LOS INNOMBRABLES
Marta Becker
La amplia mesa del comedor está rodeada por las tres parejas.
Los seis jóvenes se conocen desde la escuela secundaria, eligieron cada uno una carrera universitaria diferente pero la amistad siguió, y de tanta cofradía surgieron los tres matrimonios que hoy están reunidos, embarcados en una seria tarea.
Sucede que las mujeres quedaron embarazadas casi al mismo tiempo y, prontas a dar a luz, el tema que los ocupa a todos es establecer los nombres de los futuros bebés.
Cada uno aporta ideas; que el nombre de mi padre, que el de tu madre, del tío lejano, el abuelo materno, la madrina paterna… El intercambio va subiendo de tono ante la discusión de cada pareja entre sí, porque cada uno quiere hacer pesar su tradición familiar, al mismo tiempo que ríen entre los seis cuando surge algún nombre raro o fuera de uso.
Uno de los muchachos aporta un libro de nombres con una amplia lista pero las mujeres se niegan a tomarlo como ejemplo, ya que muchos de ellos no tienen nada que ver con las familias, aunque suenen muy lindos.
Finalmente, llegan a un acuerdo. Sacan los trece dados de un juego de palabras. Cada dado tiene en las caras una letra. Convienen en ir tirando por turno hasta formar tres palabras de ocho letras cada una, que corresponderán a cada pareja.
Al terminar se miran con asombro, ya que el resultado, lamentablemente, será karmático para los futuros niños.
Surgen tres nombres sin coherencia ni antecedentes familiares, dando así origen a un nuevo orden gramatical y fonético.
Serán “los innombrables”.
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