A mediatarde
Pedro Salvador Ale
El
dorado estío regresa en tus piernas buenas como un país sin fronteras. Atacan
la calle sin piedad con su relámpago en medio de los tristes. Piernas dibujadas
por todos los ojos que nunca fundaron más belleza que los vinos en la hoguera
de los otoños. Alucinan en tus pasos leves casi sobre la tierra con su
escultura natural a mediatarde van tus piernas con toda la delicia en busca de
sí mismas o el olvido de las manos en temblor de su voluntad. Piernas andando
por sobre las catástrofes las profecías el fin del mundo un suponer, piernas
cuya bandera es el resplandor de sus largos cabellos que lloran a gritos mudos
por su espalda el abandono de los besos tan ciertos como sus pechos magníficos
en su tibieza clausurada. En el rostro de toda perfección sus ojos anclan en
ella misma, el tiempo fuera de su piel es irreal, sólo sus piernas crean el
pacto secreto de las miradas inventan lo impuro del gozo ¿a quién? así
palpitante esplendor tocando tantos destinos violenta la rutina la lentitud de
las cosas por sobre la muerte el dolor íntimo y colectivo la suave avidez de
sus piernas fabulosas hacen suceder los escombros del deseo como resuenan
vuelan sueñan aún tus pasos en la huérfana ciudad cruel en su desamparo.
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