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Jenara García Martín
A-B-C-D
Jenara García Martín
SIEMPRE
ESTÁ VIVA LA FE EN EL CORAZÓN DE LOS HOMBRES -, dijo el Sacerdote al ver la
Iglesia llena. Eera la iglesia del barrio más pobre de la Ciudad. reunidos esa
noche con un solo objetivo común. Escuchar la misa de Navidad. Se sintió muy
confortado y con paso digno se acercó al Centro del altar, lugar en el que se
encontraba instalado un pesebre con las indispensables figuras centrales y
algunos pastorcitos y animalitos
confeccionadps con elementos rudimentarios que las manos
habilidosos de los artesanos
voluntariosos, que siempre existen para colaborar en tales acontecimientos,
habían colocado por encima del pasto natural.
Y cuando
se disponía a iniciar el ritual de la Misa de Navidad , se escuchó decir casi
cerca de la puerta de la Iglesia:-A,B,C,D-. Era la voz de un niño de unos 8 a 10 años el que alteraba la solemnidad de la misa. Los asistentes algo molestos
volvieron la cabeza esperando
descubrir quién eran el protagonista de esa interrupción y se volvió a
escuchar la misma voz infantil, muy
clara, que seguía repitiendo -A-B-C-D.
-¿Qué
haces?- dijo el cura -, No ves que
perturbas nuestras oraciones.
El
niño pareció como si despertara de un
trance. Dirigió una mirada temerosa a su alrededor, enrojeció de verguenza y
unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
-¿Estas
solo? ¿Dónde están tus padres?... le preguntó el sacerdote cariñosamente –e
insistió – ¿No te han enseñado a seguir la misa?
Con la
cabeza baja, el niño respondió-, perdóneme padre, pero yo no he aprendido a
rezar. He crecido en la calle, sin padres, y como es Navidad tenía necesidad de
conversar con Dios Pero yo no sé como hacerlo para que ÉL me comprenda. Por eso
digo sólo las letras que yo me sé. He
pensado que allá arriba ÉL podría tomar
esas letras y formar las palabras que más le gusten -Se levantó y dijo –Me voy
no quiero molestar a las personas que saben comunicarse con Dios y el Niño
Jesús.
-Ven conmigo dijo el Sacerdote- tomó al niño
de la mano y lo condujo hasta el centro del altar y se dirigió a los fieles:
-ESTA
NOCHE ANTES DE EMPEZAR LA MISA VAMOS A REZAR UNA PLEGARIA ESPECIAL- VAMOS A
DEJAR QUE DIOS ESCRIBA LO QUE ÉL DESEE OIR, cada letra será un momento del año
en el que lograremos hacer una oración. Luchar con coraje para realizar un
sueño o decir una oración sin palabras. Le pediremos que ponga en orden las
letras de nuestra vida. Vamos a pedir en nuestro corazón que esas letras que
está diciendo este niño, le permitan crear las palabras que a él le agraden. Con los ojos cerrados,
el Cura se puso a recitar el alfabeto y todos los fieles empezaron a decir A,
B, C, D, y el niño que todavía estaba al lado del Sacerdote – dijo – “AMOR”,
“BONDAD”, “CARIÑO”, “DIFERENTE”,¡AMEN!
Todos los
asistentes repitieron ¡¡¡AMEN!!!
--¡¡¡AMEN!!!
El niño
quiso separarse del Cura con ademán de
irse, pero el Sacerdote, le sujetó la
mano con fuerza y le retuvo a su lado, hasta que terminaron los Oficios de LA
NAVIDAD. Desde ese Día este niño que se animó a decir que se llamaba TOMAS, se
quedó bajo la protección del Sacristán y su esposa que vivían y cuidaban el
templo con el permiso del Sacerdote y no tuvo que andar más en solitario por las
calles. FUE EL MILAGRO DE LA MAGIA DE LA NAVIDAD QUE SIEMPRE ESTARA PRESENTE EN
NUESTROS CORAZONES, Y PROTEGIDOS POR EL NIÑO DIOS.
NOS
INTERESA EL FIN DE ESTE CUENTO DE NAVIDAD- ¿VERDAD? – PUES TERMINÓ COMO EN LOS
CUENTOS– CON EL ÉXITO DE TOMAS
Tomás lo
primero que hizo fue aprender el
abecedario completo y a leer y escribir, en tiempo record y también a seguir la
Misa. Demostró ser un buen estudiante,
agradecido y logró ver cumplido
su sueño: ser médico.
DIOS le
premiaba en todo lo que le pedía en sus oraciones con sólo hacer sus peticiones a través de
esas cuatro letras A,B,C,D.
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