ASISTENCIA
-Te digo que esta vez es en serio.
-Siempre la misma ansiosa, vos.
-No me siento bien.
-Dejanos terminar de cenar tranquilos.
-¿Nadie me cree?
-Estamos hartos de tus suposiciones.
-No es así. Me duele.
-Me parece que no vamos a comer tranquilos.
-Créanme. Hablo en serio. Cada vez aumenta el malestar.
-Tenés las mejillas rosadas. No pretendas engañarnos.
-Lo juro. No puedo estar sentada.
-¿Es que tampoco vas a dejarnos ver el programa? Queremos saber lo del suicidio del cantante de rock.
-Ayuda, por favor llamen a un médico.
-Sos igual a tu madre. Exagerada en todo. Siempre autoritaria. ¡Basta! ¡Callate! Van a decir a qué hora se ahorcó.
¡Ah! Por favor les suplico. Llévenme a un hospital.
-¿Querés dejar de molestar? Siempre tuviste mal temperamento. Sos una actriz.
-Juro que no. Ya no puedo soportar.
-Desde que Guillermo te dejó, empeoró tu carácter. Nos hubieras hecho caso. Te dijimos que no era para vos.
-¡Ah! ¡Uyyyyy!
Estela, de 16 años, dio a luz a su beba en ese momento, en el piso de la cocina, un lugar polvoriento, donde las únicas desorientadas, fueron las cucarachas, que pululaban por el lugar.
Los que le prestaron ayuda, fueron los perros, que cortaron con sus dientes, el cordón umbilical.
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