RUMANIA-BRASOV Milagros
Romero
Hemos
recorrido varias ciudades, pueblos y monasterios.
¡Grandes
sorpresas! Porque llegamos con una idea, basada solo, en el conocimiento de los
hombres y mujeres rumanos que, en
nuestras ciudades y pueblos, como emigrantes,
su comportamiento a veces, no es de nuestro agrado.
El
paso de las distintas culturas dejaron su rastro por todas partes. La naturaleza es espléndidamente
generosa con esta tierra.
Hoy
me paro especialmente, en la sugestiva ciudad de Brasov.
Nos
ha sorprendido su luz, su amplitud, su calma, sus raíces culturales ¡ tan
europeas!.
Nos
dejaron en una magnífica plaza. A partir de la cual, comenzamos nuestra visita.
Pero…¡
poco duró la alegría!…
Algunos
minutos después se oscureció el cielo y parecía faltarle el tiempo, para
derramar con rabia, toda el agua que guardaba en sus negras nubes.
¡Ahí
se acabó la visita!.
Nos
refugiamos en una cafetería llamada “Paris”. Tomamos un chocolate y esperamos
hasta que nos vinieron a buscar.
Entonces
supimos que nuestro hotel estaba a doce kilómetros, en la montaña. Una desilusión mas, por que, no podríamos ver la
ciudad por la noche.
El
lugar en donde estaba el hotel debía ser hermoso, pero nada vimos, solo restos
de nieve en la orillas de la carretera.
La
noche fue corta. Había que madrugar para ver la ciudad, que la tormenta nos
impidió contemplar.
Nuestra
primera y mas emocional visita fue, a la primera escuela rumana.
¡Sobrecogedor, sentarse en los pupitres,
palpar las pizarras, masticar el polvo, y saborear la lectura, desde esos
libros con siglos de historia!
La
segunda sorpresa, fue escuchar en aquellas joyas, relatos de nuestra historia.,
de nuestra geografía ¡Increíble, pero real!
Se
termina nuestra visita y salimos al aire fresco de la mañana para volver a
nuestros tiempos. A encontrar a los rumanos de hoy, caminando por las calles de
esta bella ciudad, cada uno con sus
ilusiones y problemas.
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