¿Dónde estás Furlán? Analía Temin
Acá
estoy, envejeciendo, casi siempre en la catrera, dormitando en un sopor eterno,
encerrada entre estas cuatro paredes. Extrañándote Furlán. ¡Mi Negro! ¡Mi
Negrito! Te fuiste sin decirme tantas cosas, sin despedirte, y me dejaste así,
sola, pensando, siempre pensando en vos. Esperando que un día vuelvas, como te
fuiste, como si nada, y me digas como tantas veces, siempre entusiasmado –
Negra, sacá las pilchas del ropero, plánchame el jetra, hoy me pongo la corbata
que me regalaron los muchachos. Vos cambiate, ponete hermosa, mientras yo me
lustro los tamangos, que te voy a llevar a la milonga.
Entonces
yo te dejaba la ropa sobre la cama y vos te vestías mientras te miraba embelezada,
enamorada sin fin, y me arreglaba para vos, y ya se me iban las piernas en
algún ocho adelante, ocho atrás y saboreaba las cadencias antes de salir
siquiera del conventillo.
Pero
vos no volvés, Furlán, quién sabe con qué paica estarás ahora aquerenciado que
no volvés. Ya sé que me puse vieja y algo enferma, pero mi Negro, vos tampoco
sos un pibe. ¡Ay, mi Negro, si volvieras...! Que si yo te veo, me levanto de
este catre y te demuestro que todavía puedo seguirte el compás de un valsecito,
o de una milonguita, de esas que tanto te gustan y que te ponen cachondo…Dale,
Negro, volvé, volvé hoy y nos vamos al “Pedro Echagüe” o al “América del Sud”,
o a los dos, total…Pero… ¿Dónde estás Furlan querido…? ¿Y yo, dónde estoy…?
Siempre acá, esperándote en el conventillo, casi siempre en este lecho,
dormitando en mi sopor…
Me
hacés enojar Furlán, y te lo digo, que si no volvés, me levanto como pueda de
esta cama triste, húmeda y raída y te salgo a buscar. Hoy es sábado y en alguna
milonga estarás. Me pongo estas pilchas que nunca estrené y los zapatos de taco
aguja, que me compraste en “Parisi” y un antifaz de carnaval para que no me
reconozcas y donde te encuentre te saco a bailar. Vamos a girar toda la noche
en la pista ”…Cara a cara, ojos cerrados, corazón a corazón…” Nos van a admirar
y aplaudir todos, como en los viejos tiempos. Vamos a relucir y a brillar juntos
nuevamente. Te vas a volver a enamorar de mí y cuando la madrugada llegue a su
momento más oscuro, y falten solo segundos para el amanecer, sabremos que sólo
dos tangos más nos quedarán por delante: “La Yumba” y “La Cumparsita” del
final. Entonces, sólo entonces, me descubriré el rostro para que veas quien
soy. Te vas a quedar sorprendido y sólo Dios sabrá qué me vas a decir.
-¡Negrita,
mi Negra! Emilse querida, qué linda estás. ¿Llegaste bien? ¡Qué alegría verte!.
Qué bueno que ya estés por acá, Emilse, te estaba esperando. ¿Sabés? Siempre te
esperé, solo a vos mi Negrita linda. ¿Me perdonaste Negra? ¿No seguirás enojada
porque me fui, no?
-No,
no, qué voy a seguir enojada ¿no ves que te vine a buscar? Furlán ¿qué hacés
acá?.
-Te
extrañé tanto Emilse querida…
-¿Por qué no volviste más Furlán?
-No
podía Emilse, de acá no se vuelve, una vez que venís te tenés que quedar.
-¿Dónde estamos Furlán? Esto no es el “Pedro
Echagüe” ni el “América del Sud”, yo quería que bailáramos. Me empilché así
para vos, me puse los tacos que te gustan y el camafeo de tu vieja ¿Qué lugares
este, Negrito?
-Vení,
dame la mano, yo te llevo. Mirá, ves allá, por allá, detrás de ese haz de luz
espléndida, hay una gran pista de baile, no estaremos solos, estarán los
amigos, listos para tocar y cantar, Julio, Carlitos, Astor, Aníbal, el Polaco,
Beba y tantos más que nos están esperando. Habrá una gran gala, para recibirte,
donde juntos vamos a danzar en una madrugada que será eterna.
1 comentario:
Esplendido relato!!! Emotivo, tierno y con un final que me emocionó. Grande Analia!!!
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