POEMAS Juana Rosa Schuster
Desamor
Que
me vaya.
Que
junte las cosas.
Armo
la maleta y acomodo el desamor bajo la ropa.
El
señorito se ha cansado de mí.
Dos
copas vacías descansan sobre el mantel.
Vacías,
las copas, entablan un diálogo.
Las
caricias partidas caen y se pulverizan.
Polvo
agonizante nacido en las voces de aquellos suspiros.
El
sol de Granada ha perdido su brillo.
Moneda
gastada, hace reproches.
Temores
viscerales que no me dejan partir.
Abandonar
la casa que huele a blanca leche tibia.
Tal
vez, cuando no esté, me arme en la mente.
Dicen
en los cortijos que todo lo que se va, permanece.
Que
saque las fotos.
Que
deje el canario.
Que
cierre la puerta.
Que
no diga nada…
Que
me lleve al niño.
El Perdón
Le
perdoné la vida.
Acá
tengo el arma en la mano.
Me
dio mucha pena todo lo que dijo.
Pulsó
en mí los mecanismos de la memoria.
Recordé
cuando jugaba con él, cíclope respetado por todos.
Tiene
muchos años de vida.
Acumuló
sufrimientos en el corral de los acontecimientos.
Calores
infernales, tempestades, lluvias furiosas.
Reumatismo
peculiar por el paso del tiempo.
Quebraduras
en los brazos hechas con mala intención.
Es
amigo de todos, vecinos, paseantes, novios, ancianos.
En
épocas de sequía, nadie le alcanza agua.
Habla
todos los idiomas del mundo.
Es
tan sabio que sabe leer las mentes.
Conoce
el nombre de todas las calles.
¿Para
qué matarlo?
No
está fornido como antes,
tampoco
tan endeble.
Aquí
le dejo el hacha.
Renuncio
como leñador.
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