopes en cruz.
Araucaria
en la espesura
sol
amargo y lasitud
riscal
perdido vertiente
busco
mi escala de luz.
Amigo
soy del viento
peregrino
y al trasluz
bitácora
navegante
mi
esperanza barco sur.
PATAGONIA
Reino
de plantas enanas
y
de piedras tutelares
tiempo
perdido en el tiempo
sus
últimos avatares.
Misterios
en la espesura
donde
alocan los imanes
el
paso de las centurias
sus
edades primordiales.
Fundación
en los ancestros
sus
luces crepusculares
rosa
vana de los vientos
luna
por los escoriales.
Imperio
de las tacuaras
oblicuas
y desiguales
el
toquí ceremonial
y
de piedra los corrales.
Estepa
en el horizonte
sus
dioses arteriales
panteón
viejo Olimpo caído
su
estatura de gigantes.
Recuerdos
de la memoria
sus
llamadas ancestrales
tiempo
que llama de lejos
para
descifrar sus claves.
Me
voy. El Sur es mi Norte
sus
estrellas son mi sangre.
La
Patagonia es un sueño
aguardando
entre celajes.
EGLOGA AL PIMPOLLO
Que
nadie ose tronchar tu donosura
pimpollo
que mañana serás rosa.
Pero
recuerda que eres poca cosa
para
presumir de tanta hermosura:
mañana
el jardín será espesura
y
breña sin verdor. ¡Flor vanidosa!
Pasará
en carrusel la juventud
y
habrá espinas, fatiga y senectud.
SONETO
SIN MÁS AL CHANCHO FERRERO
Entre
el hiato y la forma agricultor de amargos
fundó
con sus porfías las tiendas del aduar.
Puso
a un lado los bagres y en el otro los sargos
y
bebió en el ritón la angustia de esperar.
Escarbando
lechugas desechó los embargos
que
ni sus congéneres pudieron derribar.
Supo
que muchos ojos vigilan en los argos
y
que al ser acosados debemos acosar.
Su
trajín manifiesto masticó los asuntos
y
un rictus de amargura se apagó con el día.
Si
quiso conjugar un mundo de presuntos
Nadie
en verdad lo sabe. Solo su jerarquía
quedará
entre los setos a fuerza de trasuntos.
Lo
adivino casi cerval lejos de su Bahía.
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