martes, 27 de mayo de 2014

Marta Becker


                               FINAL Marta Becker

Nos reuníamos cada semana en el hotel alojamiento. Sabíamos que era solamente una cuestión de piel. Aún así, lo seguimos haciendo por bastante tiempo, hasta que nos invadió la rutina, como en los largos matrimonios.
Hoy estamos en la habitación de siempre, una luz tenue ilumina nuestros cuerpos desnudos y el desgano pesa. Del otro lado de la pared se escuchan voces ahogadas, gemidos, un fatigado grito último y luego silencio.
Enciende un cigarrillo, me lo da y prende el suyo. No hablamos. El humo asciende en arabescos. Bebo un sorbo de whisky y espero alguna reacción de su parte.
En la insomne penumbra percibo su nerviosismo. No sabe cómo empezar y no le daré pie para hacerlo, aunque podría tomar yo la iniciativa, total, pensamos lo mismo. Pero una fuerza intrínseca me dice que no debo comenzar.
-Lo nuestro no puede ir más allá… hemos traspasado el paraíso para situarnos en el umbral del aburrimiento, dice.
-Es verdad,  nada nuevo que nos conmueve…
-Tal vez en el tiempo y la distancia nos extrañemos…
-Lo dudo, pero que quede pendiente será una señal…
 Las mujeres se volvieron a reunir después de 20 años.

 

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