LOS SECRETOS DEL MAR
En esta noche sin luna y tormentosa, sólo mi gato nuevo me da compañía a pesar de ser huraño todavía. Lo encontré ayer, perdido entre los médanos.
Miro a través de los cristales observando el mar que despierta sensación de temor.
Mi fantasía me hace ver lomos grises que se elevan para morir en la orilla.
Una exhalación de sorpresa, hace que mi nuevo amigo se oculte detrás de mi grito de asombro.
Hay un hombre frente a las aguas, ¿pero es una persona? No alcanzo a distinguir bien. Estoy a doscientos metros de distancia. Entra lentamente en las entrañas del monstruo.
No me atrevo a salir. Voy hasta el teléfono. Levanto la cabeza y no veo nada. Enciendo mi cigarrillo y me pregunto si las sombras no me jugaron una mala pasada.
Sin embargo, tenía forma de persona. Al menos, creo haber visto la cabeza.
Vuelvo a tomar el auricular. Del otro lado, una voz dubitativa, me dice que tengo que tener más datos para iniciar un procedimiento. - Usted sabe; el mal tiempo complica todo y no tenemos datos seguros. Mucha gente llama en noches como ésta.
Me acerco al vidrio del ventanal otra vez. La escena se repite. Solo que ahora parecería una mujer. Mira las olas rugientes que se precipitan al borde y penetra.
El viento azota ramas, tallos de plantas silvestres, troncos. Puedo estar equivocada.
No puedo conciliar el sueño. A las cuatro de la mañana miro con atención. Los coches de la policía se están retirando. Me pregunto cómo no los escuche. Tal vez, dormía de a ratos.
Enciendo el televisor después de un desayuno en horas poco usuales. Hablan de una mujer encontrada sin vida. Todo gira a mí alrededor. La foto muestra que soy yo.
La locutora dice que había un gato que no podían apartar del cuerpo. El animal maullaba con desesperación. Se extravió corriendo detrás de la ambulancia.
En esta noche sin luna y tormentosa, sólo mi gato nuevo me da compañía a pesar de ser huraño todavía. Lo encontré ayer, perdido entre los médanos.
Miro a través de los cristales observando el mar que despierta sensación de temor.
Mi fantasía me hace ver lomos grises que se elevan para morir en la orilla.
Una exhalación de sorpresa, hace que mi nuevo amigo se oculte detrás de mi grito de asombro.
Hay un hombre frente a las aguas, ¿pero es una persona? No alcanzo a distinguir bien. Estoy a doscientos metros de distancia. Entra lentamente en las entrañas del monstruo.
No me atrevo a salir. Voy hasta el teléfono. Levanto la cabeza y no veo nada. Enciendo mi cigarrillo y me pregunto si las sombras no me jugaron una mala pasada.
Sin embargo, tenía forma de persona. Al menos, creo haber visto la cabeza.
Vuelvo a tomar el auricular. Del otro lado, una voz dubitativa, me dice que tengo que tener más datos para iniciar un procedimiento. - Usted sabe; el mal tiempo complica todo y no tenemos datos seguros. Mucha gente llama en noches como ésta.
Me acerco al vidrio del ventanal otra vez. La escena se repite. Solo que ahora parecería una mujer. Mira las olas rugientes que se precipitan al borde y penetra.
El viento azota ramas, tallos de plantas silvestres, troncos. Puedo estar equivocada.
No puedo conciliar el sueño. A las cuatro de la mañana miro con atención. Los coches de la policía se están retirando. Me pregunto cómo no los escuche. Tal vez, dormía de a ratos.
Enciendo el televisor después de un desayuno en horas poco usuales. Hablan de una mujer encontrada sin vida. Todo gira a mí alrededor. La foto muestra que soy yo.
La locutora dice que había un gato que no podían apartar del cuerpo. El animal maullaba con desesperación. Se extravió corriendo detrás de la ambulancia.
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