sábado, 27 de enero de 2018

Fernanda Olinika

                            
Partida 
Fernanda Olinika

Recuerdo que fue hace mucho tiempo unos veinticinco años tal vez. Cuando compartíamos la mesa familiar, era el único espacio en común para unirnos.
Serio de pocas palabras, pero si querías dejar bien claro algo, te hacías escuchar.
Ese envoltorio no permitió ver que al  hombre  cariñoso, generoso, honesto y más mucho más. Solo con los años me di cuenta que tu forma de demostrarlo fue la que pudiste porque nadie te ha enseñado.
Una de las tantas anécdotas que recuerdo, pasaban los domingos de parilla y automovilismo era la cita perfecta para la familia. Todos sentados esperando que el parrillero reparta la porción que cada uno habíamos pedido. Ya se sabía que él se servía su cuarto trasero y a partir de ahí nadie se cruza delante del viejo televisor. Para mí los autos eran todos iguales, las vueltas como un laberinto que no encuentra la salida.
Es la foto que tengo presente como si hubiese sido ayer.
Solo había un ganador, platos sucios, barrigas llenas y la siesta del domingo, vayan a ser un ruido.
Después de su descanso, tomaba su radio, se alejaba a algún lugar donde su única compañía era el club de sus amores Independiente, el rey de copas, como le decía. Nunca supe porque eligió amar esa camiseta. Si perdía cara de chinchudo, cosa que no vengan las cargadas, pero si ganaba se ponía su gorrito de lana colorada y como todo un gran vencedor a cargar al perdedor, llevaba orgulloso los colores de su amor.
Sé que hay muchos recuerdos más dentro mío, pero este era un clásico.


Solo siento que te extraño y me hubiese gustado poder tomar ese vermouth que nos prometimos.

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